El rincón de la silva

Nomás verte recuerdo aquel cerezo
tan lleno de azahares.
Caminaba sin rumbo en esos lares.
La belleza brotaba con exceso.
Y te miraba haciendo malabares
por montar un tripié,
pues querías pintar una acuarela,
tal vez una secuela.
Así que te invité
a usarme de modelo, ¡qué atrevida!
Sonreíste y al punto lo iniciaste
y aún no terminaste.
He sido tu modelo de por vida.

 

Amor recalcitrante
que me queman tus ojos dulce herida
y causa en esta vida
este triste momento espeluznante.
Te veo muy galán tan rozagante
ya no estaré perdida.
Me guardo los recuerdos
esos momentos plenos de alegría
en tanto lo porfía
si buscan por ahí los desacuerdos
amparados, me iría. ​

 

Yo no sé a dónde iría
si no oyera tu voz que me acompaña.
Tal vez me perdería
entre brumas de oscuras soledades.
Mas si el silencio empaña
el trino de tu voz
perdido en oquedades,
tengo en mi mente el eco que resuena.
El que dejasteis vos
grabado aquella noche y que me llena.
Y ya nada me daña,
ni el frío, ni tu ausencia,
porque estoy toda llena de tu esencia.

 

Sé que los años pasan
nuestros planes futuros se retrasan
amor, tenme paciencia
si llega inoportuna
la imagen del recuerdo y la confronto
es la amarga experiencia
que siempre me importuna
después de tantos años aún es pronto

 

Nuestra verdad afronto
sin suavidades vanas del recuerdo.
Y aunque parece pronto
nuevos cambios habrá en nuestro destino.
El jardín que de rosas cultivabas,
las aves que alegraban con su trino,
han de quedar detrás de las aldabas.
Una lágrima muerdo.

Mas todo será nuevo,
vendrá el sol con nosotros,
siempre tiene un relevo.
El nuevo amanecer será con otros,
serán nuevas sonrisas, nuevos cantos,
podremos olvidar tantos quebrantos.

 

Las penas son razón de mis quebrantos
las pretendo ignorar pero palpitan
se agitan sin cesar entre sus mantos
grises de falso olvido
luego se precipitan
y quedo desvalido
hay palabras que logran destapar
la caja de Pandora de las penas
que encerré en un baúl
guardián enrojecido del secreto
por eso el mar en mí ya no es azul
somos seres del mar
seres de lunas llenas
ser felices un reto

 

Yo te guardo en secreto
pues te encuentras oculto en el silencio,
enorme mar de sombras.
Mas mi angustia evidencio
y mi dolor concreto
al soñar que me nombras,
que cantas con palabras resonantes
en tu estilo más puro de poeta
el duelo que te causa no mirarme.
No me sirve la treta,
y es que sigo en esta hora, igual, como antes
esperando que aún quieras amarme.

 

Qué sucede esta noche.
Los senderos de piedra me reclaman.
Los impulsos parece que me llaman,
son guiños del derroche
los que fueran las perlas de mi cielo
en senderos delgados,
los actos delicados
del escenario íntimo del chelo
que fue la fuerza pura y pasional,
fue nuestra danza en aras del umbral.

 

Me paro en el umbral
mirando el amplio llano, pues te espero.
La tarde se ensombrece, viene lluvia
y yo me desespero.
Me temo que no llegues, ya diluvia.
Siempre me quedas mal.
Siempre pones pretexto, alguna excusa.
Si es que ya no me quieres, no me mientas.
Ya sé que se atraviesan las tormentas.
Y ya observo una imagen muy difusa.
Estás hecho una sopa
y escurres empapado.
vas entrando y te sientas, enojado.
¿y yo qué culpa tengo?
Te ofrezco muy gentil cambio de ropa.
y aquí acaba el poema, los prevengo.

 

Aquí me tienes. Tengo
las cartas que me tocan repartidas,
lo que el azar regala lo retengo
para el ánimo fue un salvavidas.
Busco la transparencia en que devengo
para mostrarte ahora mis heridas;
el mirarnos, prevengo,
puede unir nuestras vidas.

 

Contamos las subidas,
pero no las bajadas que son negras.
Si a mi alma vos te integras
veremos nuestras almas suspendidas.
Sin límite el instante
que dura un infinito si es intenso.
Si este dolor lo venzo
y el mirar de tus ojos es constante,
podremos caminar sin altibajos,
iremos al amor por los atajos.

 

Disfruto del sabor de tus primicias,
las dejas en mi boca
y yo como una loca
las muerdo con mi voz y así me inicias
en ese placer cálido.
Como siempre me envicias y haces válido
cantar en mí la voz que te palpita
y resonar contigo.
Y así es como consigo
sentir ese calor que me crepita
y que me arde en la piel.
En mi piel que te sueña hora por hora
y tu versar añora
pues desborda en noche el aguamiel.

 

En este carrusel
donde el deseo ciñe expectativas
y los nombres te nombran insistentes
la flor rinde su dintel
de las corazonadas sensitivas
de este peregrinaje recurrente.
Qué secretos custodia el universo
que las órbitas pintan las siluetas
de un destino diverso
pero al amor sujetas.

 

Mi palabra sujetas,
y es esclava que dócil a tu andar,
te toma el ritmo y danza tu canción.
Ligera, hace piruetas,
ronda que ronda el son.
Mi palabra se estira y se comprime
se acopla a tu cantar
y se acopla y se acopla y se dirime,
y se juega la vida por tenerte
y besarte y quererte.
Mi palabra es silencio sin tu voz,
oscuridad, vacío
es un intenso frío.
Mi palabra es carámbano sin vos.

 

Anhelo contenerte
cual líquido encerrado en una copa
y así poder beberte
el inmenso deseo que te dopa.
Y quisiera embriagarme de ti toda
y volver a beberte nuevamente
y una vez que la noche se caliente
desgranarte con versos de rapsoda.
Que guarden los suspensos
que guarden los gemidos
que digan los intensos
espasmos de latidos
que surcaron la noche
derramando su ritmo con derroche.

 

Lo nuestro no fue unión.
Tan solo fue atracción, a veces fuerte.
Moría por no verte,
pero luego perdía la ilusión.
Era un ir y venir,
era un ritmo de quiero y ya no quiero.
Cuando estabas aquí, no te quería
y ahora que no estás, sola te espero.
Era tanto el calor,
era mi corazón en agonía,
el deseo un clamor,
pero tardabas tanto,
cómo me hacías sufrir,
tu amor era un quebranto.
Mi corazón se enfriaba y ya era tarde
si llegabas de amor haciendo alarde.
Y yo, me fui rompiendo por la pena,
nuestro amor que era roca, se hizo arena.

​

 

Desgranada la arena
de las cosas que fueron nuestra dicha
y huelen a azucenas,
traídas por el viento que engualicha
se nos renueva el aire.
El sitio tiene aroma de desaire,
sin los dulces perfumes que guardamos
arena la memoria.
La reserva de gloria
de lo que sostengamos,
de perfumes eternos de las flores,
el prado y las alegrías
que desgranan besos y colores
reservan los licores
contra la escaramuza de los días.

 

Cuando tú no venías
y sentía el vacío de tu ausencia,
buscaba tus sonetos
llenos de alegorías.
Evocaban la esencia,
la esencia del amor con sus secretos,
me hundía en el pasado de tus voces
imágenes de luz, incandescencia,
arrullos y sus goces.

Suena hoy a intrascendencia,
porque ahora señor,
que alegría es leerte,
hablarte, saberte.
Escuchar de tus voces el clamor.
Hay fiesta de mariachis con guitarras
y cohetes que brillan en el cielo.
Cumplido está mi anhelo.
Callaron las cigarras.
Solo hay voz del corazón
cuando oigo tu canción.

 

Por esta dulce entrega de emoción
viene pujando adentro
la ecoica vibración de nuestras voces
servidas en convite de los versos,
lo tribal de un círculo,
de la palabra intensa y de lo cierto
que ofrece los matices irreales,
con una fuga, un rulo y un recuerdo.
¡Se erige lo compartido...
y es un grito, un estruendo!
Es un maravilloso paisaje
donde desconfigura lo que es necio
por el don del amor,
por lo que vive, ¡por lo que quiero!

 

¡Porque eso es lo que quiero!
exclamas inflamado de pasión.
Es voz del corazón.
Yo quisiera comerte todo entero
y besarte en los ojos y la boca,
y encontrar tu mirada
que dice los poemas sin hablar.
Ya estoy enamorada
y gozo tus palabras, tu mirar,
me siento como loca.
Es locura tan tierna, tan sublime,
que exaltación me imprime.
Quisiera que este instante fuese eterno
y no tener gobierno
dejándonos llevar por la pasión
sin pausa o conclusión.

 

Ni hablar de conclusión.
Que la palabra y toda melodía
nunca pierda ocasión
junto a mí noche y día
va plena la osadía
de ser el fruto y son.

Con nuestros seres tan apasionados
en sueños extasiados
la orquídea desnuda mi deseo:
los dos en un paseo
ya reemplazaremos las estrellas
por las flores más bellas
que besen nuestros labios,
que fueren astrolabios.

 

En un mohín trivial frunces los labios
resplandece en el iris una aguja
brizna de luz de efímero existir
cual recuerdo fugaz de estar cautiva
si el “a de ene” es punto de partida
se reduce el espacio.
Con los pies en el lodo
es poco lo que puedes decidir
Flota un disco dorado en el azul
en su cabeza altiva una burbuja
es la luz de los sabios
tenue la llama viva
le revela que aún no está perdida
va velando sus ojos blanco tul
que se agrisa despacio
el olvido común lo embarga todo

 

Encontraré yo el modo
de atrapar las palabras que tu viento
arrastra cuando sopla.
Que lleguen en mi oído delirante.
Quiero sentir su tiento,
lograr el acomodo
que dé la resonancia que me acopla
al vibrar de tu voz, que es mi delicia.
Tu voz que abre universos
donde todo es posible: tu presencia,
disfrutar de tu olor, de tu caricia
y tener la evidencia
de la magia que logras con tus versos.


​