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Viendo entradas en la categoría: GENERALES

  • José Valverde Yuste


    Con un bocado al silencio
    despierta el sol de su letargo
    serpientes se asoman al abismo de la luz
    mientras la noche se disuelve en la ceniza
    de la sombra en el jardín.

    Despierta mi sueño
    con velocidad de primavera
    contemplando entre brazos de agua y sal
    flores que desahucian la calma
    con sus sonrisas fértiles.

    El verde se quita su capa de perlas
    en medio de libertinos ojos,
    párpados llenos de brotes de Edén
    que hacen llorar al mar.

    Yo, con la vista serpenteante en la bahía
    guardo mis sueños en un sol
    cuyas luces abrazan
    la garganta de la mañana
    adornados de un clamor que nace mudo,
    como si las puertas de la vida
    se preñasen de cielo.
  • José Valverde Yuste



    Tú no existes, te desnuda el tiempo
    en el frío de la loma vecina
    con su lento azote,
    el manto blanco cubre la grama
    un rayo de luna fue rompiendo el velo.

    Como tragos de días lloran las desoladas cepas
    firmando los consentimientos
    en la arena de tu piel
    guardando en sus brazos un cielo sin sol.

    Las aves se esconden bajo los ramajes
    que abrigan tu sueño, sin ropas ni prisas,
    atravesando el valle
    como un relámpago desnudo.

    El silencio brama en la lengua
    del cauce del río,
    dulce ruido que despeina al viento
    entre sudores y escarchas
    sintiendo el frío entre muslos desvestidos,
    implorando a la luz que llegue la noche.

    Anestesia en cuerpos desgastados
    con matices de cristal fragmentado
    por azadones que besan tus manos
    enraizadas en higueras donde la tierra
    es una habitación que habla.

    Hoy el sol, al amanecer, pinta su trazo
    en un lienzo despoblado
    como ojos de un río que fluye sin soplo de mar;
    mañana pasarás desnudo como los días
    que llegan, aunque a veces no se ven.


    ©José Valverde Yuste

    Dedicado a los agricultores del valle donde yo nací.
  • José Valverde Yuste


    El asfalto tose un gris sediento
    y la ciudad vomita neón.
    La naturaleza, herida, sangra lento,
    los árboles gritan con follaje ausente
    cuando la tarde no es más que un recuerdo
    que ya no cierra el iris, se retuerce.

    Mientras, el concreto sueña eternamente,
    las torres murmuran un himno frío,
    nosotros, autómatas programables,
    vagamos por calles incoloras, camuflados,
    cantan las campanas el duelo de la rosa
    escondida en su semilla.

    Mezclados con aire denso,
    simulando el nicho de anélidos
    dónde está el polen hablando con el futuro,
    entre pájaros enjaulados
    al son del macabro retroceso
    del vals que flota en ácido fluido,
    deambulamos entre olivares que ya no besan
    doblan sus ramas por los muertos.

    La sinfonía de la muerte inminente
    final que nadie escucha,
    mientras la ciudad, indiferente,
    entre latidos de metales y acero,
    en el bullicio, se apaga en el tiempo,
    bajo el velo de la desolación
    y el desconsuelo.

    ©José Valverde Yuste
    A Zulma Martínez le gusta esto.
  • José Valverde Yuste



    Ya no calla el poema entre mis dedos
    ni se calma el silencio con el canto,
    es una estación efímera,
    un desconsuelo incontrolado
    ese instante lleno de muertos en la tinta.

    Esos días largos, vacíos,
    que convulsionan en un ataúd sin anclaje,
    los suburbios del subsuelo
    gritando al papel ennegrecido,
    iracundo en mi pensar, solitario,
    lleno de árboles, sin raíces,
    con ríos sin afluentes.

    Peregrinaje hacia la opacidad del pensamiento,
    gris estancia de palabras encarceladas
    dónde reposa la lucidez
    en una cama llena de estalactitas.

    Desencuentros entre palabras
    que borran la tierra de las manos
    usurpando lo experimentado en años de hambre.

    Excavando en los anales de la memoria,
    sucumbiendo a los resquicios
    cuando la inspiración era juez y ley, sombra y luz
    en este desierto donde ni el alba quiere vivir.

    ©José Valverde Yuste
  • José Valverde Yuste


    Aquella niebla oculta
    que levanta al día
    no habla de silencios
    ni palabras apretujadas
    que vigilan al viento.

    Llama a la luz de la sombra,
    al epitafio no escrito
    entre inundaciones de alma
    que al fuego purifica
    extinguiendo cielos
    que crujen ante nuestros ojos.

    Soliloquio de alto verbo
    entre nupcias y desavenencias
    regresaré al fulgor
    buscando en sus lenguas mi verdad.

    Me disipo entre sus brazos
    y con la fuerza que el crisol me ha dado
    este cuerpo de tierra alumbrado
    vuela majestuoso hasta que florezcan
    las manos frías, la aurora de la nueva voz.

    ©José Valverde Yuste
  • José Valverde Yuste


    En jaula de cristal transpira el sol,
    su esencia se escapa pura y radiante,
    luz quemada que marchita el presente,
    un universo entero en su corola encierra.

    Un sol inclemente,
    un ardiente rosario en la hoguera del ser,
    la carne se quiebra en esta geometría inclinada
    de líneas curvas, sin conciencia lúcida.

    En la ventana, un poniente
    que enciende la soledad,
    un espejismo en la apariencia pura
    de un torbellino,
    eco rojo de un día que se ausenta,
    un abismo que busca un significado
    en la luz efímera.

    Una voz plegada en cada arruga
    del día, albor que en el cielo se extiende,
    nos atan cadenas a una agonía sin límite.

    Los poros lloran con su lenguaje antiguo,
    la piel se abre al sol que besa,
    un horno de furia desmedida
    se funde y se quiebra, en esta fragua
    con el yo descompuesto.

    El levante apagará esta llama voraz
    o me dejará en cenizas,
    impávido, ausente,
    con el túnel lleno de sombras.

    ©José Valverde Yuste

    El terral es un viento muy cálido, típico de Málaga, que viene del interior y que eleva las temperaturas hasta los 40 grados centígrados.
    A Poeta en Silencio le gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    Me apropio las ganas de luchar
    del corazón,
    del día dispuesto a regalar la alegría del verso,
    apósito que cura las heridas,
    elixir de la fragancia de la luna
    cuando duerme.


    ¡Qué hermosa me parece la mañana
    cuando canta
    con sonrisa
    que desafía a las estrellas
    con su cara todavía inmadura.

    En un cielo prematuramente abierto,
    teñido de tul,
    que observa desde la llama profunda
    como emerge el aliento de la tierra.


    Estructura de lengua arrebolada,
    sentimientos de invierno que no sufre,
    luz que refresca lo oculto
    en un corazón que late
    dentro de una vida entera.


    Recelo de sangre en lozanía,
    juventud de arteria adscrita
    a la desnudez del espejo, a un sábado de grietas
    que espera descifrar la huella del poema
    cuando ladra el abismo en la mañana
    y bebo de su hilo descompuesto.


    ©José Valverde Yuste
    A Zulma Martínez y Rosa Reeder les gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    Llega la primavera
    pintando cielos con sed de alegría,
    extendiendo el alivio
    profundo de la ternura
    en el meandro del río
    que se desnuda al reflejo de la flor
    ante la nueva vida.

    Llanto atado por rayos de colores
    que se bifurcan en la quietud
    de un campo atemporal,
    aire con sabor a pétalo
    trenza de brisa entre las verdes ramas.

    Llena de palabras la luz,
    ansía los rayos
    del perfume de la flor,
    los define con matices de palabras
    llenas de aire,
    en el germen de la matriz principal
    donde se despierta el cáliz de lo vivo.

    Es un bálsamo, esquiva la soledad,
    la cubre de existencia
    en su último aliento de risa,
    espiritual gozo
    lleno de fuerzas latentes,
    respuestas más allá de los sueños
    más allá de los tiempos
    cuando llega palpitante.

    Valle esplendoroso
    que destierra al abismo,
    prado con caricia llena de día,
    laberinto de verdades desveladas
    donde la mirada del silencio se desvanece
    entre prados y flores.

    Tal vez el amor es una promesa
    que no ha aprendido a morir
    cuando las miradas huyen
    de lo por llegar,
    en la bondad del pétalo de la rosa.

    ©José Valverde Yuste
    A Rosa Reeder le gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    No se quema la bala con el llanto,
    hay vidas evaporadas
    en fragmentos de metralla
    ocultos entre niebla sin rastro
    sobre ciénaga envuelta en dolor,
    desolado paisaje volando hacia lo eterno,
    donde los ecos de mis sueños
    se ahogan en silencio.

    Vestigios de último aliento
    adherido a palabras descompuestas
    en lenguas desgajadas de abominable himen,
    lágrimas desvanecidas en las mareas
    de los falsos rezos.

    Exterminadores que no enseñan nada,
    holocaustos de sangre derramada en tierra seca,
    breve tiempo en hoguera de voces apagadas
    en las sombras de un mundo olvidado.

    Oración perpetua que se eleva
    como incienso a la divinidad del pecado,
    orando entre cadáveres velados por nubes
    desolados, sin rostro;
    se pierden en la marea de trazo débil
    entre las polillas en la luz de la madera
    que se desvanece.

    Vidas mustias flotando como sombras
    adheridas a un tiempo cansado,
    inexorable paso a un mar sagrado
    que sostiene el instante
    en ojos de infinito dolor y rojo clavel
    que deslumbra la brevedad del mundo y su luz
    que siempre vuelve a resurgir de sus cloacas.

    Églogas del tiempo,
    sándalo disipado en grandes zanjas
    llenas de cuerpos frágiles en silencios sagrados
    que entran en sus rendijas.

    Enjaulada la vida
    en sus más frías costuras
    caminando sobre cosas donde las confesiones
    son la luz que tamiza la brevedad del cáliz,
    las sombras se tragan mis gritos
    donde fallece el pulso de la existencia
    expandida por el vacío.

    ©José Valverde Yuste
  • José Valverde Yuste


    Soy una nube que no abdica
    ante un viento de pupilas claras
    en medio de una tempestad
    llena de alquitrán
    en tránsito de descomposición.

    Esqueleto que resiste a los siglos
    y derrumba el tormento de la nostalgia,
    en un corazón que sangra ante el espejo,
    herido, en un hondo lamento
    como un lienzo sin paleta que mostrar.

    Mis huesos son la carcoma
    de un maniquí embriagado
    en delirios de su propia sangre
    bajo una noche de pensamientos
    de velada débil.

    Hay en mí un poco de huracán ahogado
    náufrago buscando un hueco en una playa
    donde el agridulce frío del alma
    ya no sienta dolor.

    El lamento de un sueño bañado
    en un último temblor huidizo,
    la duda del corazón es mi luz
    y el grito del silencio mi destino.

    Entendí, al fin,
    que no hay luz sin sombra,
    ni risa plena
    sin un llanto oculto.
    A Bernardo de Valbuena le gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    AUTOR: JOSÉ VALVERDE YUSTE
    TÍTULO: LA ADOLESCENCIA
    PAÍS: MÁLAGA/ ESPAÑA

    Un tiempo de horas inconclusas
    de reloj descubriendo las horas
    mirada brillante, perdida
    en abismo de suspiro impuro.

    Flor que desafía el latido de la prisión
    con un brote de sueños
    en un anemómetro sin usar
    aferrado a un viento sin clemencia
    cuando despierta la mañana.

    Naciente cometa en alborada,
    un estruendo de luz ceñido a la garganta
    que se aferra a la solana de la vida,
    tormenta tocando un trozo de cielo
    ante un silencio que grita.

    El zumo de la inocencia
    adherido a un suspiro azul
    sobre una mirada de infinito contraste
    ante una incertidumbre aún sin oxidar.

    Cuando el arcoíris de la alegría
    ondea en la sangre embriagada
    tiempo de privilegios en la piel
    ante la voluntad de la caricia
    y el estigma acalorado del deseo.
  • José Valverde Yuste


    AUTOR: JOSÉ VALVERDE YUSTE
    TÍTULO: AL BORDE DEL INFINITO
    PAÍS: MÁLAGA/ ESPAÑA

    Al borde del infinito
    donde todo se expande
    surge un resquicio de sombra
    que aturde a la luz.

    Un mundo
    entre el ser y la nada
    agoniza y resucita
    en la ausencia del tiempo.

    Una semilla de cálidos suspiros
    rememora el suave morir del destino
    en la memoria de los hechos sin ojos.

    Reverdece el temblor
    la voluntad se acostumbra a la ausencia
    y brota la luz entre las sombras.
    A Pi-Radianes le gusta esto.
  • José Valverde Yuste


    AUTOR: JOSÉ VALVERDE YUSTE
    TÍTULO: NOCHE DESTILADA EN VIENTRE
    PAÍS: MÁLAGA/ ESPAÑA

    Esa noche destilada
    no tiene luz en su vientre
    ni nacen primaveras de su ombligo.

    Noche con ojos sin raíces,
    adónde vas temerosa y cauta
    ¿En qué época de tu primavera
    florece tu flor nueva?

    Pétalos se deslizan
    por tu piel de mañana,
    sendas abiertas
    con lúcidos crisantemos
    levantan tu pecho al frío.

    En la transparencia de la luna,
    amaneceres abiertos
    a la luz del valle
    en oleadas de terremoto
    siguen el designio de la corriente
    buscando el puerto sin sombra.
  • José Valverde Yuste
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    Andando por estadios del tiempo
    en rostro cubierto por caminos de grava
    golpeando a la luna
    y maldiciendo al sol.


    Mas este tiempo efímero, de garbanzo en boca
    y lana de oveja de suavidad indescifrable
    destroza el pensamiento en su esencia
    como viento en canal u ola que vuela.


    Enmarañado en tela de arena
    cosiendo días,
    sílfides me acompañan en cuevas oscuras.


    También hay soles que aman la vida
    y víboras reptadoras impuras,
    caminos de velas en dirección a ninguna parte.


    Dueña del dintel donde se asoma el aire herido
    como flor de piedra eterna
    cuchillo sonriente en su día
    existencia de mano alzada.


    Tiembla la calle sin fuerza
    un escalofrío le besa la respiración
    donde se oculta el olvido.


    Entonces supe que estabas en mí
    hermosa y alada
    comiendo en mí
    como la casa en ruina besa al prado.


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    https://josevalverdeyuste.blogspot.com/

    http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/jose-valverde-yuste.118385/
    A Pi-Radianes, Maramin y El nick les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Cuando me tienta la realidad
    en sus diversas formas
    despiertan mis pesares como alas silentes
    utopías de espiral de memoria.


    Violines de sentido común
    con herpes escondidas,
    montículos de partituras de manantial
    brotando entre muros que cierran la selva.


    Descifrar desfiladeros llenos de fosos
    donde planean águilas de cielo minúsculo
    mezcladas con alcobas de estatuas adormecidas
    donde los fantasmas gritan en coro.


    Amamantar sangre aderezada con llantos
    de efemérides que no saben qué celebran
    rutinas vilipendiadas por el tiempo
    egos absortos en sus memorias.


    Testigos de humildes ruegos caminando
    por vías pedregosas, diosas en crepúsculos de neón
    envueltas en polvos de juventud
    es como arroyo donde acaba la vida.


    Sentencia de lumbre apagada
    de verdades cubiertas de polvo
    de mentiras alzadas en tronos
    caminar con viento
    aunque yo esté del otro lado.