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Viendo entradas en la categoría: AMOR

  • José Valverde Yuste



    En el jardín de mi corazón
    florecen las rosas del amor,
    sus pétalos suaves y rojos
    acarician mi alma con dulzura.

    El amor es un río que fluye
    navegando las aguas de la pasión,
    sus olas me envuelven y me llevan
    hacia la eternidad de su abrazo.

    Amor eterno, como el mar infinito
    que se extiende sin fin, sin medida
    abrazando las almas con su calor
    llevando consigo la dicha del candor.

    Amor ardiente, como el amor en el cielo
    quemando pasión y deseo
    iluminando los corazones oscuros
    fundiendo los cuerpos como el hierro
    en la fragua de la sensibilidad
    y las mariposas que realzan tu bondad.
  • José Valverde Yuste
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    Pálida luz que envuelves la fogosidad
    alumbra mi felicidad de torrente de anhelos,
    abducido por tus indomables deseos de acabar
    con mis noches invernales y convertirlas en veraniegas
    ando como violeta en el jardín de la brisa perenne.

    Hablemos con el tacto, quiero ser girasol
    moverme con tu radiante amor de cereza;
    seamos manjares compartidos, melocotones, duraznos
    plátanos, en una fiesta acalorada en la alborada
    cuando los caracoles duermen en su gruta de ensueño.

    Seamos agua y barco,
    agua que bañe tu dulzura
    barco navegando entre tus ondas de porcelana fina
    puerto donde florecen las flores exóticas.
    Tú y yo, un bote sin remo en la inmensidad del océano
    inhalando nuestra fragancia de suaves pétalos.

    Sol descendiendo hasta tu cabello de rulos
    de azahar amarillento;
    lágrimas de nube recorriendo tu ingenuo escote
    de camisa blanca zurcida a tu cuerpo
    dejando entrever tus maravillosos
    monumentos de artistas del Renacimiento.

    Contigo lo quiero todo, sin ti no hay nada;
    acariciar tu cuerpo, oír tus susurros en mis oídos
    de anacardos sedientos de ti
    de tu humanidad hecha amor
    descubrir tus secretos, los sonidos de tus lagos,
    adentrarme en tus caramelos de fresa
    ser un cocktail, que emborrache nuestros pasiones
    con copas de amor eterno.
    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Mujer sublime, concha marina
    sobre la que quiero poner mi ofrenda
    ¿Dónde está tu altar?
    llévame de tu mano, caminando con altivez,
    como una modelo en la pasarela de tu fuego,
    de tu rebeldía hecha delicia.


    Mujer de todas las épocas, de mis tinieblas,

    sueños obscenos de flores desaparecidas,
    sobre tu cuerpo tiemblan los luceros
    y las estrellas se santiguan,
    fiesta de luces tenues es tu delicadeza.


    Tu palabra golpea sobre mi pecho de pétalo de azahar

    de amarillento limonero, de pico terso
    como la fresa de tu pecho,
    donde mis manos se deslizan apurando
    tu aliento de musa, la textura de algodón de tu piel.


    Quiero ser primavera en tus noches vacías de alma,

    la avispa que vuele a tu nido cuando estés desahuciada
    y fría, ola que se convierta en tallo envolvente para abrazarte
    como la hiedra se agarra a la pared para ascender, así
    quiero asirme a ti, trigo con surcos, alimento vital para mí.


    Acuéstate conmigo sobre mi parábola de vida,

    sobre la pradera de mi espalda, suave y musculada;
    seré tu abrigo, el mimo que te de cobijo bajo mi manto
    de exequias y reliquias que nunca has conocido.


    Ven conmigo hasta el infinito.
    A Alde y Melementos les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Recorro tu cuerpo, siento tu piel,
    escucho tu respiración acelerarse,
    en cada latido, en cada rincón,
    me sumerjo en tu ser, me dejo llevar.

    Siento el palpitar de tu corazón,
    como una batería
    que marca el compás de tus emociones,
    de todo aquello que te hace vibrar.

    Mis manos recorren tu piel suave,
    despertando sensaciones dormidas,
    mis dedos danzan con delicadeza,
    explorando cada curva, cada herida.

    Tu aliento se vuelve más profundo,
    inhalo tu vida, yo exhalo mi dolor,
    me conecto con mi ser más íntimo,
    me sumerjo en tu ser, en tu interior.

    Escucho tu voz, tu verdadero deseo,
    que me guía en este viaje sin final.
    Te acepto, te amo, te renuevo,
    en este baile eterno,
    en este giro saltarín.

    Mi cuerpo se acelera,
    se calienta de pasión,
    se lubrica con deseo y esmero,
    y se empieza a mover con emoción.

    El deseo se apodera de ti,
    como un fuego que no puedes apagar,
    la pasión te consume entera,
    eres ascua en el brasero
    y el placer te hace temblar.

    Te amo en cada gesto y movimiento,
    te beso con fervor y ternura,
    te estremezco con cada caricia,
    y gimes de placer en esta aventura.

    Te entregas por completo al deseo,
    te dejas llevar por la pasión,
    en este baile de sensaciones
    donde soy dueño de tu sagrada flor.
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  • José Valverde Yuste
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    Vengo a darte amor
    con la simpleza de una margarita
    acomplejada de tu belleza.


    Vuelo

    porque soy un albatros, a tu encuentro

    haciéndome dueño de tu corazón,
    que es el horizonte entre mi cuerpo y el tuyo.


    Belleza es tu esencia como la duna

    de un desierto, muro inabordable entre tu prisión
    y mis besos, sentimiento de tu corazón,
    soy tu dueño, corazón de cristal, luna de piedra
    amándote sin despeinar mi ego.


    Navego

    por un barco de afecto, lleno de rosas,
    columpio
    donde te recreas,
    montaña incapaz de articular palabra.

    Cuando me miras y me impactas como un proyectil,
    en la diana de mi corazón enfermo: tus caricias,
    pasión de arte rupestre en un alma de flores silvestres
    anclada en tu alma,
    donde se retrata la vida en su pura esencia.


    Los poetas, dueños del amor divino,

    exploran tu universo interior, llevándome a campos
    verdes de esperanza, donde despierta el alma
    en todos los jardines de tu casa.


    Entonces

    El amor florece como las rosas

    como las olas de la mar enfurecida
    como los ojos de la luna, cuando duermes
    en mis brazos desnuda como la mariposa
    cuando se posa sobre ti, amor de mi vida.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Cuando la noche me embriaga
    quedo extasiado contigo,
    destilando la esencia
    de tu jardín encendido.


    En las primaveras,

    cuyas estrellas donan brillantez
    como una luciérnaga
    a una cueva sin brillo.


    Noches de rosas encendidas,

    embriagándome con la dulce sinfonía
    del manto estrellado,
    mirando al cielo, imaginando
    como se despierta el corazón al amor.


    Aderezando nuestros sentidos

    con un fugaz vuelo de paloma a la deriva
    con la anuencia de la oscuridad nocturna
    soy prisionero de la luna, de tus brazos,
    entre susurros y caricias.


    ¡Oh amor!, bésame con fervor

    con la suavidad de la fragancia
    de los azahares de tu jardín.


    Flamea la llama de la pasión,

    acaríciame sutilmente
    como el agua lo hace con la piel.


    Cada caricia, cada roce

    es un éxtasis de placentera ebullición,
    consumirme ardiendo entre gemidos
    en aquel cenador donde la tormenta hizo
    que se desvaneciera la bruma del amor.
  • José Valverde Yuste
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    No encuentro palabras en mi mochila
    para expresar lo que siento,
    la belleza del universo eres tú, paloma voy.

    Torbellino de luz donde me cobijas,
    pasión pura que me inunda el ser.
    En tus ojos encuentro el reflejo del sol,
    en tu voz la melodía del viento.

    Eres mi anhelo, mi sueño, mi mar de cada día.
    Bailamos al ritmo de la luna,
    en silencio, en complicidad.

    Tus manos son mi refugio, tus besos mi hogar.
    Eres la luz que ilumina mi camino,
    la fortaleza que me sostiene.

    No hay palabras suficientes en el mundo
    para describir la intensidad
    de lo que siento por ti.

    Eres mi poesía, mi razón de ser.
    En cada suspiro, en cada latido,
    en cada silencio, ahí estás tú, mi paloma.

    Te amo más allá de las palabras,
    más allá del tiempo, más allá del universo.
    Eres mi todo, mi eternidad.
    Juntos volaremos hacia el horizonte,
    hacia un destino sin final.
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  • José Valverde Yuste
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    Llegaste de forma silente como las flores
    en primavera, te quedaste en mi vida
    como las sanguijuelas succionando mi sangre,
    como las velas succionan al viento
    en una carabela.


    Me guiaste por la senda de los sentidos,

    escuchando el silencio de los oprimidos
    los silbidos de un pájaro, el dolor de un muerto.


    Así fui hilando mis versos, afinando mis sentidos

    abriendo mi mente al mundo de los sueños,
    de la magia, de la poesía.


    Tan lejana y tan cercana cómo los cometas.

    Intuitiva, erótica sin medida, no pornográfica,
    aunque de durabilidad incierta
    como lejos está La Antártida y tan cerca,
    ese fino hilo de hilar rosa o verde según convenga.


    Te pierdes como el sol del valle,
    la luna de mi cabeza,

    y los duendes acuden cuando te acercas
    y no te percibo
    como el viento no percibe nuestros lamentos,
    ni nuestras certezas.


    No quisiera perderte como Romeo perdió a Julieta

    como los árboles pierden su rama en la poda
    o los caminos pierden su rumbo
    cuando son destruidos por la maldad
    de los pensamientos del hombre.
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  • José Valverde Yuste
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    En la penumbra de tu habitación
    sobre la moqueta verde, al lado de la chimenea
    tus suspiros danzan.

    Almas entrelazadas como hiedras
    vertiendo su flujo y simiente en tierra fértil
    sembrada con raíces fortalecidas
    en vidas que el tiempo desvanece.

    Furia de la naturaleza embravecida
    silencios que hablan en la sombra,
    pasiones y anhelos desmedidos,
    resplandor, unión eterna,
    enlazados en una sublime canción,
    una oda al amor.

    En aquel oasis de bondad, germina el amor
    se unen destinos con tesón,
    cómo se construyeron las pirámides
    o las calzadas romanas o los acueductos,
    vergeles donde se ahogan los humedales
    de la pasión, esa que nos une amor.

    Eres luz en la penumbra, brisa en el desierto,
    un refugio en la tormenta, una cascada en el cielo.

    En tus brazos encuentro abrigo, en tu voz melodía,
    eres mi anhelo constante, mi guía, el ciclón de tu vientre.

    En tu esencia me sumerjo, por tus mares navego,
    por las tempestades resplandezco;
    eres mi panal de miel, mi dulzura.

    El latido de mi cuerpo, la que colma mis deseos
    como brisa que acaricia, conteniendo mi sudor
    enredados en un abrazo eterno,
    donde el tiempo se desvanece, amor.
  • José Valverde Yuste
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    Como árbol, elevando su elegancia,
    mi persona se derrite;
    beso apasionado, envolvente,
    devorando y quemando como mar de fuego,
    acariciando mi orilla donde el agua se mece
    y el aire se estremece.

    Nube agitando el cielo, aliento de paloma,
    perfume embriagador de riberas,
    deja que las aguas sigan su curso,
    deja que este momento sea mío,
    entre el susurro del silencio y el eco del destino.

    En la vastedad del tiempo te deslizas
    entre el prado y el sueño efímero de mi cuerpo,
    vibrando mi hoguera encendida,
    en los páramos yermos de mis sentimientos,
    sintiendo que me recorren tus caricias
    de diamante eterno.

    Cada minuto, efervescencia de mis fuegos, eres mía
    una voz en mi sangre, una caricia al compás
    del vidrio delicado de fuelle de fragua, de hechizo de luna,
    un renacer nuevo, una oquedad llena de jugos lastimeros.

    Entre tus brazos mi mirada se pierde,
    entre las sombras de las nubes,
    la intensidad del ocaso,
    el momento celeste que nos conmueve.

    Siento que me recorres con tus caricias
    y la blanca ternura embarga mi mente de soliloquios,
    llenando el espacio,
    que explora las profundidades de la estalactita de tu cueva
    en cautelosos momentos.


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  • José Valverde Yuste
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    Amor, distante te siento
    como una llama que arde en mi pecho
    un fuego que nunca se apaga
    una pasión que nunca se desvanece
    es eterna como los ángeles del cielo.


    Cada noche miro a las estrellas

    susurrando al viento mi amor
    esperando que llegue como un arcoíris
    que te envuelva como abrigo.


    En cada suspiro te llevo conmigo,

    en cada estrella te busco
    entre los mares, en los confines
    del mundo.


    Amor, un susurro en la noche,

    una llama que arde con intensidad,
    un sentimiento que despierta la felicidad,
    una noche eterna de luna llena.


    Nuestro amor perdura, no conoce fronteras
    ni cataratas insalvables, ni bosques lleno de trampas
    es una pasión que nunca se apaga
    como el sol o la luz de tu mirada.


    El agua de nuestro amor corre con bravura

    por saltos y valles, con ruidos estridentes
    formando espuma, es un alma fuerte
    brava y cristalina.


    Nuestro amor es una risa eterna

    en un mundo de horror y tristeza
    imagino tus besos, tus caricias
    nuestro amor es un volcán
    en erupción permanente.


    Es un sueño de un corazón

    que espera sea permanente
    como la tinta
    con la que escribo este poema.
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  • José Valverde Yuste
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    Avanzando por el centro de tu vida,
    una pedalada a la luz, una bicicleta subiendo
    una rampa de mucho suplicio,
    una proeza osada en el jardín del hechizo
    de tu cuerpo.


    Soy un gorrión

    yendo y viniendo, eslabón perdido
    de una pesadilla consciente.
    un canto a tu naturaleza,
    una esperanza en mi pensamiento.


    Eres bote de vida, un torrente

    junto a mí, mariposa;
    una acequia siendo manantial en tu estuario,
    un saxo melancólico viviendo
    en mi pecho.


    Soy la azada de tu huerto,

    el consuelo hecho fruto jugoso,
    tronco de árbol o rama que te mece,
    la lascivia de tu cuerpo
    cuando eres mía
    al amanecer el día.


    Al atardecer eres melomanía,

    un concierto de Mozart, una lira
    sonando en una sonata de Schubert,
    relajación de mis penas y consumación
    de mis dichas.


    Mirarte paseando es contemplar

    un lienzo de Renoir, su colorido y pasión,
    eso eres tú mi amor.


    Por la noche lujuria, deseos de ser tuyo,

    me poseas, me arrulles con tu cuerpo extendido
    sobre el mío, cómo espuma deslizándose.


    Una mariposa revoloteando por mi vientre,

    yo estremeciéndome , eres poesía
    y en ti me cobijo, eres lo más bello
    la primavera del lirismo.
    A bristy, Guadalupe Cisneros-Villa y Alde les gusta esto.
  • José Valverde Yuste
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    Todo tu cuerpo es mío,
    como el aire que respiro,
    caracola sin mundo, abriendo tu casa
    a la fortuna de la dicha
    de tenerte conmigo, sol de abrigo.


    Al amanecer trigo limpio,

    calor de chimenea, seda tu piel,
    abrazo de alborada,
    cuando te miro y me sonríes,
    el saludo del sol sobre el agua translúcida
    cuando veo tu cuerpo tendido.


    Cuando no estoy en casa,

    sueños de árboles gigantes,
    vientos de vuelta me sobrellevan
    por árboles de colores del paraíso
    de nuestra ansiada espera.


    En el ocaso rayos hirientes,

    mariposas rosáceas, pasión rojiza,
    el mar de nuestra vida se alía en una fiesta
    de miradas cómplices, brillos estridentes,
    sonrisas como la vida llenas de aire,
    de existencia sublime, amor ardiente.


    En nuestro lecho de amor,

    ángeles celestiales
    tocando clarines de ensueño, amada mía,
    Dios hecho presencia, paraíso consumado,
    La esencia del amor hecha brasa.
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  • José Valverde Yuste
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    Eres amor creando sonrisa
    en mi cara de lucero muerto,
    soy tu ilusión dorada,
    dardo penetrando en la felicidad de mi mente,
    corazón de orquesta en tus falsos pliegues.


    Facilitas el devenir de mis días,

    eres galante, intrépida, nube caminando,
    pensamiento sin titubear, casa amada,
    luces derramando mi pulsar inquieto.


    Amada ignota, torbellino de amaneceres

    revuelto con ocasos de diosa indeleble,
    repentino fulgor de vida, mi osadía se clava
    en la tuya, como mis ojos en tu mirada.


    Amada alegre persuasiva, yo la montaña

    que te destroza, con sus torrentes de vida,
    botando de piedra en piedra, rebotando
    en tu dicha, produciendo el crecimiento
    de mis estrellas en tu cielo.


    Oh amor, vilmente vilipendiando

    desdicha de mis saberes, rosa
    de mi tejado, cortejando a un ciempiés
    santo y seña, de un hermoso amanecer
    de víbora acurrucada en flores de plástico.


    Hoy, tú, rayo misterioso te has partido

    en mil pedazos, como el vidrio de mis ojos
    triste, anidado en el cirro de tu nube,
    enquistado en mi sollozar perverso,
    como un papel que el viento se ha llevado.


    Deambulas tú, hermoso amanecer marchito,

    soles de nitrito, pulmones de esponja,
    pájaros de cartón, enrabiada rama de árbol,
    elasticidad de las nubes, convierte el llanto
    en sonrisa de lirio, o espasmo de santo.


    No te vayas catarata de mis sueños,

    brisa que todo lo inunda, sabiduría
    de maestra de partitura, elévame al
    paraíso de los dioses de los aires eternos,
    o simplemente se enlace inconexo
    entre átomos en el tiempo.
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  • José Valverde Yuste
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    Viendo la llama de tu cuerpo
    entre las sábanas,
    tu palpitar sereno,
    soy vagón de tren circulando
    por el vergel de tu semillero.

    Paraíso soterrado,
    abandonado del hedonismo,
    tal vez desecho de la apatía,
    mustio, agonizante
    como un cervatillo herido.

    Reclamo mi parte del pastel,
    endulzando tu carácter,
    con almíbar y mermelada de miel
    como las rosas que florecen
    encima de tu vientre.

    Mujer triste, inquieta ,
    con aire insigne,
    quizás, como el rayo
    debes retar a tu naturaleza,
    clamando al cielo que dejes de ser pureza
    y te conviertas en fuego.


    Fuego, ascua, ceniza, crepitar de huesos,
    manos alargadas, sabuesos dentro,
    soy cobra que besa con lengua viperina
    bordeando las cimas de tu valle fecundo.

    Mujer, conmuévete,
    que tu sangre fluya
    como acequia con motor potente,
    bombeando tú débil cuerpo de manzana tierna,
    cielos rosa se abrirán,
    componiendo un lienzo de estallidos de fresa.

    Anacoreta de la vida soy,
    quiero tu simiente en la mía,
    capullo de rosas abierto
    seré el manjar de tus deseos,
    falacia de tu perdición,
    perdición de tus sueños en los míos,
    en un mar de tranquilidad y sosiego.
    A Poeta en Silencio y Alde les gusta esto.