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  1. Anoche caí en eso, después de servirme un jugo de naranja y una galleta de cereal, recostada en la comodidad de mi cama, con Nerón rondando por la alfombra. Tiene razón Mateo y por eso me confieso culpable. Ya lo había considerado, pero no la he atendido aún. Lo más frustrante, es que se trata de un caso que está a la altura de Sandra y Fabián. Se trata de Regina, es de las más antiguas en esta oficina, consume relajantes, es adicta a la ropa de animé, al café y de su boca he oído que no asiste a fiestas o reuniones luego de las seis de la tarde, sus cuarenta y cinco años ya no se lo permiten. Creo que se encarga de conversar con procesadores o algo así, si pagan por conversar, varios conocidos míos serían millonarios. Pero debo sentarme con ella antes, para conocer a fondo sus crisis existenciales, sus epidemias, los fantasmas que duermen sentados junto a su cama, en las noches.

    Hasta risa me causó Isabel, cuando ayer me dijo que la esquina se resquebrajaba, pero hoy creo que tiene algo de razón, porque al llegar Fabián a la oficina, se fue directo a su escritorio, en otro tiempo, hubiera ido a saludar a Nicolás y a Vinicio, quienes estaban charlando en los campos de la esquina, pero no, se sentó frente a Evangeline, por segundo día consecutivo, si es cierto que puede ocurrir un apocalipsis zombi, me temo que está más cerca de lo que creí.

    Aun así, le dio tiempo el día a Isabel, de notar el entorno de Barbie que había creado Vinicio a su alrededor. En tono palo de rosa, logró combinar el pantalón con sus audífonos y su vaso personal. Le hizo falta Ken, que pudieron haber sido Nicolás o Enrique que estaban a su lado, pero la sonrisa no se hizo presente el día de hoy en Enrique y los colores que llevaba puestos Nicolás tenían más el colorido de Tim Burton, que de la estrella de Mattel.

    Le pidieron a toda la oficina apuntar entre otros datos en Excel, su fecha de nacimiento y me di cuenta de un dato curioso, Vinicio tiene la mitad de mi edad y calculo que ha consumido la cantidad de alcohol que yo nunca consumiré en mi vida, Nicolás soltó la risa al escuchar mi comentario y Vinicio me aseguró que yo no podía dar fe de eso, hay cosas que se saben a simple vista. También me di cuenta que Nicolás y Fabián cumplen en la misma fecha, con la curiosidad, de que Nicolás nació en aurora boreal y Fabián en eclipse de sol, porque no es tanta la diferencia de años, comparada con la diferencia visual.

    - ¡Nos dieron el defectuoso! – gritó Romeo luego de no ganar en una actividad de destreza manual que hicieron – ese equipo hizo trampa – siguió diciendo, había pasado todo el juego alegando porque los otros equipos hacían trampa. La realidad era, que el equipo de él, con Isabel, Amalia y Fabián, quedaba debiendo en destrezas manuales. Paolo pasó como un miembro militar inspeccionando el accionar de los jugadores, imponiendo disciplina. Donato hizo el intento de cantarle cumpleaños feliz a Amalia, que había cumplido durante el fin de semana, pero finalmente se le olvidó, confundido por dar una serie de anuncios a los compañeros.

    Luego vino el caso olímpico, Fabián quiso hacer un grupo de WhatsApp, pero se dio cuenta de que no tenía el número telefónico de ninguno de los miembros que iba a incluir en el grupo, Evangeline no soportó la risa y yo miré con tristeza las cosas que la vida nos provoca a algunos. Ante la ausencia de Sandra en la oficina el día de hoy, hubieron algunas teorías conspirativas, pero me reservo el derecho a mencionarlas.

    "Ayer me dijo un ave que volara", canta Caifanes en uno de sus discos más icónicos. Ayer me dijo Fabián que mi lista de pacientes va a irse a pico, porque él busca renovarse espiritual y mentalmente; y Sandra quiere sentar cabeza, no quiere que la sigan viendo como la puta de la oficina, quiere cambiar su vida, vivir de forma seria, por lo que el viaje a Cartagena está en veremos, porque viajar es igual a irse de fiesta y ella quiere cambiar.

    Caigo en razón, de que hay perversiones peores que el sexo, hay perversiones que enferman y dañan a la gente de una manera que nunca vuelven a ser iguales. Por ejemplo, hay gente que busca enamorarse.
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  2. - En su caso – le dije a Fabián con franqueza – es más fácil encontrar a una mujer que encontrarse a usted mismo.
    - Doctora, no me diga eso.
    - Lo digo por el poco compromiso que usted ha demostrado en eso.

    Se había salido de los grupos de WhatsApp que tenía con Enrique, Sandra y Vinicio. Enrique ya lo había confrontado, preguntándole el motivo de su salida de los chats y la respuesta de Fabián fue lo más cliché “ocupo renovarme”. Y veamos, la gente cambia, todos los días, pero algunas personas utilizan la frase “cambiar” como una taza de café, la tienen sólo por ratos, Fabián era una de ellas. La verdad era, que el resto de los miembros de la esquina no combinaban con la vida religiosa que Fabián quería seguir, por eso se sentó alejado de ellos el lunes en la oficina. Evangeline le hizo la misma observación mía, pero, con otras palabras.

    - Veré cuánto tiempo le dura la renovación esta vez – le dijo, ante la mirada angustiada de Fabián, que había intentado tantos cambios en su vida, como lunes se contaban en un año.

    Luego fue Sandra, la que levantó la cabeza por encima de su computadora y le dijo:

    - Da lo mismo el lugar donde se siente, sigue siendo usted.
    - Y la cosa está seria – me dijo Isabel – ayer vinieron solos Vinicio y Nicolás, esa esquina está resquebrajándose a pedazos.

    A la distancia se podían oír las risas de Donato, con el mismo estruendo con el que los discos de hockey sobre hielo golpean las paredes. La merienda llegaba justo a tiempo, el fin de semana no me había dejado dormir y mi cabeza estaba a punto de rebotar contra el monitor, ni la música lograba mantener mis ojos abiertos.

    Sandra deseaba, pero no tenía el número de contacto del programador, le habría sido sencillo evacuar una pequeña duda que le había surgido a Evangeline. También lo supo Vinicio, que ya estaba al tanto, pero ninguno contaba con el contacto, la que más deseaba tener el número era Sandra, pero el tipo de contacto que ella requería no se consigue vía telefónica. Fabián perdió la virginidad de escuchar a Isabel utilizar una “mala” palabra, creo que, a estas alturas de siglo, era la única virginidad que le quedaba a Fabián, el resto, ya han sido entregadas. Y todos se ponen de pie y gritan ¡Aleluya, hermano!

    Al clan entre Sandra y Fabián, le hace falta una terapia matrimonial, o sexo (no entre ellos, claro), porque luego de estar distanciados toda la mañana, fueron a almorzar juntos como dos periquitos de amor.

    Me dio cosa con Paolo, llegó a la oficina sin poder doblar las rodillas, imitando el mismísimo paso robot, tan usado en las discotecas a finales de los ochenta e inicios de los noventa. La culpa fue del ejercicio del fin de semana, vuelto a la acción luego de un tiempo de estar en vacaciones.

    Mateo se sentó conmigo y me consulto sobre la falta de atención de más pacientes, pero en estos momentos, no sé si mi tiempo es suficiente como para atender casos nuevos. Paolo y mateo saben muchas cosas de esta oficina, pero sería mucha indiscreción de mi parte si pregunto, las cosas son más interesantes cuando se las cuentan a uno sin necesidad de preguntarlas.

    No me había detenido a pensar, si será que soy una chismosa y utilizo estos escritos para alimentar esa parte mía interesada en las cosas de los demás, pero entonces, me miro al espejo, me paso rímel, afino mis cejas, observo la posición de mis aretes y me digo para mí misma que no, no soy chismosa, lo que hago es conservar detalles que luego uso para mis diagnósticos, para conocer a la gente con la que trato, porque como decía mi abuelo cuando miraba a una mujer joven y guapa pasar frente a él “el que conoce de panes, prueba lo dulce y lo salado, porque lo que endulza lo manda Dios y nunca es pecado”.
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  3. Tenía a Nerón a mis pies, dormido como un cachorrito, mi querido mastín inglés, el único ser masculino al que le permitía estar conmigo cuando me cambiaba de ropa, o cuando estaba triste, era mi mejor compañero. Entonces, mientras lo acariciaba, me entró la duda, tomé mi cuaderno de apuntes y revisé. Era correcto, en mis veintiún apuntes anteriores, nunca empezaba hablando sobre Enrique, siempre lo dejaba para el final, para el cierre.

    - Soy un alma libre, indomable – me dijo vestido con su suéter negro, su taza con balsámico y una seriedad a medias, cubierta con aquellos lentes.
    - No, indomable, no – le dije cruzando las piernas - porque eso significa que nada lo doblega, y eso es mentira, lo dominan las emociones, los escenarios que pueden pintarse, lo suyo es el temor por pensar las cosas que pueden suceder espontáneamente, porque le gusta controlar su alrededor y se sentiría desprotegido en un escenario donde usted no tenga el mando de la situación.
    - A como está la cosa, morirse no es tan mal negocio – se equivocaba, a veces la muerte toca a las personas sin darles la oportunidad de estar con su verdadero amor, con su hoguera, no era justo.

    Se quedó en silencio, prefería no hablar sobre sus emociones. Y entonces apareció Fabián, indeciso, incomprendido por una sociedad que lo asociaba a cosas que él no veía, él no satanizaba las cosas, simplemente quería una relación con Dios, una relación que no comprendían Vinicio, Sandra ni Enrique.

    - Es que ellos se ríen y se enojan, pero yo no soy como ellos – comenzaba a frustrarse, la felicidad había durado dos días, mucho más del que hubiera podido imaginar – ellos creen que yo puedo vivir como ellos y no. Yo tengo mis responsabilidades y mis cosas, no puedo llevarles el ritmo, no sé por qué es tan difícil de que lo entiendan. Tampoco sé si ellos creen en algo superior como yo, pero yo quiero ir bien.
    - Pero no se puede ser perfecto, los santos no son de este mundo – y le hice ver que basta un pensamiento para pecar, no hace falta que el cuerpo peque, también se peca de pensamiento – una vez oí que la hostia, nunca tiene el mismo sabor, siempre toma el sabor de aquel alimento del que estamos antojados, que queremos comer, cuando nos sabe siempre igual, es porque no vemos el milagro que ocurre allí – hizo lo mismo que Enrique, se quedó callado.

    Luego almorzó con Evangeline, terminaron y fueron a la sala de menesteres, pasaron un rato en los videojuegos y por la ventana, Evangeline alcanzó a ver a dos hombres jóvenes en el balcón de enfrente, fotografiándose, divirtiéndose y deseó ir con ellos, deshacerse un poco de sus propios problemas, pero no podía, esos tiempos habían pasado, ahora había otras prioridades, un esposo, un hijo, terminó el juego con Fabián y ambos volvieron a sus escritorios. Apenas era martes, la semana comenzaba a sentirse larga, demasiado lunes para un simple mes.

    A veces, nos hacemos preguntas a nosotros mismos que logramos evadir, pero entonces nos damos cuenta de que la esperanza, murió el día en que conoció a la realidad, ¡qué crueldad!
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  4. Hoy decidieron jugar a las sillas musicales en la oficina. El primero fue Fabián, que se levantó para cambiar la silla con uno de los campos que estaban disponibles. Dos minutos después fue Vinicio quien cambió el mouse de la computadora con el mismo campo que lo había hecho Fabián. Cinco minutos después, volvió a levantarse Fabián, esta vez ocupaba cambiar la silla, así que se desplazó por toda la oficina jalando la silla, parecía una azafata ofreciendo los snacks en un vuelo.

    - ¡Desgraciada! – le dijo Sandra a Fabián cuando se enteró de que este había regalado la alfombra que tenía en la casa y que Sandra había pedido por si algún día quería deshacerse de ella. Si no podemos tratar mal a las amistades, no tienen razón de existir en nuestro entorno.

    Cinco minutos después, era Isabel quien se unía a la conversación.

    - Debe estarse despertando – dijo Isabel, sobre el pobre Enrique que aún no hacía acto de presencia – ayer dijo que hoy venía – madrugar es una crueldad que no todos agradecen, además se encontraba al día con sus trabajos, había descargado ya un poco del estrés acumulado.

    Mi intención nunca ha sido el divertirme a costas de los chicos, mal escribo estos borradores por si llegado el día, debo irme de este sitio, para recordar que la gente, dentro de un ambiente laboral también puede sacar un rato para sí mismo, para relajarse.

    Descubrí que Vinicio y Sandra, ya no solo comparten su afición por ir al baño a la misma hora, ni usar los íconos sobre personajes en sus aplicaciones de trabajo. Consiguieron cepillos de dientes iguales, así como los forros de sus teléfonos. Lo cual no me sorprende, dado el vínculo psicoafectivo que han desarrollado como necesidad a la interpretación social que reciben uno del otro. De aquí a que se les ocurra hacer cambios de pareja, creo que aún queda algo de tiempo.

    Por lo que hoy Romeo vino con vestuario que me recordaba a las grandes épocas del cine, con colores claros, sin tantos detalles (de seguro algunos ojos, en alguna esquina, se posaron sobre él), Paolo arribó con un traje azul, como aquellos marineros de las películas que dejan amores antes de zarpar a altamar. Aunque Evangeline lo comparó con uno de esos maestros de antaño, vestidos de manera formal, con cierto aire escolar, a mí me dio más la impresión de un azul marino o capitán, depende del punto de vista (tal vez sea un fetiche).

    Justo cuando Donato preguntaba por Enrique, este apareció en la oficina, de la manera más jovial posible, se completaba el círculo de la esquina, con todos sus miembros de cuerpo presente.

    A veces, pasa que noto alguna mirada de uno al otro, por encima del escritorio, cuando pasan al lado, algo hay de sentimientos en este lugar, algo de amor en el aire, de deseo, de fantasías por cumplir, pero son cosas que me reservo, aún no me corresponde escribirlo, las cosas que se notan a simple vista no siempre necesitan ser escritas. Porque aquí, hay quienes desean invitar a un compañero (a) a bailar con ellos, algo así como Uma Thurman a John Travolta en Pulp Fiction. También hay, como el caso de Sandra, que su fantasía no trabaja de manera regular en la oficina, lo hace de manera externa, en el área de programaciones, por lo que su vista tiende a relajarse con menos frecuencia que la de otras personas, ya lo habrá recorrido visualmente más de un par de veces, como el Nilo recorre a África.

    Hoy hicieron de la oficina una batalla campal, un sitio donde Enrique se atrevió a decirle a Fabián las verdades en la cara y el otro, por instinto, se defendió contra todos los pronósticos. Pocas veces he visto a Enrique desenfundarse de esa manera, sacar las uñas, y a Fabián, espero que la valentía le dure esta vez, al menos lo que tarda un partido de futbol. Podría contar al menos un par de personas a las que veo en un futuro disfrutarse mutuamente, pero me reservo cualquier observación.

    Tuve un espacio disponible a mediodía, y pensé en que Fabián, Vinicio, Sandra y Enrique hicieran terapia grupal, pero luego me acordé de mis nervios, venidos a menos durante las últimas semanas, yo ocupaba descansar.

    Me sorprendió Nicolás, que se mantuvo aparte de las distracciones, quizás le falta aun afianzarse dentro del grupo, porque se nota que lleva rodaje a cuestas.

    En ocasiones gasto hasta tres hojas de papel en estas anotaciones, luego cuando saco la basura, reviso, por si alguna anotación se me fue, por si recuerdo algún detalle adicional, ya me ha pasado, recuerdo alguna risa, alguna mirada o simplemente los veo sentados cada uno, en su asiento, porque, aunque no hay asientos fijos para nadie, los grupos están ya formados, como en la escuela o en la familia.

    Finalmente, he pensado en pasar una hora de terapia con cada uno, no para analizarlos como ellos creen que son, si no como realmente son, pero lo dejo pendiente para luego.
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  5. Todos somos perfectos dentro de nuestro propio universo, todos somos soles que alumbramos nuestra propia galaxia. Aunque exista el oscurantismo, esas tendencias que nos van formando.

    El sábado amanecí con Donato… no, no de esa manera, amanecimos hablando desde las 6:00am, como dos personas que no sabían que era fin de semana y podían destinar su tiempo a descansar, a dormir, me contó de sus ronquidos, de sus manías a la hora de dormir, de cómo había decidido que en su próxima vida se dedicaría a cualquier cosa menos a trabajar, los hombres no habían nacido para eso.

    A Mateo le recordaron lo hermoso que se veía esta semana que tocaba quincena y durante los días previos, se le notaba una luz que irradiaba hermosura, los siguientes días, era simplemente un tipo normal

    - Evangeline, ya empiezas a verte más interesante – le contestó Mateo, haciendo notar que ya casi tendría efectivo en su cuenta bancaria, dado que Evangeline padecía para llegar a final de la quincena.

    Si tuviera un dólar por cada vez que atino con Fabián, ya hubiera hecho tour por el Caribe, conocería Nassau, La Habana… después de ayudarlo con la chica de la peluquería, de darle su número telefónico a ella, sin saber su nombre, - creo que se llama Estela o Estefanía -, y de poner mi cara de idiota diciéndole los dos nombres, resulta que no salió con ella. Siempre era lo mismo, era muy flaca o gruesa, era muy alta o baja, era demasiado blanca o morena, las besaba, pero no sentía mariposas en el estómago o conversaba con ellas por mensajes, pero no sentía química. Este hombre era el perfecto espécimen por el que las chicas terminaban en un monasterio. Si las mujeres no tenemos memoria, los hombres no tienen decisión.

    Sandra apareció ese lunes en la oficina, con un ataque de tos que retumbaba en las paredes, un fin de semana de desenfreno le había terminado de activar las enfermedades que la aquejaban desde la semana anterior – tu cara te delata – le dijo Isabel, pero Sandra le contestó con un movimiento negativo de su rostro, el pecado no tenía admisión en estado de enfermedad. Dice que estuvo con fiebre, lo cual me extrañó, dado que ella siempre anda caliente.

    - Van a repartir banano, entre las frutas – me dijo Isabel – la merienda favorita de Sandra.
    - ¿Pero solo o cubierto con chocolate? – le dije soltando una sonrisa. Sandra nos volvió a mirar y se sonrojó, pero no aclaró la duda con el chocolate. Vinicio tampoco pudo sostener la risa con el comentario.

    Isabel y Rebeca habían vuelto a sentarse juntas, últimamente Evangeline se sentaba en el lugar junto a Isabel, pero Rebeca había llegado antes y había aprovechado, así podían hablar de cosas de mujeres, de trabajo, hombres, deportes y otras cosas que, sentadas de manera distanciada, no tenían la misma fluidez en el mensaje.

    - No está aquí – me dijo Romeo cuando fui a la oficina de AP a buscar a Mateo – está sentado frente a Paolo.
    - ¡Qué ingratos ustedes con Paolo!, hacerle eso.
    - Fue cosa de él, no me juzgue.

    Iniciando la tarde, comenzó a sonar música Tex Mex y cuando volvimos a ver, Amalia movía sus pies por debajo del escritorio al ritmo de la música, llevaba un audífono puesto en su oído derecho, pero podía asegurar que escuchaba la música saliendo del comedor.

    Luego, empecé a practicar el cristianismo, me di cuenta de que Sandra, Vinicio y Enrique van a Cartagena en agosto. Recé un Padre Nuestro y pedí la interseción por todo Colombia. Un país tan bello no merece algo así.
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  6. Pensándolo bien, una obra de teatro sería algo muy costoso de llevar a cabo, escenografía, vestuarios, maquillajes, no dudo de la versatilidad de la oficina para interpretar los papeles, pero tendría que empezar con un guion y siendo realistas, soy una chica bastante idiota en lo que a las letras se refiere, no es lo mío.

    Pero… bueno… qué pasaría si cada uno de ellos fuera una película, mi filmografía sería brutal. Tendría películas, cursis, melodramas, comedia, ciencia ficción, vaya, tendría hasta películas para adultos. Si ellos fueran películas, tendría que buscar un soundtrack que se adecuara a cada uno, teniendo entendido, que quizás en algunos casos, sería fácil, en otros no tanto. ¿Qué dices Bianca?... perdón, voy a tachar mi nombre, no es adecuado que quede escrito, aunque los escritos sean para mí. Decía que cada película tiene un soundtrack que lo identifica, esa canción que la escuchas en la radio y de una dices “qué buena peli”, porque seamos francos, no existiría Titanic sin ‘My hearth Will go on”, o Star Wars sin su banda sonora, lo mismo Indina Jones, Men in Black, The Breakfast Club.

    Quizás la secadora aun no termina de dejar seco mi cabello e imagino estas cosas. A algunos tal vez les gustaría saber las canciones que encontré adecuada para ellos, a otros en cambio, podría parecerles hiriente. Pudiera ser también que estos leggins me marquen demasiado la pierna, y aunque solo vaya de compras, no quiero ojos recorriéndome como si fuera un mapa. Pero es sábado y podría por un día a la semana, ser esa mujer que deja que la miren viva y no medio agonizante, un poco atrevida, sin caer en la vulgaridad.

    Además, esto de las canciones, me puede dar ánimo, el suficiente para pasar un buen día, anoche hice una playlist, sin ningún orden en específico, sin darle prioridad a ninguno de mis buenos muchachos, y ojo, porque en muchachos incluyo también a las mujeres, no encuentro necesidad de aclarar los sexos en una oración. Debo decir que para Sandra se me vinieron muchas canciones a la cabeza, “El apagón” de Yuri, “Todos me miran” de Gloria Trevi, pero terminé por darle una canción más personal, lo mismo me pasó con Fabián y Enrique a quien en un principio me inspiró “Corazón Partío” de Alejandro Sanz, pero terminé cambiando, Isabel y Evangeline fueron de las más difíciles, vaya que cuesta encontrar una canción que las refleje o se acerque al intento. Incluí también a Mateo, Paolo y Romeo, siendo que a ellos aún me falta conocerlos mejor y ver qué tantos delirios emocionales puedan tener.

    Casi me voy de compras sin apuntar la lista de canciones, por si se me daña el teléfono y pierdo de vista alguna canción. Esas cosas pasan. A Sandra finalmente decidí dedicarle “Tu reputación” de Ricardo Arjona, “El triste” de José José debería ser un himno para Fabián, Rebeca es un alma libre, siento que “Bonito” de Jarabe de Palo le va bien, aunque en un inicio también pensé en “Flaca” de Andrés Calamaro, pero pudo más el jarabe, ‘Mayores” de Becky G y Bad Bunny está hecha para Vinicio, escuchando a Los Rabanes, adopté “My commanding wife” para Evangeline, “Las de la intuición” de Shakira, para Paolo, “Madurar el amor” de Pedro Guerra debe ser para alguien difícil de atrapar en su juventud, así que Isabel te la dedico, Donato podría darle voz a Alaska con “A quién le importa”, Pimpinela no puede faltar en una playlist y si “Como la tele” no está hecha para Mateo, no sé cuál canción darle. A Amalia, le dejo “Nube viajera” de Alejandro Fernández, ‘Diablo” de Alejandra Guzmán es el tema ideal para Nicolás, y con los dos restantes, tuve mis conflictos para hallar sus canciones, pero Estopa con “Vino tinto” podría escuchársela yo a Romeo en un karaoke. No, Enrique, no me olvidé de ti, por eso te dejo “Infinito” de Bunbury. Me voy, porque se me hace tarde.

    robsalz.blogspot.com
  7. Entre todos los curiosos y poco convencionales casos que atiendo en esta oficina, no encuentro alguno con el que poder entablar una conversación sobre este crucigrama de las quejas que Paolo me comentó la otra vez. Es obvio que no es Paolo quien se queja, puesto que he conversado con él y no es persona de quedarse callado, es fiel creyente de decir las cosas en la cara, tiene un estilo tipo Scotland Yard de fruncir sus cejas cuando su humor comienza a cambiar, su manera de caminar sin mirar al piso, no podría venir de él la queja.

    Y aún sigo creyendo que serían pocos los pacientes con tendencia a trastornos mentales que no trato en este sitio, y mira que aquí he encontrado varios síndromes clínicos: obsesiones, trastornos sexuales, abuso de sustancias, depresión, trastornos afectivos y bipolares.

    Después del tercer cigarrillo, de ver un video para adultos y comer pizza, tiré dos cartas a la mesa: Romeo y Mateo. Son mis dos posibles cartas, Mateo se encarga de depositar las planillas, cada quincena mide la belleza de Amalia y Evangeline en base a su salario y el tipo de cambio del dólar, tiene fuerte tendencia a la frustración y la histeria cuando se une a los juegos de mesa.

    El otro candidato es Romeo, que creo que entra en el gusto de algunas compañeras, siempre anda con buena presencia, viste de manera sofisticada y yo diría que es la versión masculina de Isabel, si se puede considerar eso. Tiene aires de Don Juan, de premio inalcanzable, pero es poco lo que he llegado a conversar con él, tal vez tenga algún trastorno que aún no noto.

    No quiero pedirle detalles a Paolo, prefiero poner a prueba mi intuición. El resto de casos, todo normal hasta ahora, Enrique y Sandra no coincidieron conmigo esta semana en la oficina, tampoco Rebeca; Isabel y Amalia empiezan a integrarse al grupo de Vinicio y Fabián, nada bueno hay en ello, Evangeline está recuperándose de la sesión de fisioterapia (le dieron un punzonazo en seco y ella ocupa lubricación) y Nicolás, Vinicio tiene razón, es una mosquita muerta, es peor de lo que aparenta.

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  8. Nuestra historia nos lleva a una zona rural, ubicada entre potreros y carreteras de tierra, donde la luz eléctrica solo se ve a lo lejos en el centro del pueblo, ahí encontramos la pequeña iglesia, un mini super, una cancha de futbol que usan más los caballos y las vacas que pasan, que las personas, y por supuesto no puede faltar un bar al frente. Es ahí donde un hombre humilde se enfrenta a un dilema moral, cristiano y espiritual, hechos paranormales lo acechan, día y noche, en especial de noche, los susurros que resuenan en las paredes no dejan dormir, donde algo más grande que un perro de caza camina por el techo dando vueltas hasta que sale el sol, y donde ya ni los grillos se escuchan por el miedo a lo que ronda esta granja….

    - ¿Hola campesino, por fin decidiste aceptar mi oferta?
    - La estuve pensando, pero me temo que ocupas más que lo prometido para terminar de convencerme.
    - Riquezas y poder tendrás, no existirá nadie más grande que tú en este pueblo olvidado por aquel a quien llaman Dios. Pide, y yo proveeré, pero recuerda, el precio también subirá.
    - A mi edad, es poco lo que el mundo puede ofrecerme, he saciado mi vida de muchas formas, pero supongo, que nunca está de más la posibilidad de crecer, al final, si el mundo fuera de los cobardes, estaríamos en la Edad de Piedra, por eso los valientes, los que se atreven, usurpan el poder. Pero veo que hablas de subir el precio, ¿qué tanto lo subes?
    - Así que te preocupa tu edad, y qué tal si pudiera devolverte eso que el tiempo con tanto empeño te quitó, será un joven por otro, dime viejo campesino, a dónde te gustaría volver, qué edad te gustaría tener.

    El viejo campesino miraba sus manos, mientras su piel callosa le recordaba todo lo que había vivido... la sombra de aquel que ronda en la oscuridad se movía entre las paredes al tiempo que las llamas de la fogata parecían cobrar vida propia...

    - No cualquier melocotón puede hacerme sonreír, pero he visto con ojos buenos a la hija del viejo Zacarías, pero su abolengo está muy por encima del mío, aún si yo tuviera la juventud para cortejarla, el viejo no permitiría que cualquier mozo se acercara. Por lo tanto, no sólo necesitaría juventud, ocuparía buenos terrenos y si de paso... añadieras infamias para aquellos que me han visto con ojos de enfado, podríamos sentarnos a conversar de buena manera.
    - Oh ya veo, creo que podemos llegar a un acuerdo, sé que el hijo del dueño del bar se interesa en esa joven, también el sobrino del Cura, tráemelos a ambos, uno por la joven, uno por tu juventud, y llegaremos a un acuerdo.......

    La figura del ser oscuro se esfumó en el aire, saliendo de la cueva, al tiempo que el sol se asomaba en el horizonte.

    Dudó el viejo durante la noche, si aquello que pretendía valía tanto como para empeñar el alma. Pero entonces se dejó llegar el amanecer, y se pensó “aquél a quien llaman Dios, ha olvidado este viejo lugar, hace décadas que no se le ve llegar por aquí”. El tiempo había pasado y la vejez no era buena compañera. Se desayunó un pan con café, se vistió y salió a caminar. Se encontró con Angélica, con su juventud, sus ojos color chocolate, su piel morena, como si el Sol la hubiera pintado con caramelo, sus trenzas a media espalda, si existía una mujer que hubiera sido tallada por alguien con poder celestial, era ella. Ni Ezequiel ni Dionisio eran merecedores de aquella belleza, había que sacarlos del camino, la felicidad es un premio para los que luchan por conseguirla.

    Se acercó al bar y ahí, limpiando las mesas estaba Dionisio, con un paño sobre su hombro izquierdo, el viejo sabía lo que debía hacer. Pidió una cerveza, se sentó en la barra, era el único cliente.

    - Sabes Dionisio – luego del primer sorbo – me es inconcebible la manera en que manejas lo que los otros dicen de ti, yo estaría indignado.
    - ¿De mí? – dijo el otro con cara de asombro.
    - Sí, sí, te digo que no sabes cómo envidio esa compostura tuya.
    - Pues creo que sabes más que yo.
    - No quiero ser quien cree un conflicto, pero he escuchado que Ezequiel, está interesado en Angélica y que además se ha dejado decir que él es el único hombre que podría conquistarla, que tú eres joven, pero que tu empleo es poca cosa y no tienes nada qué ofrecer.

    Dionisio tomó el paño, se secó su frente y mirando al viejo, se sentó junto a él.

    - Nunca me ha caído bien ese Ezequiel, sabes.
    - Mira Dionisio, yo creo que lo de él pasa por ser sobrino del Cura, esa gente cree que Dios está de su lado.
    - Así que soy poca cosa para Angélica.
    - Mira, en esto de las mujeres, hay que andarse con cuidado por las ramas, tú entiendes, pero, si en algo puedo ayudarte, sabes que estoy contigo.

    Terminado el trago, satisfecho por los pormenores que había tratado con Dionisio, se dirigió al templo, era apenas mediodía de jueves y a esa hora casi asustaban en el lugar, se quitó su sombrero y se sentó en la segunda banca de la fila derecha, se hincó y estaba medio dormido cuando escuchó que alguien hablaba en el templo.

    - Me asombra verlo por acá, su visita no pasa muy seguido.

    - Hola Ezequiel, las enfermedades me han alejado un poco de estos sitios, pero hay cosas que atormentan mi alma y vengo donde Dios a pedir su iluminación, por mí, por ti.
    - ¿Por mí?
    - Sí Ezequiel, por ti, por las calumnias que escucho decir sobre ti.
    - Creo no entender.

    Como si la voz del mismo diablo le hablara al oído susurrándole qué decir, tomó la mano del chico, se limpió las rodilleras del pantalón y sentándose como es debido, comentó que había escuchado hablar a Dionisio.

    - Así como te lo cuento Ezequiel, dice Dionisio que tú no pasas de ser un chiquillo envuelto en las enaguas de tu tío, que para ser hombre te haría falta que alguien te diera clases. Por eso vengo acá, a pedirle a Dios que limpie tu nombre.
    - Yo mismo puedo limpiarlo, no ocupo a Dios en esto.
    - Justo ahora pasé por el bar para pedirle a Dionisio explicaciones, pero me dijo que un viejo como yo era peor que un chiquillo como tú, que a él le sobraba escuela para enseñarte a crecer.

    Alentado por el viejo, emprendió Ezequiel camino y se encontró con Dionisio terminando de asear el bar, ambos se enfrascaron en un dime y responde, tanto que empezó la gente a alborotarse frente al lugar, de pronto, empujó Ezequiel a Dionisio contra la barra y este, sin pensar lo que hacía, sacó de detrás de la barra su revólver y disparó dos veces contra el inocente sobrino del Cura.

    Entró corriendo el Cura, pero Dionisio estaba enardecido y al oír los terrores que Dios haría con su alma, disparó también contra el hombre de Dios y luego, perdiendo la cabeza, abrió su boca y se metió un tiro, antes de que su padre pudiera hacer algo por evitarlo.

    Aquella tarde hubo luto en el pueblo, pero para el viejo, era una tarde de victoria, esperó durante toda la tarde, sin importarle que la lluvia venía desde el Sur, cuando no hubo nadie en el cementerio, se acercó con una pala, y durante gran parte de la noche sacó los cuerpos de los tres involucrados, los montó sobre su carreta y jalando el mecate de su mula partió al mismo sitio donde había entablado conversación las veces con el demonio, hincado lo llamó y al cabo de unos segundos, un aroma a azufre empezó a llenar aquel sitio. Luego como si de magia se tratara, las llamas de la fogata cobraron vida, y el mismo Diablo salió de entre las sombras aplaudiendo.

    - Has hecho un trabajo envidiable. El detalle del Cura ha sido la cereza sobre el pastel.
    - La chica vale el sacrificio de esos dos infelices. He hecho mi parte, te pido que hagas la tuya.
    - Sí mi viejo amigo, solo te falta un último paso, y para cuando termine esta semana, ya estarás disfrutando de lo que más anhelas.
    - Dime, ¿qué más debo hacer?
    - Tomarás cada uno de estos cuerpos, y los enterrarás en tres puntos distintos, el del Cura, cerca del puente de piedra, justo en el centro del cruce de tres calles. Los de los jóvenes, deberás enterrar uno detrás de la iglesia, en el cruce entre la panadería y el cementerio. Y el otro, abajo en el pueblo, en el cruce entre la lechería y la salida del pueblo.

    Durante esa noche el viejo tomó el cuerpo del cura y lo subió a la carreta de nuevo. Luego, hecho a andar, su espalda le punzaba con cada vez más intensidad mientras cavaba, rezándole al Dios que el mismo decía que lo había olvidado, que nadie lo viera, fue así como al amanecer se retiró del cruce y se dirigió a su vieja casa, la cual parecía que el más mínimo viento la derribaría, se quitó las botas llenas de tierra y se dejó caer sobre su viejo catre, durmió todo el día, y al atardecer subió el cerro, fue allí donde se dio cuenta que las arrugas de sus manos ya no eran tan marcadas, sintió que mientras subía el cerro sus piernas y su espalda ya no se quejaban tanto –De seguro ya está haciendo efecto el sacrificio- pensó mientras subía.

    Esperó en la caverna a que la noche se hiciera más oscura, luego tomó el segundo cuerpo y bajó por el cerro. Llegando a la iglesia, sintió miedo, no se había acercado a Dios en muchos años y ahora estaba justo atrás del templo enterrando al sobrino del Cura, que sus pecados habrá tenido, pensó que era una falta de respeto lo que hacía, y su mente se llenaba de pensamientos que le pesaban en la conciencia, sin darse cuenta de que algún borracho que pasaba lo pudo haber visto, y no sólo el borracho, sino que también alguno que otro campesino que pasaba por allí. Para cuando terminó se dirigió de nuevo a su humilde casa, entró y encontró grandes piezas de oro debajo de su cama, el trato ya estaba siendo devuelto, luego se fue a dormir, y durmió durante todo el día. Mientras esto pasaba no se dio cuenta que en el pueblo ya la voz se había corrido, lo habían visto sepultar algo detrás de la iglesia. Al mismo tiempo la madre del pobre Ezequiel se dirigía al cementerio a visitar a sus parientes, sin embargo, encontró las tumbas movidas.

    Durante la noche el viejo volvió a toda prisa, tenía el aspecto de alguien de treinta años y su cuerpo erguido y lleno de energía le permitía correr colina arriba, ahora tenía más oro del que había en la mañana, y esto lo motivó a apurarse a enterrar al joven Dionisio. Tomó el cuerpo y sin pensar en que apenas y estaba entrando la noche, lo subió a la carreta y apuró a la mula a caminar colina abajo, cada minuto sentía aun más energía, tomó la ruta larga, dando la vuelta al potrero, llegaría a eso de las nueve de la noche al cruce frente a la lechería.

    Al mismo tiempo en el pueblo ya se juntaban los familiares de los fallecidos que a este punto no sabían del paradero de los cuerpos, y salieron quienes decían haber visto al viejo rondando la noche anterior detrás de la iglesia con una pala. La reunión se extendió hasta largas horas de la noche, y terminó cuando uno de los jóvenes que cuidan la lechería entró corriendo, había visto al viejo enterrando un cuerpo en el cruce, todos salieron a toda prisa, pero cuando llegaron ya el viejo no estaba, aun así, se dispusieron a desenterrar lo que al viejo le había tomado horas en enterrar, con horror los presentes confirmaron que era el cuerpo del joven Dionisio, un viejo que nadie estaba seguro de haber visto antes se acercó gritando.

    - El viejo hizo un pacto con el diablo, él convenció a Dionisio que matara al cura y a su sobrino.

    No faltó quien confirmara haberlo visto hablando en la mañana con ambos jóvenes antes de que el caos comenzara. Todo el pueblo se formó y caminó hacia la vieja casa del viejo. Llegaron unos minutos antes del amanecer. El viejo dormía sin saber el problema en el que se había metido.

    Salió aún medio dormido cuando escuchó los gritos que clamaban por él, no se dio cuenta que al momento en que desenterraron el cuerpo de Dionisio esto significaba que el trato no se había cumplido, por lo tanto, no notó que su cuerpo ahora se veía igual de viejo que hace tres días.

    - ¡¡¡Ahí está!!!- gritó el padre de Dionisio, y se lanzó a darle un golpe.

    El viejo intentó correr, pero sus rodillas fallaron, trató de defenderse, pero su fuerza era la de un viejo, y el linchamiento que le propiciaron, lo dejo agonizante. Metieron su cuerpo aún con vida en la vieja cabaña, tomaron el oro que vieron y se lo llevaron, luego le prendieron fuego a la casa, y del viejo nunca nadie volvió a hablar. Mientras que en el cerro una risa maligna retumbó entre aquel lugar olvidado por Dios.

    La tragedia marcó al pueblo para siempre, y desde ese día todos saben que si salen después de la media noche y cruzan por alguna intersección o detrás de la iglesia, el diablo se aparece y pregunta:

    Y tú ¿qué anhelas tener?

    (Colaboración del youtuber Montaraz Oscuro)
    https://www.youtube.com/@MontarazO

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  9. - He notado que después de los treinta, me puse mejor – Vinicio y Fabián voltearon a verla – mejor en la parte física, en cuanto a condición, - aclaró Evangeline – después de los treinta, las mujeres tomamos un segundo aire.

    Fabián venía tomando su tercer aire, ahora usa las escaleras para llegar al cuarto piso, y acaba de bajar al baño del primer nivel, junto con Vinicio, que también tomaba aire, pero parecía en mejor condición que su compañero.

    Eran las diez de la mañana y seguía sin rendirle el día a Fabián, pero era imposible, llevaba treinta minutos destornillado de la risa junto con Vinicio, ambos entraron a la reunión y las primeras palabras de Donato fueron “ese grupito de atrás”, y aunque bajaron el volumen de sus risas no lograron conseguirlo del todo, a Fabián por poco se le sale un gallo cuando le llegó el turno de hablar, a eso los llevó la chica a la que vieron cuando fueron al baño y cuya dentadura no pudieron olvidar, intentando averiguar si sus dientes eran reales, prótesis o si ella había pegado cada diente con goma blanca a sus encías.

    Hoy volvió Sandra por un breve espacio a la oficina, ha estado enferma, vino a sesión con la fisioterapeuta, con shorts, tipo playero, enseñando unas piernas tan tristes como un tango de Gardel, apenas pronunciando palabra, su sesión fue luego de la de Evangeline, quien salió directo a la farmacia, en busca de un analgésico para el dolor de sus contracturas, el estrés, el cansancio, todo se une y forma un ejército que se fortalece con el paso de la edad.

    Parece que los nublados del día quieren un poco de sol para Fabián, la muchacha a quien le di su número telefónico devolvió la llamada y consiguió concertar una cita, le recordé la importancia de saber protegerse, en caso de que la susodicha posea un grado de urgencia parecido al de él por contacto físico. Dicen que siempre hay una despeinada para un espejo roto, tal vez sea cierto.

    Isabel envió a Vinicio y Fabián a comprarse leggins y camiseta roja, para combinar con sus zapatos y sacar su Chapulín Colorado interno.

    - Amalia, usted se la come en una sentada – dijo Isabel, sin percibir el doble sentido.
    - Y sí, de una sentada – sonrió Amalia, sirviéndose una de las donas que aún quedaban en la caja que acababan de comprar Vinicio, Nicolás y Fabián.

    Pero entonces algo pasó, estaba yo almorzando con Evangeline y Amalia cuando Paolo se acercó, se sentó a mi lado a almorzar y me dijo:

    - Doc, vieras que he recibido quejas sobre usted.
    - ¿Sobre mí?
    - Sí, quejas por personas a las que no ha incluido dentro de sus citas diarias.
    - Páseme el detalle por privado, para valorar si necesitan atención y ver los casos uno a uno.

    Creí tener a todos los pacientes que consideré que necesitaban ayuda, pero parece que algunos se han escapado al diagnóstico.
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  10. Isabel le dijo la verdad a Fabián, le dijo que andaba sensible, que prefería no hablar y en tono de burla, les pidió a Vinicio y a Fabián, que le avisaran el color de zapatos que iban a traer a la oficina para él combinarse también.

    - Y no sólo andamos los zapatos iguales, compramos el mismo collar - le dijo Vinicio a Isabel, haciendo clara referencia a Fabián, quien reía sentado al lado, estuvo Isabel a punto de preguntar si no habían organizado su ropa interior, a fin de llevarla igual, pero se detuvo al pensar que pudiera ser, que Sandra, anexada a ellos, también organizara su ropa interior a fin de coincidir en estilo o color con Fabián y Vinicio, acto que representaría una imagen no apta para su mentalidad.

    - Esa app de Rebeca, es un relajo - se quejaba Donato con Isabel, recostado a la pared de vidrio - terminaba de ver una película y empezaba otra, por fin como a las once de la noche cuando estaba roncando en el sillón, le tomé una fotografía y se la mandé a Rebeca, con un mensaje que decía "una clienta feliz".

    Por allí vi las fotografías de los cumpleañeros del mes y dijo Amalia que ella no sabía qué foto enviar, así que envió la primera que encontró. Querida, relax, una como mujer solo busca las fotografías que más le favorezcan, tú tranquila, elegiste bien. Al que vi decaído en la reunión virtual, fue a Nicolás, pensativo, no se le escuchaba palabra, muy serio para la juventud que tiene, parece tener un potencial innato para ser atendido por mí, yo prefiero a los pacientes así, agazapados, porque de ellos son los pecados que no se dicen. Evangeline sigue disgustada con Fabián, por el comentario de su poco atractivo físico como maestra, a cada oportunidad se lo reprocha y me dijo Fabián que iba a mandarle un mensaje por WhatsApp, disculpándose, aunque sentía que tenía razón, habían elementos más interesantes en la oficina de al lado.

    Y Vinicio, luego de Colombia, se le ve alegre, ahora se dio cuenta de que el problema en el amor, la pasión y el romance no es él, es la geografía, porque en Costa Rica no saben apreciar la calidad de cuero que es él, lo suyo es internacionalizarse, ser un American Idol, un bocado internacional. Tal vez pase el mismo problema con Fabián, aunque en su caso, creo que el problema sí es el, porque ligues le aparecen, pero donde manda el arrepentimiento, nunca mandará el placer.

    Sin embargo, porque siempre hay un sin embargo, Fabián me pidió algo, algo que él no se atrevía a hacer, darle su número a una muchacha, yo sí pude (diría el Chavo del Ocho), falta ver si mordió el anzuelo.

    Postdata: Sí mordió el anzuelo.
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  11. Dice Fabián que el morbo es encontrar a alguien con quien puedas hablar rico, de todo, sin pudor, con toda la confianza, o sea… poner en el micro la carne para calentarla. Mientras Fabián sueña con el morbo, Vinicio lo conoció.

    La semana anterior hizo viaje por el Sur del continente, a Colombia, la tierra del café, el aguardiente y la diversión. A Cartagena, un viaje a la playa, libre del estrés del trabajo, de los tumultos de San José, lejos de los trajines diarios. Un viaje para encontrar a su yo interno, y si se puede, a alguna interesada en las danzas del amor. Enfiestado con varias chicas en un yate, viviendo la vida que Costa Rica no le daba.

    - Vieras Fabi, al final conseguí el contacto de una venezolana, una argentina y una alemana.
    - Y yo aquí pasando frustraciones, ¿y tiene fotos?

    Por supuesto que las tenía, y tenía más, tenía anécdotas de una semana entre bares, cervezas y amigas que lo habían invitado a repetir el viaje en unos meses. “Hay que ponerse con Dios” le dijo Evangeline, pero Fabián y Vinicio soltaron una sonrisa y continuaron con la charla. Entonces Vinicio le dio el teléfono a Evangeline para mostrarle la foto de una chica recostada en sus piernas, algo comprometedora, pero dice Vinicio que el ángulo en que la sacaron favorecía la perversión de la mente.

    - Mi pareja y yo, duramos cincuenta y cinco minutos – dijo Donato cuando escuchó el relato de Vinicio – eso sí, cincuenta minutos con lengua porque si no, no puedo rendir – y se sonrojó él mismo, luego de poner atención a su propio comentario.

    Me contó Isabel, que el pobre Nicolás la había pasado fatal el día anterior, solo en la esquina, sin el séquito a su lado, únicamente se había presentado Enrique, pero él no tiene la particularidad de ser la persona más conversadora en el planeta, por lo que el día había sido algo largo para Nicolás.

    Entonces volvieron a sonar las risas, habían advertido a Vinicio que no se le ocurriera llevar a Sandra a esos viajes, Colombia no estaba preparada para ella, no me podría imaginar yo a Sandra borracha en una discoteca colombiana a medianoche, buscando un hombre.

    Dice Fabián que los hombres no tienen memoria, pero Donato acababa de recordar un viaje a Medellín, hace muchos años, “era riquísimo”, dijo acordándose de un momento en particular, mientras las mejillas se le ponían rojas por el pudor.

    En Colombia, Vinicio había descubierto algo, en una hipotética obra de teatro, él sí era capaz de encarnar el papel de Sandra y con algo de suerte, podía llevar ese papel un poco más allá.
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  12. Donato acababa de deja sin palabras a la pobre de Isabel, primero se había acomodado su pijama, sí, cuando las reuniones tocaban de manera virtual, Donato tenía la sana costumbre de reunirse haciendo uso de alguna de sus pijamas, a veces en pantuflas o en medias.

    - Isa, ¿usted tiene ropa elegante como Rebeca?

    La mirada fría de Isabel tardó cinco segundos y luego, Donato se contestó a sí mismo.

    - O sea… no hace falta saco y corbata, como Amalia, la primera vez que vino a la oficina.

    Los dueños de la empresa llegaban al día siguiente a la oficina y había que dar buen aspecto, se había seleccionado a aquellos empleados con más antigüedad en el lugar para que asistieran a la oficina, entre ellos Rebeca, Evangeline, Isabel y Amalia. Dos por cada departamento.

    Nombrar a Amalia, había sido traer a la memoria su primer día, no estuve ahí, pero cuentan las leyendas que llegó enfundada con ropa formal, enagua hasta los talones, blusa de manga larga, fuerte maquillaje y zapatos de tacón, de manera que al caminar todos sabían cuando se movía, por el sonido de los tacones contra el piso. Luego se daría cuenta que con un jeans, abrigo y tenis era más que suficiente para presentarse a trabajar de manera normal.

    Y tomar a Rebeca como punto de comparación, resultaba de cierto modo, fantasioso, Rebeca siempre lucía impecable, bien peinada, con la ropa aplanchada, pantalón de casimir o falda de vuelo largo, yo no podría imaginarla con la ropa manchada por comida o por sudor, no me la imaginaba tampoco con ropa americana (tan usada en Costa Rica), para dormir me la imagino con uno de esos pijamas que incluyen pantalón y camisa con botones, sus uñas bien pintadas y perfume, porque el glamur no debe perderse ni para ir a dormir.

    La moda es muy circunstancial en este sitio, Evangeline por ejemplo, es seguidora de la cultura romana, por lo que en reuniones importantes aparece vestida de esa manera, cual Espartaco moderno, llamativo el atuendo. Como dije, la moda es muy circunstancial en esta oficina, el negro por ejemplo es un color sumamente usado, me cuesta imaginar a Enrique con otro color, sentado frente a su escritorio, con sus bebidas, apenas perceptible detrás de su computadora y esa mueca que quiso ser sonrisa pero se quedó a medio camino, Sandra es devota también de los tonos oscuros, pero ya empieza a usar el verde, como un modo de renacer creo, aunque hay resurrecciones que son mucho más lentas que las de Lázaro. De Fabián, ni hablemos, la moda no es un tema que pase por sus manos. Nicolás y Vinicio, no andan tan perdidos en esto, tampoco serán modelos de televisión, pero andan dentro de los parámetros normales. Tampoco hago bien en tomarme como ejemplo, puesto que rara vez ando bien peinada, o con ropa elegante, a veces parezco una caja fuerte, sólo yo sé la combinación, y en la mayoría de las veces se me termina olvidando.

    - Ve, doc y usted me dice que no me sienta mal, que yo me veo bien.

    Me diría Fabián si alguna vez llegara a leer esto, pero como eso nunca pasará, no me preocupo, me aseguraré de que ellos nunca lean estos garabatos que escribo y que se empiezan a convertir en un pasatiempo más habitual de lo normal, me temo.
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  13. Algunos de mis queridos chicos, cuentan ya por años, el tiempo sin tener sexo, ¿cómo hacen?, yo me mantengo casta por dos semanas y siento que se me envenena el cuerpo, mi psicología no funciona allí, "mi cuerpo pide salsa" canta Gloria Estefan y no soy quién para contradecirla. Ya sé por qué veo una luz en Fabián, una chica se sentó con él en el bus, de madrugada, cuando el alma es más sensible, le montó conversación sin dejarlo dormir y bueno, él dice que no fue coqueteo, pero luego buscó a Johanna en Facebook, pero como no obtuvo apellidos, no logró culminar la búsqueda.

    - Doctora, creo que usted tiene una imagen equivocada de mí - me dijo Sandra - he cambiado.

    Por suerte, mi resistencia fue mucha, estuve a punto de escupir el sorbo de café que tenía en la boca, pero lo sostuve y no reí en frente de ella. Deberían avisar cuando le van a decir algo así a uno. Para que Sandra cambie, haría falta que Moisés vuelva a abrir el Mar Rojo, sumergirla en las aguas y golpearla en la cabeza con las tablas sagradas de los diez mandamientos.

    Justo hoy, volvió a hablarme Enrique, no lo vi al inicio, pero su parecido con Fabián es delirante, ambos viven en un mundo donde amar es complicado, Fabián tiene el problema de satanizar todo, a Enrique le cuesta expresarse, y se niega a aceptar cualquier emoción cursi que le haga sentir vulnerable, tiene dificultad en enamorarse. Lo de ambos, tiene aire a nostalgia interna. Porque Enrique, no creo que le huya al amor, lo que pasa es que, al igual que a Fabián, les da miedo sentirse bien, la felicidad les parece un cuento de terror.

    Por cierto, entre pasillos escuché que a Fabián, le cambiaron el sobrenombre, antes le decían "El Tiburón" porque devoraba a las mujeres, ahora le dicen "El microondas", sólo las calienta, no las cocina.
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  14. Si te preguntas por qué no escribo sobre mis pacientes de otras oficinas, la respuesta es fácil, llevo sus apuntes en otra bitácora. Esta es exclusiva para mis chicos y chicas de Avenida San José, Edificio 303, piso 4, oficina Sunshine.

    Llegué temprano a la oficina, tenía cosas que preparar, papeleos. Llegué con Fabián, nos topamos en el ascensor, venía con un ánimo cambiado, con cierta valentía, espero que el ánimo le dure todo el día. Vinicio y Nicolás estaban en el pasillo, tendidos boca arriba, como dos tipos tostándose al sol en una playa.

    Luego, pasó lo que temía, el fin de semana fue demasiado para Sandra, el baile del viernes, la caminata del sábado, era obvio que le iba a costar sobrevivir de buena manera, debe ser por eso que no vino hoy a la oficina, el cuerpo no le dio para reaccionar a tiempo. Cuando la vea, voy a decirle que escuche "Hoy no me puedo levantar" de Mecano, esa canción le va como anillo al dedo. A la caminata asistieron algunos de mis ilustres personajes, Sandra, Vinicio y Enrique. Estos dos últimos sí soportaron el trajín, aún no tienen el cuerpo tan abollado.

    Queriendo ser graciosa, le sugerí a Vinicio que él, en una hipotética obra de teatro podría actuar el papel de Sandra, entonces se puso las manos en la boca y riendo me dijo "ay no, me estás diciendo zorra, al suave", los dos reímos, menos mal que estos apuntes son solo para mí, de cualquier manera, estoy segura de que Sandra se lo tomaría con el lado divertido. Y luego vino el eterno dilema, el amor, aunque dice Vinicio que la diferencia entre él y Fabián, es que Fabián busca a alguien para su vida, él no, él está bien en su soledad. Y Nicolás, pues cayó en la tentación, tomó el lugar de Sandra, se sentó en la esquina y anexó sus risas crónicas a las de Vinicio y Fabián, parecían los tres mosqueteros, caídos en batalla.

    Fui por agua y sin querer, escuché a Evangeline y Amalia, conversando en la cocina sobre asuntos de parejas, pero como dice la abuela de Amalia "cuando la mujer dice no, es no", sin embargo, estas dos a veces parece que no han terminado de aprender la lección.

    Enrique, en un acto de asombro, conversó conmigo, pero el tema de conversación escapa a los temas de los cuales llevo registros en estos borradores. En un principio no creí tener la posibilidad de hablar con él, pero a veces Dios tiene la necesidad de reír y nos toma en cuenta para su cometido.
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  15. - ¡Manuel! !abra esa puerta ya!.
    - Ay papi, usted sí es exagerado.
    - Le hablo en serio, es ya.
    - Pero apenas es un paquetillo.
    - La calle no es el cuarto suyo, para que lo tenga hecho un chiquero.
    - Pero eso lo recogen después.
    - O se baja y lo recoge o se devuelve para la casa. ¿Qué le he dicho yo que uno no hace?...
    - Lo que no le gusta que le hagan.
    - Y a usted ¿le gusta que le tiren basura encima?
    - Diay, no... pero...
    - No, no hay pero, si todo el mundo son unos cerdos dejelos así, usted no es un cerdito para que haga unb asurero, para eso está en la escuela y tiene papás para que le enseñen educación.
    - Papi, pero me da pereza.
    - No le dio pereza botar la basura, la basura es suya y la lleva hasta que lleguemos y la echa en un basurero.
    Aprenda que no hay otro planeta donde vivir, si fuera que este planeta se muere y nos largamos a vivir a
    otro, pero no, si lo dejo que usted tire la basura, usted va a dejar a sus hijos que la tiren y después sus nietos.
    - Anita bota la basura y yo no veo que el papá le haga un bochinche.
    - Bueno... es que usted no es Anita ni yo soy el papá de ella. Si le dije que la recoja, la recoge. ¡Vio! no le costaba nada recogerla, no se le dobló el brazo ni se enfermó.
    - ¿Usted cree que todos deberían de recoger la basura que botan?.
    - Por supuesto, uno muestra la educación cuando está en la calle.
    - Voy a decirle mañana a Anita...
    - Sí, dígale que cuando sea grande va a agradecer que todavía exista aire limpio.