Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Con sus Ariadnas rampantes
todo héroe de un hilo
pende y del posible asilo,
eso dijo Pi-Radiantes,
por caballero me enfilo.

 

No sé por qué causa enfilo
hacia temas espinosos
cuando les hablo a mocosos
de los tiempos del vinilo.
Les son cosas de latosos.​

 

Cuando se ponen latosos
no me inspira el escribir
pues les gusta hacer destrozos
aunque a veces son chistosos
y hasta me pongo a reír.​

 

Yo no paro de reír
con las quintillas que leo,
son mejores que un tebeo.
¿De risa puedo morir?
Díganme, aunque no lo creo.


​

 

A grandes velocidades
discurren estas quintillas,
las décimas hacen millas
como las liras verdades
aunque no son tan sencillas.

 

No es que son rimas sencillas
es que son originales
hechas por vates geniales
que apenan tienen rencillas
ni necesitan avales.

 

No precisamos avales
para nuestras vacuidades.
Esto es casi las bondades
de cuando éramos chavales
absortos en nimiedades.​

 

Si bien las partes decaen
-las del cuerpo, me refiero-
el ánimo sigue fiero
por más que los años traen
un leve exceso de cuero.​

 

Tengo una prenda de cuero
que en el armario reposa
y es una cuestión curiosa
que no salga del ropero,
pesaba como una losa.

 

Nombrar la palabra losa
me saca de mis casillas
y me viene de perillas
pues nunca fue buena cosa
y menos en las quintillas

 

Veo que arden las quintillas.
¡Qué cadenas imparables
se forman cuando los cables
se nos pelan como ardillas
con bellotas formidables!​

 

Las quintillas formidables
van rápidas en sus cables;
en menos que canta un gallo,
a las décimas amables
les dirán: sois mi vasallo.

 

!Ay que ver qué buen vasallo
si hoy hubiera un gran señor
no desleal, con honor
este no vale un carallo
ni es tampoco un Buen Pastor

 

De ovejas es un pastor;
nada que ver con antaño
que debajo de un castaño
ya no escucha el transistor,
por blutuz cuida el rebaño.

 

La conducta del rebaño
los políticos la aplican
la gente ignorando el daño
hacen lo que les indican
yo me salgo de ermitaño.

 

Cuasimodo era ermitaño.
Dormía dentro de un caño
en Notre Dám, bien arriba.
Por las noches, siempre iba
a un bar, con aire de huraño.​

 

El saber disimular
es vital en tu trabajo
hasta el primer golpe bajo
donde toca espabilar
...y los mandas al carajo

 

¿De dónde viene “carajo”?
¿Del semblante maloliente
por la práctica insistente
de untarse el rostro con ajo?
¿Cuál es su cuna indecente?​

 

No es que sea lo indecente
lo importante del carajo,
ir al carajo es trabajo
que fastidia enormemente
si viene el aire de abajo

 

Mi vecina, la de abajo,
tiene un niño impertinente;
por la noche está consciente
y no concede relajo
con su ruido permanente.

 

¿Y qué ruido es permanente?
¿El de aquel que no durmió,
o porque nunca mermó?
El interno, el de tu mente,
¿porque nada comprendió?​

 

Alguno no comprendió
la lección del otro día,
“si estudias mejor te iría”
el profesor le espetó
…y el diputado reía

 

Mi hermanastro era el Sarasa
aunque ahora lo ha perdido;
hay veces en que esto pasa,
empieza en tono de guasa
y acabas con apellido*.​

*True story. Curioso que en portugués el "apellido" es nuestro apodo o sobrenombre, mientras que "sobrenombre" en portugés es nuestro apellido.

 

Le damos hasta mañana.

 

Arreglado, Maramín, Cyrano, tuve un despiste