Un gradual declive de la moral en el campo

No sé amar a este mundo
que se encuentra entre dos tierras.
Al colocarme los dos ojos
para contemplar el sentido
de un gramo de tierra,
el aire de tu boca vino para ahogarme.

Lo sencillo es tan complicado,
y ahí estaba haciendo la gilipollas
siendo una sombra esquiva
presa de un orgullo decadente.

Mirlos, urracas y gorriones
eran meteoritos libres en el cielo.
Mientras meditaba el porqué,
el crepúsculo de tus labios me besó.

Los olores se hicieron intensos,
la hierba y la pinada despidieron
un aroma de anti-cadena,
la piel humedeció, el silencio severo.

No sé amar a este mundo
que se encuentra entre dos abismos.
Al buscar por donde venían los truenos
de la tormenta inminente, tu cuerpo se deshizo,
los pájaros se fugaron, los árboles cayeron,
y me quedé perdida
en una extraña campiña de caos hormonal,
esperando los rayos.


Todavía no se acaba

¡Oh, tierra del ex-sol!
¿Cuándo volveré a tener ganas?
¡Iä, Iä, Cthulhu!
¡Pezones pasivos!
¡Clítoris hidrolizado!
¿Por dónde debo huir
desenamorada del mundo de plastilina?

Estaba buscando enamorarme,
¡Oh, tierra del recuerdo!
No me hagas pensar en más mierda,
déjame escapar por un túnel de carrascas
y una autopista de violetas.
Y qué los lindes llenos
de cerezos torcidos en flor
me oculten de los rayos,
el granizo y tu declive.