-
Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"Cerrar notificación
!!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!
Viendo entradas en la categoría: AMOR
-
Cuando me nombras
siento en el desgarro de tu voz,
la llamada de tus arterias,
me voy de viaje a tus ojos
que me desnudan como ola tenebrosa.
Siento la desnudez del alma
donde nace la sangre,
ese sangre me atrapa
con sus felinos dedos
me lleva de paseo
donde la sombra perece.
Con todo el mar en tu mirada
y las pupilas de un sueño de arrebol
en el horizonte,
entre balanceos de abrazos flotantes
se empaña la marea entre mis dientes.
Soy llama donde florece la vida,
espejo cóncavo donde el seísmo de la noche
que bebe de tus labios, grita,
y el frío se convierte en manto de luz.
Un pétalo de llamas húmedas
en la boca del viento.
Cuando las tardes doradas
sazonan la piel, el brillo de tus ojos
se viste de risa y el ruido del mundo
es la delicadeza de un pájaro en mis manos.
©José Valverde Yuste -
Muro henchido de felicidad,
cárcel de árboles sin espinas,
colinas tendidas al sol ,
al fondo del cañón
manto de luz que destella la sombra
confuso sin consistencia.
Piano que suena en delicada cabeza,
una nota en selva de surtidores
regando nuevos sueños,
una tecla que anda suelta
en una rendija de piano difuso
en la inmortalidad de una vida
de esplendor sin lágrima.
Rueda de molino abocada a la felicidad,
en tu boca escribo un amor
de sábanas de perfume,
en tu lengua el salmo
donde crece el infierno de fuego lleno
y tus dientes, piedra hecha del sol del mediodía
es la puerta de la rutina del beso,
esa pasión de picadura de abeja
amamantada con polen de vida.
No hay lágrimas marchitas en tu vida,
sólo bienestar y dicha,
jugo sazonador de letrina
alabando el gozo de las pestañas
que abandonan el invierno,
encontrando palabras ávidas y firmes
en un mundo de sueños completo.
¡Oh, clamoroso amor de vida plena!
vigorosa espuma que vuelas hasta mi nido
calla el murmullo de anocheceres
de lento amanecer,
dame fuerza para llegar a ser la mirada
que calma tu furia.
Húmedo néctar recorriendo el cuerpo
de sudores lleno, resbalando sobre piel
de bruma de pétalo,
caracoles babeando dentro de la casa,
trigales balanceando su sed insaciable
de cuerpo en melena desbocado.
Llévame hasta ese manjar
de dicha eterna, méceme con él,
en el aire de los amores
que llegan a buen puerto
y seremos eternamente jugos
que refresquen por siempre
nuestros sentimientos. -
Corazón herido de ayer
aborto de sombras, una ilusión apagada
en cuerpos que fueron fuego, ahora cenizas son
buscando el abrazo en la luz que los enfrenta.
Dolor maestro de cruel lección
dejando huellas de cicatrices en el alma
ojos empañados en océanos de tristeza,
yerto balbuceo en toallas de alma quieta.
Hemos cruzado universos
sobre caminos desconocidos
dejando huellas profundas en pena rota,
estrellas sin galaxia donde el amor se detiene
y las raíces ahogan la luz que no llega.
Hemos navegado en cometas celestiales
de fuego extinguido, donde expira
la temprana voz nocturna
sin dejar rastro del universo
donde sin luz lloran sol y luna.
Hemos olvidado los húmedos incendios
entre muros de angustia,
las raíces ahogaban la savia ya no llegan,
aíslan los sueños, aunque duela el suelo.
Montañas que miraban al cielo
se han convertido en la majestuosidad
que guarda el desvelo, que abraza al dolor
y el lirio maduro está floreciendo en el duelo.
©José Valverde Yuste
-
¡Oh, burbuja en el jardín
donde la luz se oculta,
pistilo neblinoso desvanecido
entre sueños y éxtasis
cuando el polen reluce
en el abismo que engulle
al renacer sombrío.
Entre pliegues brotan las rosas
sobre torrentes y relámpagos
y las furibundas llamas
trepan por los caminos salvajes
donde las venas son todo temblor
encandiladas por el rocío
que brota de las profundidades.
Vientos huracanados, inquietos
en hoja desnuda de envés, asomados al balcón,
donde dos cuerpos con diez ojos de luz
trepan en alud continuo.
Cuando lo que todos desean se afana
en ocultarse tras la sombra arraigada
en vasta llanura, de largo trecho,
entre linderos atrapados por veneros
que extienden el gozo
por la permanente rigidez del iris.
Luz en imágenes distantes,
ausencia de abejas de comunión en brasa,
rutas atrapadas en pliegues como candor
de mariposa inocente
sobrevolando la luz del umbral
donde nada se agota, es imperecedero,
como dios en su grandeza.
Ríos de fragancia anclados en playa
y yo muriendo en esta guerra
de explosiones donde la llama
muere dentro en un profundo silencio.
©José Valverde Yuste -
Voy a tu cuerpo como río al mar
cómo pájaro a su nido,
cómo brota el agua de las montañas
sin cesar, entre surcos.
Voy de mis pesares a tu dicha
bajando al pozo
donde se pierde el horizonte azul
entre laudos y cascabeles
cómo tango con concertina.
Porque tú cuerpo es tallo y relámpago,
tempestad y calma,
oasis de sed donde se desploman los delfines
y las aureolas de tus montes
calcinan las nieves del invierno
floreciendo las primaveras.
Entre tu cintura y el pliegue de tus párpados
vuelan golondrinas
y orquídeas florecen en su jugo
fragmentos de brillo despiertan la solitaria sombra.
Arqueando sobre tu flor
me siento despeñar por el valle donde nace la luz
y allí, en silencio, a la espera de lo habitable
mi corazón descansa entre musgo desnudo
que alimenta al lirio en verano
cuando se enciende con afán
la promesa que consuela al alma.
©José Valverde YusteA El nick le gusta esto. -
Déjame cruzar el límite de los suspiros,
redefinir las fronteras de la existencia,
desvanecer el efluvio de la fuente
buscando en la cascada
el otro borde de la pasión.
Déjame volar entre tus valles alados,
extender mis alas donde reinan las olas,
trazar las líneas a través de los sueños
sobre tu ropa mojada.
El reino de la lujuria fluye
en un hilo líquido al otro lado del agua
extendido hacia donde la pluma traza
su viaje sinuoso y lento
en la cola de los ojos.
Un tapiz de altos y bajos
adentrándose en tierras invisibles,
en espacios intermedios,
buscando en la cascada
el otro borde de la pasión.
Soplan las brisas salvajes
donde el tiempo pierde su flujo
en esta vasta y sagrada savia
llena de pliegues de seda
todo es raudal de dicha,
mórbido enjambre de relámpagos.
©José Valverde Yuste
-
Voy a vocear tu nombre
en la soledad perdida de tu escote,
como si anidara el anochecer
entre tus párpados
y pudiera sembrar mis miedos
en la luz de un relámpago acostado
entre tus pupilas vestidas de noche.
Hoy quiero hablar
con la tristeza de tu soledad
como un ángel con alas simples
y luciérnagas recién aparecidas.
Me inclino, en ese instante,
titilando a velocidad de lucero,
mi sangre entre auroras se despliega
sobre la almohada y se convierte
en un placer que emana
de la oscuridad a tientas.
Hoy las voces del amor
son fuego sin misericordia,
latido de aliento,
verso que renace en la luz del presente
y mueren en el recuerdo
de la manzana mordida.
©José Valverde YusteA Zulma Martínez le gusta esto. -
En las tardes de largas sombras
alargo mis redes
donde se agolpan las fibras del corazón
y el prado florece a grito lleno.
Miro tus ojos profundos,
como una raíz hundida,
donde los sueños fluyen y refluyen
extendidos hacia la suave luz de la marea
en olas arqueadas sin aliento.
Con hilos de anhelo, tejidos
con lo que sobra del alma,
capturo tu voz interior
cuando el sol se esconde
pintando olas de oro
que esperan atrapar
los secretos albergados
en el hambre de tus venas.
Comparto mi pecho abierto en canal
y siento el peso
de las profundidades de tus aguas.
En tus pulmones, llenos de mí,
respiro la fragancia de tu amor,
un rubor de rosa,
un clavel desbordado de pasión
en un mar sin límites.
Un arroyo nacido de la lluvia
de un cielo que nace suplicando,
una nota silenciosa a su pétalo,
un caótico crujido, breve y fugaz.
En estos momentos tiernos
el tiempo se detiene en tus alas abiertas,
el calor te encrespa,
los bordes levantan sus brasas
junto a un latido pintado
en un cuerpo todo lleno de tormenta.
En el fondo del anhelo
se baña el resplandor,
busco los matices de tu esencia
y surgen flores en racimo
donde se evapora la escarcha.
@José Valverde Yuste -
En la bruma, donde las nubes
flotan entre palabras
que emprenden el vuelo
surge un abismo de lirios
acompasados con sílabas
de un blanco suspiro.
Penetra donde la flor sin tierra crece
buscando la alborada sin prisa,
se oculta en la sombra vana de un lecho
donde los deseos se cobijan en el sol
de tus ojos y buscan la orilla.
Allí me espera
el verbo inmaculado
todo lleno de ventanas
con vaho de rocío de azucena.
Mi alma siembra un pétalo desnudo
en la mitad de tu jardín,
me pierdo en tu cielo,
en sangre dulce de un rocío
que nace en la piel.
En el suelo de una playa desierta
sucumbe la marea con perfume
de orquídea en párpados
aún llenos de espuma.
©José Valverde Yuste -
Este amor de armario
vestido con pétalos que no envejecen
aguarda ese viento con aroma a nube
y niebla rendida al sol.
Esa memoria vive
en el límite del deseo
donde navega la adolescencia
mirando al cielo lleno de viento.
Deja la llaga
que tatúa en el aire el lamento,
luz que destierra las sombras funestas
más allá de los límites de la ladera
donde mi cuerpo duda.
Hay tierras que jamás se alcanzan,
territorios que no callan jamás,
entre susurros celestiales
y el silencio que todo abraza,
buscan las huellas borradas tras de mí
con los párpados cerrados.
La mirada, vacía, me observa
en este viaje de sombras quebradizas
la hiedra ya no mora
vuela en la altura del recuerdo.
¿Es sueño o eterna melodía
esa sombra que la brisa arrastra?.
Efímera aunque intangible,
su esencia en nuestra memoria queda.
Al tocarla se desvanece en el armario
donde el aroma fenece.
©José Valverde YusteA Poeta en Silencio y El nick les gusta esto. -
De un sitio innombrable, el amor brota
como una violenta luz,
un crujido en la hebra del rocío,
la raíz profunda de la mar
en las primeras savias
de una naciente primavera.
Estaba quieta la mar,
de espejo desprovista,
buscando la luz de la flor,
un deseo encadenado al placer,
resplandor de un corazón
que asciende al gozo efímero
del primer anclaje de la rosa.
La piel de la aurora
tiembla al roce agudo,
al mordisco tenaz,
susurro suave sobre el filo, puntiagudo.
Un caudal fluye como cascada en la ladera,
canta el jilguero ante pétalos
desprovistos de vestido,
se rompen los límites,
se hunden las yemas de los dedos,
la sangre brota, se aloja la pasión,
un pulso salvaje, visceral,
sobre aquel abismo ya sin altar.
El primer alivio de la piedra fría,
la sed condenada al tacto crudo,
se liberan las cadenas de sus espinas.
Un gemido que estaba callado,
despierta el consuelo de la arista,
un temblor refulge en un espíritu cautivo,
la lengua anhela el sabor de un ciclo completo.
El amor se derrama en un torrente salvaje,
en un rugido oculto en un portal,
sigilosos latidos de un hálito ancestral,
arboledas que en su verdor invitan al cambio,
gritos de voz temblorosa, empezar de cero
una nueva vida con su alborada
empieza a brillar.
©José Valverde YusteA Bernardo de Valbuena le gusta esto. -
Bajo un cielo que llora contemplo el mar,
percibo titilantes abrazos de un aroma a zulo
que despierta con la brisa marina
sin encender aún la luz que calienta la aurora.
Bebedor de niebla y sombras
me envuelve el manto de cristal
cuando se enciende la llama que sangra
y me atrapa la mañana sin risa.
Místico insaciable
busco otras verdades en la oscuridad,
en cada sorbo de crepúsculo que me absorbe
con su puerta abierta de bastardos disfraces
que ansía hallar la respuesta al existir.
¿Qué hay en la otra sombra?
Me envenena el aroma
a flores huérfanas
cuando buscan el consuelo
ávidas de caricias en amaneceres
de clamor silencioso
llenos de ventanas sin resquicio.
Antes de ver la luz,
en este caótico mundo
de soledades prescritas
me desnudo ante el eterno invierno
que ha de llegar con su luz oculta.
©José Valverde YusteA Pedro Olvera le gusta esto. -
Miro las hojas caer sobre la tierra desnuda,
sus destellos peregrinan por las fotos
de nuestra nostalgia, desnudando amores,
volando sobre valles donde mis ansias florecen
entre sinsabores con pedigrí
en una oquedad de labios secos.
Siento tu amor convaleciente
volando a los bordes mágicos
donde la noche se entrega,
entre rutilantes espasmos de pared
gritando en momentos de angustia,
en lomas de estío temprano
donde el ardor suave del sol declina
en cuevas ocultas donde florece la vida.
Cansado de ver espuma en la fruta prohibida,
manada sobre el pecado donde repta la serpiente,
entre el manzano rodeado de falacias tormentosas,
enfoques de pupila extraviados
en laberintos en un jardín sin dueño,
salto al abismo
de la monstruosidad que presides
sacudiendo las raíces donde la tempestad
se vuelve molino que orada la simiente
donde picotean las ánimas iracundas.
Percibo tu angustia,
ávida de visualizar explosiones de arcoíris
en abanicos gigantes
construyendo una mansión en los torbellinos,
donde descansa este infierno
de espejos perversos
a través de montañas dirigidas a tu cielo.
Cuando vas sin atuendo,
y desnudas tu esencia de alberca de sal,
metáfora abierta en ojos cerrados,
caminando por baches ocultos
esos donde el cisne socava la escarcha
en tu ávida boca donde se desteje la noche
en tu maremoto de claridad incierta
mis pupilas extraviadas se iluminan con
aquello que me libera y te pertenece.
En esos momentos donde planeo
sobre tu pliegue en fauna de ilusiones
con brillo que enciende la estrella
en un océano lleno de sueños
donde mi mundo se desdibuja
llenando tu existencia de aquello
que me eleva hacia el cielo.
©José Valverde YusteA Poeta en Silencio y Zulma Martínez les gusta esto. -
En el rostro ambarino de la tarde
reposa mi amor,
recuerdos vestidos con pétalos
que no envejecen, solo aguardan al viento
que les devuelva su esencia
bajo un cielo que no respira
defraudado y triste.
Su aroma pervive sobre llanuras
de labios mudos, sin travesía, llenos de fríos ojos
donde muere el deseo en la orilla,
en ese lugar se transforma la indefensa ola
en brazo abandonado.
Quiero enredarme de nuevo
en la lisa corteza de los abetos,
en las ubres de las circunferencias
sobre aquel tiempo de promesas vagabundas
en la proa de los malecones.
Garganta de ingenuo margen
vibra donde no hay caminos
ni límites en los bordes de la hoguera
al igual que cuando éramos adolescentes
se escapaba el aroma de los besos
entre la libertad del viento.
Promesas vagabundas en el desnudo
de la estrella que brilla en tu pecho
esperando el temblor de la dunas de tu mirada,
lince en el fuego del trueno,
cuando me abrazas bajo los luceros
y se desliza la magia ante la desnudez
de lo indefenso.
Amor que se viste de primavera
en la bahía donde las olas rugen
surcando las venas de las pasiones
como sombras secas de rosas
en las páginas de un libro.
Rincón oscuro en el camino secreto,
ese que te envuelve con los deseos
de los truenos cuando la lluvia
pernocta en el lienzo sin mediar palabra.
©José Valverde Yuste -
Bajo un cielo que llora contemplo el mar
percibo titilantes abrazos de un aroma a zulo
que despierta con la brisa marina
sin encender aún la luz que calienta la aurora.
Bebedor de niebla y sombras
me envuelve el manto de cristal
cuando se enciende la llama que sangra
y me atrapa la mañana sin risa.
Místico insaciable
busco otras verdades en la oscuridad,
en cada sorbo de crepúsculo
que me absorbe con su puerta abierta
de bastardos disfraces
que ansía hallar la respuesta al existir.
¿Qué hay en la otra sombra?
Me envenena el aroma
a flores huérfanas
cuando buscan el consuelo
ávidas de caricias en amaneceres
de clamor silencioso
llenos de ventanas sin resquicio.
Antes de ver la luz,
en este caótico mundo
de soledades prescritas
me desnudo ante el eterno invierno
que ha de llegar con su luz oculta.
©José Valverde YusteA Zulma Martínez le gusta esto.
Página 1 de 12