Memorias de una hija.

Inmensa obra, que anuda mi garganta y me emociona con total nitidez.
Rebosante de belleza, aun en el desgarro y la profunda tristeza que transmite.
Besos, mi amiga.

 

Reputación y un fuerte abrazo.Zulcas.

 

Hermoso, conmueve, es una preciosidad valiosa muy importante.

 

Qué firmeza en decirlo, un rico aroma al leerlo, pero una esencia que descubrir, hermosa inspiración, tierna Elizabeth, un abrazo enorme y profundo...

 

Querido Luis Delamar; agradezco tu valiosa presencia en este poema.Te dejo todo mi cariño. Besos.

 

Gracias por tu presencia querida Zulcas. Es un honor saberte entre mis versos. Abrazos.

 

Gracias querido Maestro. Su presencia en mis versos es muy valiosa. Le dejo todo mi cariño. Besos.

 

Querido David. Agradezco infinitamente tu valiosa compañía en mis versos. Besos.

 

hermosos versos llenos de amor a pesar de el rechazo

 

. Agradezco infinitamente tu valiosa compañía en mis versos. Poeta del corazón. Besos.

 

Reconciliación in extremis, indecisión ante los portentos naturales, vidrio, piedra, flor..., cada uno con su matiz, fuerza, transparencia, quebrantabilidad, fragancia y belleza, suavidad, evidentemente eres todas esas cosas, en diferentes proporciones y en diferentes momentos. Pero es uno más de una suerte de poemas de irreconcibiliación real con el pasado, quizá sí con la persona, pero los actos deberían ser cambiados en futuras regresiones al pasado, e intercambiados por velitas de cumpleaños, cuando menos, la sana indiferencia. Eres la tercera persona de la que en pocos días leo un poema dedicado a la memoria del padre de la narradora, no sé si subjetivo o ficción, traslación de otra persona, pero los finales suelen marcar un cambio en el yo, en la percepción del perdón, en la aceptación. El daño no se pierde, se pierde el tiempo en que sse produjo y su efecto se distiende y reparte por los años de sacrificio al recordarlo. Es un perdón a uno mismo, para que el inevitable dolor cabalgue libre cual alazán venturoso y parta hacia ínsulas remotas adonde el océano que las rodea impida regresarnos a contemplarlo.
Buenas letras, dramáticas y sensibles como cuchilla de afeitar en la punta de la lengua de una infante y niña inquisitiva. Un abrazo

 

El daño no se pierde, se pierde el tiempo en que se produjo y su efecto se distiende y reparte por los años de sacrificio al recordarlo. Es un perdón a uno mismo, para que el inevitable dolor cabalgue libre cual alazán venturoso y parta hacia ínsulas remotas adonde el océano que las rodea impida regresarnos a contemplarlo Wooooooow,
interpretas el alma niñoooo !!!!
acertadas tus palabras poeta Pablo;
donde encontrar un antídoto a la memoria
y cabalgar hacia la ínsula del olvido.
La memoria está viva siempre
y nos hace regresar al lugar donde no queremos,
la fuerza de voluntad se doblega frente a la razón.
Gracias querido amigo
por tu compañía en este poema.
Abrazos.
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