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La casa de mis abuelos

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 181

El alma estaba intranquila, debía haber transcurrido mucho tiempo desde ese entonces. La casa no era la misma, recuerdo que las paredes eran de un color más claro, además de que tenían un elegante tapizado en la parte inferior. ¡Las ventanas! .... ¡eran redondas! .... las de la casa que yo recordaba eran totalmente cuadradas, mi abuelo siempre decía que las ventanas redondas provocaban que los espíritus quedaran vagando en ellas, en tanto, en las cuadradas, podían escapar por alguno de sus ángulos.

El piso tampoco parecía familiar, el que yo recordaba estaba formados por cuadros de cerámica, azul con blanco, esta vez, los cuadrados eran rojos con amarillo, tampoco parecían estar las gradas que daban al patio posterior, ni la casita de Átomo, nuestro perro. Sin embargo, seguía teniendo la sensación de estar en el mismo lugar, en la misma casa, las habitaciones eran iguales y estaban distribuidas de la misma manera, aunque había detalles diferentes. La cocina, por ejemplo, la recordaba con una cocina de leña, un fogón, decía mi abuela “porque los demonios odian los fogones, les recuerda al Infierno”.

En casa de la abuela, los espíritus debían sentirse incomodos, todo estaba acomodado de manera que ellos se sintieran así. “Si dejas ese espejo viendo hacia tu cama, los espíritus malos pueden robar tu alma durante las noches, por eso lo pongo de cara a la puerta”, me dijo una vez que le dije que el espejo era para verme yo, no para ver a Átomo durmiendo la siesta en el comedor.

Entonces, volvió a suceder ese entonces. El olor de la olla de carne, las verduras hirviendo, la torta de arroz para el café de la tarde. Mi abuelo recogiendo las hojas secas en el patio posterior, mientras mi abuela le gritaba que el almuerzo estaba listo, el vecino hablando sobre la situación económica con su esposa, en tanto ella, fingía prestarle atención mientras lavaba la ropa. Ese era el entonces, yo con ocho años, me acerqué a la cocina, le di la espalda, un sobresalto sucedió… Átomo vino corriendo detrás de algo, tropezó conmigo, no pude sostenerme, ese pastor alemán poseía mucha fuerza, no pude sostenerme, mi cabeza fue directo hacia el fogón, el golpe hizo que la olla con las verduras se volteara, yo caí en el piso, golpeando el duro piso con la parte posterior de mi cabeza, con el caldo y las verduras sobre mí. Estuve inconsciente, o al menos eso creí. Lo correcto, es que no supe lo que sucedió después. Ahora sé que morí, y que estoy en casa, en mi casa, en la casa de mi abuela, pero ahora, ahora veo la versión de los espíritus, a los que mis abuelos querían evitar.



FIN
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