1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Nos habíamos separado tres meses atrás, la verdad era que ya no podíamos estar juntos, peleábamos casi a diario, al final ella se quedó en casa con Isabella, nuestra única hija, de 12 años ya, yo me había largado de casa, me fui a vivir a un apartamento, hace dos meses lo comparto con Hilda, mi nuevo amor, si es que uno puede enamorarse dos veces.

    Un sábado en la mañana me llamó, ocupaba hablar conmigo, accedí y fuimos en la tarde a tomar algo, llevaba un sobre blanco en la mano, el cual luego de tomar un café, me extendió:

    - ¿Qué es esto Lorena? ¿quieres que te firme el divorcio?.
    - Podrías leerlo al menos, Carlos.

    Lo tomé con una sonrisa, lo abrí de la misma manera y comencé a leer.

    - Voy otra vez... ¿qué demonios es esto Lorena? - yo ya no tenía ninguna sonrisa.
    - ¿No sabes leer?.
    - Por eso mismo lo pregunto, porque sé leer.
    - Te estoy cediendo la custodia de Isabella, la custodia legal de Isabella, sólo ocupo tu firma.
    - Barájame las cartas más despacio porque me perdí.
    - Ok, a lo que vinimos, supongo... me estoy muriendo.

    Nos miramos un par de segundos sin decir palabra y luego pedí otros dos cafés.

    - Repíteme lo último.
    - Tengo cáncer Carlos, tengo dos o tres meses a lo mucho.
    - ¡Ese café!.
    - Isabella está de acuerdo.
    - ¿Cuándo pasó esto?.
    - Lo sé desde hace cinco meses.
    - ¿Cinco meses? ¡vivíamos juntos hace cinco meses! ¿por qué diablos no lo supe?.
    - ¿Quieres que te haga un resumen detallado de los últimos meses que pasamos juntos?.
    - ¿Por qué no me dijiste?.
    - ¿Para qué?, veníamos mal, no quería que te quedaras por lástima, ni lo quiero ahora, sólo quiero hacer las cosas bien, Isabella tiene listas las maletas, yo sé que tienes pareja, pero tal vez puedes arreglar algo, ya por mí no, pero al menos por ella.

    Seguimos conversando cerca de una hora, un rato hablábamos, otro rato lloraba ella, otro más lloraba yo.

    - Te dejo el sobre, el licenciado Guzmán está esperando que lo lleves firmado, ya está arreglado todo.

    Luego se despidió, se secó los ojos para contestar una llamada y yo quedé sentado junto al tercer café.

    Tardaba 15 minutos desde la cafetería a mi apartamento, ese día hice el recorrido en dos horas, los pies no se movían. Por fin llegué, dentro me esperaba Hilda, no me preguntó nada cuando llegué, asumo que mi rostro no dejaba espacio para conversar. Me metí en la ducha, simplemente dejé que el agua me cayera, tuve visiones de episodios pasados, de cosas que creí haber olvidado y no sé el momento en que la memoria los cargó.

    - ¿Va a cenar?.
    - No, no tengo hambre.
    - ¿Puedo saber lo que pasó?, o sea... creo que pasó algo.
    - Sí, pasaron muchas cosas en realidad, muchas.
    - Ok, imagino que la pasó bien con Lorena... digo, no habla, se fue directo a la ducha, no va a comer... ¿estoy pintada?.
    - Ocupo algo Hilda.
    - ¿Qué?.
    - Hablar.
    - Oigo.
    - Quiero terminar esto, quiero que nos separemos, ya no quiero seguir con usted.

    Me gritó de todo, lanzó la comida al piso, yo no dije nada, simplemente la dejé que se desahogara de su ira. Luego de un rato se enteró que la decisión estaba tomada.

    - Ojalá esa vieja lo deje botado, a mí no me venga a llorar después, ¿oyó?.

    Luego fue a recoger sus cosas y me pegó una cachetada antes de salir por la puerta. Yo me senté en la cocina, con la mente revuelta, no tenía idea por dónde iniciar. Hice lo que se me ocurrió, empecé a recoger lo mío. La tarde siguiente entregué el apartamento y me fui con las maletas a la que había sido mi casa.

    - Alguien toca a la puerta.
    - Yo voy mamá...
    - Hola.
    - ¿Papá? ¿y esa maleta?.
    - ¿Quién es, Isabella?.

    Pasé dentro.

    - Yo.
    - ¿Carlos? - soltó el vaso de vidrio que tenía en la mano.
    - Yo lo recojo mamá.
    - ¿Qué hace aquí a esta hora?.
    - Vengo a pedir posada, si las mujeres de esta casa me aceptan - puse las dos maletas en el piso, Isabella vino y me abrazó, me besó en la mejilla y con una seña le pidió a Lorena que viniera, yo la miré y con la vista le pedí lo mismo.

    El último mes de vida de Lorena vivimos como una familia, recuerdo que dos días antes de morir nos besamos, después de años volví a decirle que la amaba y ella me devolvió la frase, Isabella vive conmigo, en nuestra casa, siempre que servimos la comida invitamos a Lorena, y siempre la siento donde nos acompaña.
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  2. No sé si me extrañaste, ni sabía si debía aparecer otra vez, al final resultó que acá estoy, aún con Benjamín. Lo sé, pero lo amo aunque sigamos igual, después de todo, somos pareja, eso sí, confieso que aún después de este tiempo juntos, sigo teniendo reservas con él, las normales para una mujer como yo. Un par de veces volvió a tocarme el tema de la amiga, las dos primeras veces subí el tono de voz, negándome a un trío, la tercera vez fue un poco más allá y me contó el nombre de la susodicha.

    Resulta que yo sí conozco a la mujer, hasta la he saludado, su elegida era Carla, y no era una amiga común, era compañera de trabajo, si antes dudaba si se había acostado con ella, ahora lo dudaba más, pasaban varias horas al día juntos, se veían siempre, de lunes a viernes, era perfecto para él, lo peor es que la chavala era de buen ver.

    Hace tiempo empecé a hacer ejercicios, no estoy mal, eso me han dicho, pero "ejercicio es salud" decía la abuela y además de ejercicio, me ayuda a relajarme y salirme un poco del cassette, sudar de otra manera que no sea por sexo, es relajante desde otro punto de vista, me sirve también para ubicar mis ideas, antes definía a Benjamín como un degenerado, hoy tiendo a pensar que yo puedo serlo un poco. No sé si tanto como Benjamín, hace tres semanas No sé si tanto como Benjamín, hace tres semanas lo encontré masturbándose en el cuarto, no pudo ni terminar, le hice una escena más que merecida, lo que no le he contado es que yo también lo hago, necesito sacar lo que tengo en mí y que no logro sacar cuando él termina antes que yo en la cama, lo que sucede más sguido de lo que yo quisiera.

    Venía casi borrando de la memoria la propuesta de Benjamín con Carla, casi borrado hasta que él volvió a sacar el tema.

    - Está deseando con ella ¿verdad?.
    - No Moni, usted sabe que yo la amo, pero tenemos tiempo de no hacer nada divertido.
    - Entonces usted necesita acostarse con otra para divertirse. Deberíamos probar meter a otro hombre.
    - ¿Tiene a alguien en mente?.

    Si le había hecho escenas, con esa pregunta le hice la escena de mi vida, los únicos excesos que hice, los hice por él, por su deseo de hacer cosas divertidas para avivar nuestra vida sexual, obvio que yo no tenía a nadie en mente, pero con mi conversación le di cabida para que lo pensara y le di cabida para que lo aceptara, que es lo peor, porque si lo acepta, yo debo aceptar a Carla.

    Este fin de semana me invitó a playas, a Brasilito, Guanacaste, lo pasamos bien, pudimos disfrutar de nosotros, como pareja, compartimos espacios que nosotros, como pareja, compartimos espacios que no andábamos juntos hacía mucho, me sentí como en luna de miel, yo ocupaba salir de San Carlos y suministrarme un poco de aire, un fin de semana lejos de todo era lo que yo necesitaba, pero el sábado trae un domingo y el domingo antecede al lunes.

    - Moni, voy a aceptar su propuesta. Ni idea de lo que hablaba.
    - ¿Cuál propuesta?.
    - Meter a un mae.

    ¡Dios! recordé la propuesta, no me pasaba siquiera por la cabeza, ni pensé que le pasara a él.

    -¿Usted quiere verme acostada con otro?.
    - Moni, no mal entienda.
    - No mal entiendo, usted aceptaría que yo me acueste con otro y usted con otra.
    - Moni, es por nosotros.
    - No sé si explicarme, pero yo no tengo ningún hombre al que le pueda hacer una propuesta así.
    - Yo se lo consigo.

    No supe la cara que hice, pero no respondí nada, la misma historia con diferente día y horario, no sé qué me dolió más, que el tuviera a otro hombre para mí o que yo aceptara.

    El amor da para mucho y en mi caso ha sido así, la muchacha está aquí, con nosotros y el hombre acaba de llamar, está por llegar a casa, no tengo conocimiento de quién sea, ojalá no lo conozca, es mejor así. Tocan a la puerta y Benjamín va a abrir, lo escucho saludar, Carla y yo estamos en el cuarto, sentadas al borde de la cama. Benjamín ingresa primero, luego ingresa el otro, lo conozco, se llama Sergio, es amigo de Benjamín, alguna vez lo he saludado, creo, nos saludamos de beso en la mejilla. Voy por una cerveza, la ocupo, no es una fantasía, hay otro hombre esperando acostarse conmigo, al menos es bien parecido, lo reconozco. Regreso al cuarto, Benjamín y Carla han iniciado sin nosotros, se están besando, Sergio se acerca y me toma la mano, "tranquila, lo va a disfrutar".

    Empezamos por besarnos, besa bien, miro de reojo, Carla está abriendo la cremallera de Benjamín y lo acaricia, Sergio pone su mano izquierda en mis pechos y comienza a subir la derecha por mi entrepierna, yo estoy indecisa, Carla se está comiendo literalmente a Benjamín. Pongo mi mano derecha en el pantalón de Sergio y él abre su zipper, ahora tengo su pene en mi mano y él me está masturbando a mí, escucho a Benjamín blasfemar un par de veces, lo que sigue es que mi ropa interior está en el piso y cuando me doy cuenta estoy sentada encima de él. Sergio está doy cuenta estoy sentada encima de él. Sergio está acostado en el borde contrario a Benjamín, de modo que Carla y yo quedamos de frente, puedo ver todo lo que hace con Benjamín y viceversa, yo ya no estoy teniendo sexo, a mí me están cogiendo, así de simple, me están usando como juguete sexual y yo comienzo a mojarme, lo disfruto.

    Esta es la última vez que complazco a Benjamín, me he llevado un par de sustos que aún me rondan ciertas veces, y mis hijos no deben saber ciertas cosas de mí, guardo algunos secretos y estoy segura que aún me falta acumular algunos, estoy preparada para lo que venga. Siempre he sido una mujer de principios, de eso estoy segura y sé que aún los tengo, pero no quiero terminar con Benjamín, soy feliz con él, aunque hay algunas cosas que me cuesta compartir, al final lo complazco, no sé la razón, creo que no quiero estar sola, es eso o lo amo demasiado.
  3. Sabíamos de sobra la manera de comernos en la cama, mis ademanes y sus palabras conectaban. Mis relaciones anteriores fueron inestables, no por gusto mío, siempre fueron esos animales poco inteligentes que osaban llamarse hombres. Lo de Benjamín y yo venía bien, lindo, tiempo de conocernos, él con sus hijos y yo con los míos, ambos con historias que contar, mi marido ahora y yo su mujer. Más allá de lo que pasara en el colchón, lo nuestro era especial, no recuerdo que algún hombre me haya hecho sentir como él, que me sintiera amada con sólo escucharlo, nunca me recriminaba nada, yo nunca lo reté, éramos amigos, pareja, amantes. Mis hijos aprendieron a verlo como un padre, los suyos aprendieron a sacarme de mis casillas, Benjamín era bello, en todo sentido. Íbamos a la capital a charlas y congresos propios de su trabajo y yo era su compañía, pasábamos luego donde su madre a comer algo y dormir, me llevo bien con esa mujer, sospecho que nota que amo a su hijo y eso es suficiente para una madre, al menos lo sería para mí.

    Esa noche nos quedamos hablando hasta tarde, quería decirme algo y daba vueltas al asunto sin saber cómo debía abordar el tema.

    - ¿Qué? - mi cara de incrédula y de asombro lo alertaron - otra vez... ¿qué me dijo?. alertaron - otra vez... ¿qué me dijo?.
    - Sería excitante, es algo que nunca hemos hecho.
    - No lo hemos hecho porque creo que estamos bien, a menos que usted me diga que no es así.
    - Moni, claro que estamos bien, por eso mismo se lo digo, porque creo que nos tenemos confianza.
    - No sé ni qué decirle Benjamín, y dice usted que ya lo pensó bien.

    Resumamos, apenas hace un par de semanas comentábamos sobre su eyaculación precoz y ahora ahí, de pie me cuenta que quiere que vayamos a un local de esos donde te masajean y te dan servicio completo, para que a él se le monte una extraña y a mí me haga lo mismo alguien a quien nunca he visto en mi vida.

    Él nunca lo supo, pero esa noche no dormí, las lágrimas no me dejaron. El desayuno lo pasamos con su madre, conversando sobre lo típico, el congreso empezaba a las once, teníamos tres horas aún, no me había dicho nada sobre la conversación de anoche ni yo había tocado el tema, lo miré, lo amo demasiado, quedamos solos en el comedor.

    - Voy a hacerlo - primero me miró como perdido, pero al instante entendió de lo que le hablaba.
    - ¿Segura Moni?.
    - Sí - mentira, no estaba segura, sólo quería complacerlo-.
    - Ok. - Ok.
    - Vamos a buscar algún sitio.

    El hombre sonrió y luego me besó, nos besamos juntos. La palabra complacer es un arma de doble filo, no es una palabra común, incluye muchos peros y pocas opciones a escoger. Es increíble todo lo que ofrece internet si sacas el rato para buscarlo, números telefónicos, direcciones, fotografías; por fin dimos con un lugar llamado "Fantasías" , cerca de donde estábamos, un nombre en el que no gastaron muchas neuronas para pensarlo. Nos recibieron tres chicas, dos morenas y una pelirroja teñida, las tres en ropa interior, me miraron como extraterrestre, supongo que no llegaban muchas parejas al lugar, nos dijeron los precios, Benjamín escogió a la chica, una morena poco menor que yo, nos llevó a uno de los aposentos, no habían chicos, esto era un trío, nos acomodamos y la chica fue a ducharse.

    - ¿Cómo te sentís? - tuvo que repetirme la pregunta porque la primera vez no lo escuché. Había caído en la realidad, íbamos a estar con otra chica, los tres juntos, yo nunca lo había hecho.
    - Bien - lo miré y lo besé, no tuve otra reacción.

    En eso estábamos cuando entró la chica, con sólo la tanga puesta, definitivamente tenía cuerpo para trabajar ahí, miré a Benjamín, estaba ido mirando sus pechos, yo no estaba pintada, algo tenía que hacer, ya estaba ahí y no estaba pintada, algo tenía que hacer, ya estaba ahí y no podía salirme, lo repito, algo tenía que hacer y lo hice. Me levanté, no hice titubeos, lo miré y en vez de decir algo, puse mis manos alrededor del cuello de ella y le di un beso, comenzamos a jugar con las manos, fue primera vez que una chica me desnudaba, desabotonó mi blusa y me tocó los pechos, continuamos solas por un rato, Benjamín miraba un verdadero show, cuando lo unimos a nosotras, ya habrían pasado unos diez minutos y él ya no aguantaba, literalmente lo violamos entre las dos y a mí me violó esa chica.

    No lo niego, lo que ella me hizo no me lo había hecho ningún hombre, salimos de ahí y las semanas siguientes ese fue un tema frecuente de conversación, Benjamín hizo varias propuestas, algunas tan absurdas que ni siquiera las pensé y de inmediato dije que no. Tiempo después me acosté con un tipo al que conocí por mensajes y que me chantajeó enviando los mensajes a Benjamín, contrario a lo que pensé, no me hizo problema, se sentó a llorar y terminamos llorando juntos, supongo que entendió que él mismo me había llevado ahí, yo le había sido fiel hasta aquél viaje a la capital y aún así sentí y creí en mi fidelidad, aún la defiendo, lo que se vino luego de ese día fue una serie de peticiones que como dije antes, rayaban en el exceso, a veces no sé qué hacer, es un excelente marido, pero se pasa de degenerado. marido, pero se pasa de degenerado.

    Su más reciente comentario fue que le gustaría verme con otra chica, amiga suya, si ya se acostaron no lo sé, ni pregunto, a veces creo que debería escribir historias eróticas basadas en mí, tal vez haría dinero. Sigo con él, pensé varias veces en dejarlo, al inicio, hoy no puedo, lo amo, sé que debería hablar y poner las cosas en su lugar, algún día lo haré, ya lo sé, junto a él esto es un círculo vicioso y yo no hago por dónde salir. Fin
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  4. La primera vez que lo hice, lo hice sin sentido. La primera vez fue con cierto recelo porque en este sitio todo es pecado. ¿Amar? eso se lo dejo a los tontos que creen que habitan los cuentos de hadas, el amor es una mentira de medidas descomunales, la gente aún cree que es posible guardar buenos sentimientos, el amor dura lo que dura un suspiro, no existe el amor eterno entre hombre y mujer.

    La primera vez que seduje a un hombre por placer, fue en el colegio. Fue en tercero, iba reprobada en el curso de español, el día que noté que el profesor miraba mis piernas y perdía su mirada en mis enaguas, ese día supe que podía superar la clase dándole lo que mi madre decía que había que guardar para el matrimonio, no necesitaba una relación para sentirme mujer, ningún hombre valía para eso, ni lo vale aún.

    Ese día me quedé de última, le dije que ocupaba conversar sobre los temas del siguiente exámen y cinco minutos después le di mi virginidad recostada a su escritorio, de más está decir que gané el curso con excelente nota. A los hombres no es tan complicado complacerlos, todos quieren lo mismo aunque jueguen de puritanos, por eso no creo en el matrimonio, cuando están contigo en la cama imaginan a la mujer que les sonrió cuando andaban de compras en el supermercado.

    Dos años después tuve novio, un tipo de mi edad que me prometía el cielo y las estrellas, pero cuando descubrí que ese cielo tenía las estrellas contadas debido a su poco atractivo monetario lo mandé de vuelta a su casa, el estómago no se alimenta con amor, ni las deudas se pagan con poemas o frases bonitas. Tenía que ser muy estúpida para enamorarme de alguien que no podía proveerse algo de realidad en vez de ilusión.

    - Vas a tener que trabajar para darte tus propios gustos- me dijo un día mi papá mientras desayunabamos en la cocina -todos los hombres buscan una buena muchacha y si es trabajadora es un diamante para cualquier varón.

    Tragué la risa para no faltarle el respeto frente a mi madre, los hombres buscan dos cosas en una mujer: que sea buena en la cama y que no los moleste cada dos minutos, si logras eso eres una mujer increíble.

    Empecé a trabajar en un buffet de abogados como asistente, fácil, una llamada telefónica acá, una nota por allá, cuidar las espaldas del licenciado. Sencillo. Los primeros quince días le conocí tres mujeres, su esposa, una clienta en trámite de divorcio y una fulana de mal gusto para vestir, si ella podía tenerlo... con más razón yo, que tengo buen gusto para vestir, las nalgas firmes y los pechos bien puestos. Al día siguiente llegué con minifalda, una blusa escotada y zapatos de tacón. El licenciado debía andar por los cincuenta años, yo en diecinueve, le llevé los documentos que más importaban para los casos del día y al dejarlos en su escritorio, agache el cuerpo asegurándome de que pudiera observar el contenido de mi blusa por completo, podría haber llenado una piscina olímpica con las babas que le corrían por la boca. Ahí me mantuve trabajando durante seis meses, hasta el día en que su esposa llegó de improviso y me encontró de rodillas con el pantalón del jefe en el piso, ese mismo día además, la mujer empezó el trámite de divorcio con el buffet de la competencia.

    Mis trabajos posteriores no lograron nada positivo en mi vida, ni económica ni lujuriosamente. Trabajé de dependiente en una panadería, en la farmacia de la esquina, de oficinista en la casa cural y de ayudante del contador del pueblo. Nada atractivo, aunque aprendí algo nuevo... si quieres salir adelante, devorate al mundo.

    Fue así que a mis veintidós años y una noche que miraba la telenovela en ropa interior, escuché a la vecina lanzarle improperios a su marido. Mis padres pasaban esa noche con mi abuela, a treinta kilómetros de distancia, observé a mi vecino salir a fumarse un cigarrillo al jardín trasero, su esposa llorando de rabia en la sala y los niños en el cuarto. Él era maestro, yo me levanté, tomé la tina de la ropa sucia y salí a dejarla en el área de pilas. Únicamente separa a ambas propiedades una malla de metal, de manera que se puede observar a través de ella. Sus ojos se clavaron en mi espalda y bajaron conforme yo sacaba la ropa a tender. Su esposa abrió la puerta principal en ese momento, subió al carro, lo arrancó y después de gritar una maldición, aceleró. En ese momento sentí que mi brasier estaba sucio, así que giré quedando de frente a él y lentamente lo desabroche dejándolo caer al suelo....

    Lo miré, estaba incrédulo, le señalé el camino por el que su mujer se había ido y acto seguido con un movimiento de cabeza lo invité a venir...

    Cuando su mujer regresó, ya el marido se encontraba relajado y lo vi abrazarla mientras miraba de reojo hacia mi casa.

    Los hombres son el animal más dócil que existe si sabes manejarlos. No precisas una carita bonita ni ser una santulona (los hombres detestan a las santulonas, pero en cambio realzan a las que como yo, logramos levantar el pantalón sin siquiera tocarlos).

    Por mi cama han pasado maestros, abogados, pintores, panaderos, contadores y el sacerdote del pueblo. Mi cuenta bancaria la sustento yo, haciendo eso que la esposa del vecino dice que la llevaría al infierno si lo hiciera. Yo podré ir al infierno pero no iré a pedir limosna, administro mis ganancias, las invierto y de vez en cuando me doy ciertos gustos que la vecina no se dará jamás por más que vaya a la iglesia de lunes a domingo a pedir que le rinda el sueldo a su marido, si cuidara a su esposo como debe no andaría en eso.

    Mis amigos de confianza me llaman Sarita, para las mujeres del barrio soy la puta que altera la santidad. En vez de eso, deberían agradecerme cada vez que sus mariditos las satisfacen pensando en mí.

    Permiso, debo dejarte... hay ingeniero nuevo en el barrio... y es casado.

    FIN
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  5. - Ave María Purísima.
    - Sin pecado concebida, padre.
    - Dime, ¿en qué puedo ayudarte?.
    - Padre, he pecado de lujuria... pero sólo de pensamiento, no de cuerpo.
    -Entiendo, dime, ¿eres casada?
    - No, no tengo hombre.
    - Y él... ¿es casado?.
    - No tiene mujer, padre, vive comprometido con su trabajo.
    - Y nunca le has dicho nada...
    - No soy mujer para él.
    - ¿Quién te ha dicho que no eres mujer para él? estás muy bonita, ¿cuántos años tienes? ¿veintitrés?
    - Favor que usted me hace, recién he cumplido treinta y dos.

    El padre se acomoda nuevamente en su asiento, y luego de mirarla, prosigue:

    - Mira, y ¿por qué no sé lo dices?, ¿tal vez sienta lo mismo por ti?, además... ¿qué es eso de comprometido con su trabajo?, si no tiene mujer y tú no tienes hombre, no le veo problema. Anda, ¿por qué no le comentas?.
    - No puedo padre, usted no entendería y mi vergüenza sería mucha.
    - Pero mira que no te entiendo, no te das cuenta que es mejor arrepentirse por lo que hacemos, que arrepentirse por lo que no intentamos.
    - ¿Usted cree eso padre?
    - Pero por supuesto que lo creo.

    Ella se aprieta los labios acongojada, el padre al verla le toma una mano, pues está conmovido con ella y le dice:

    - Mira, en verdad...

    Ella lo interrumpe:

    - Padre, ¿usted dejaría su voto de castidad por mí?
    -¡Qué cosas dices, por supuesto que no!...
    -Lo ve padre, no soy mujer para usted.


    *************************************

    Dos semanas después...

    - ¡Padre, qué sorpresa usted aquí!
    - Venía por un libro, hace mucho que no leo.
    - ¿Busca algo en especial?
    - No, tal vez una novela, algo que leer en mis ratos libres.
    - Están en el tercer estante de la izquierda.
    - Gracias, veré si alguno me sirve.

    Diez segundos pasan y el padre sigue inmóvil frente al mostrador, posiblemente olvidó cuál es la izquierda.

    - Dime... no... nada.
    - Pregunte padre, las dudas sólo sirven para que el alma no nos deje tranquilos y si el alma se inquieta tenemos pesadillas.
    - Ok, lo que me dijiste aquél día ¿fue cierto?.
    - Tan cierto como el aire que respira padre, tan cierto como la mañana que se levanta.

    El padre sonríe al recordar la canción.

    - Padre, disculpe la pregunta... usted... eh ¿ha estado con alguna mujer?.
    - No, ¿cómo se te ocurre preguntar eso?, soy sacerdote.
    - Perdón padre, lo siento.
    - ¿No sabes que la curiosidad mató al gato?.
    - Y ¿quién es más curioso?, ¿yo por preguntar o usted por querer averiguar sobre un secreto de confesión?.
    - Yo, supongo.
    - Entonces la curiosidad va a matarlo a usted antes que a mí, ¿padre? ¿no lleva ningún libro?.
    - No, olvidalo, después leo.
    - Hasta luego padre, que Dios lo acompañe.
    - Y a ti.


    *************************************

    10:00 am, un día después.
    - Hola padre ¿puedo ayudarle?.
    - Sí, vengo por lo que no me llevé ayer.
    - Y ¿ya decidió qué buscaba?.
    - Una respuesta.
    - Para tener una respuesta, primero necesita tener una pregunta.
    - Creo que aquí no quiero preguntar.
    - Si le parece, puedo invitarlo a cenar hoy, si no tiene problemas con eso, después de todo tiene que comer.
    - Sí, supongo.

    7:17 pm.
    - Perdone el desorden padre, en un momento le sirvo la cena, tome asiento, en un minuto regreso...
    Qué agradable tenerlo por acá, no todos los días ceno acompañada.
    - ¿Recibe pocas visitas?
    - Digamos que no recuerdo la última visita que tuve... espero que la comida sea de su agrado.
    - Yo tampoco salgo mucho, las obligaciones me dan poco espacio para la parte sociable.

    La anfitriona toma su silla y dejando la comida a un lado, se sienta junto al sacerdote:

    - Padre, debo confesarme.
    - ¿Ahora?, bueno, la oigo.

    Luego, tomando la mano derecha del sacerdote y poniéndola en su rodilla:

    - Padre, debo confesarle que no llevo ropa interior.
    - ... no nos dejes caer en la tentación y ...
    - Tranquilo padre, sólo es carne.


    *************************************


    - ... es así como Jesús permite que el diablo lo tiente, no porque ocupe ser tentado si no porque quiere demostrar la fuerza de su espíritu y dejar claro que Dios no nos desampara en ningún momento. Dios sabe cuando las tentaciones nos pueden ganar, pero también sabe que es necesario tentarnos, porque así podemos demostrar la fuerza de él en nosotros.

    La carne puede caer, pero el espíritu se mantiene erguido, porque el espíritu no lo dominamos nosotros, el espíritu es de Dios y es él quien tiene poder absoluto sobre el espíritu.

    Jesús enreda al diablo haciéndolo creer que el diablo es quien está al mando de la situación, pero en realidad Jesús es quien domina y termina haciendo que Satanás se convenza de que no puede ganar, porque Jesús no está sólo, Dios está con él, por eso mismo nosotros debemos levantarnos, porque Dios está con nosotros...

    Nos ponemos de pie para confesar nuestra fe...

    - Qué lindo estuvo el sermón hoy, padre.
    - Gracias.
    - Tal vez quiera ir a cenar hoy a casa.
    - Se lo agradezco un montón, pero la dueña de la librería me invitó ayer a cenar y no quiero ser descortes.
    - Ah no, tranquilo, lo espero un día de estos, entonces, ¿usted come carne?
    - Sí, desde hace unos días como un poco más que de costumbre.
    - Y ¿eso?
    - Un gusto que descubrí.

    FIN
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  6. Sintió la mano tibia de él mientras subía por su muslo, al tiempo que su lengua le examinaba la boca, casi a mordiscos, intentó detenerlo, pero antes de darse cuenta las manos se encontraban ya cerca de sus nalgas intentando abrirse camino entre las telas de su ropa interior, “sin miedo” dijo ella y él recorrió el filo de su cuerpo sintiendo como empezaba a jadear el sudor, ella no tardó en posar su mano sobre su pantalón para atrapar el leño que de ahí emergía, agitándolo suavemente, domándolo, tratando de incendiarlo, abrió la cremallera para acariciarlo mejor, los dedos de él le recorrían ahora la abertura de las nalgas y bajaban para darse cuenta que ella mojaba ya su ropa, él bajó las telas hasta sus muslos y con sus dedos recorrió el sexo de ella, abriéndolo suavemente, disfrutando la humedad que abundaba allí, ella hacía lo mismo, bajando el pantalón y despojándolo por completo de la ropa que estorbaba, mirando aquél juguete que se levantaba sólo por ella, acariciándolo, tomándolo como suyo, besándolo, comiendo, mientras él entraba con su dedo medio en ella, él se acostó y ella disfrutando se sentó sobre él, poco a poco, dejando que el miembro de él resbalase en ella, en su humedad y dejando que entrase a placer, era su casa.
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  7. Desde aquí en Costa Rica, espero y confío en que este evento de la naturaleza que llega hoy a nuestro país, no nos haga lamentar pérdidas humanas, ni aquí ni en nuestros países vecinos.

    Las pérdidas materiales no importan, todo eso es superficial.

    Que Dios nos bendiga y que proteja a Centroamérica.
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  8. No quería hacer nada especial, solo quería ser persona libre, de esas que ven las nubes y le hayan un lugar en el baúl de su imaginación, ser persona libre y soñar con caracolas que llevan el sonido del mar si las acercas al oído, despertarme pensando en nada y no sufrir más que por lo necesario. No quería hacer nada especial y terminé pensando en todos, terminé sufriendo como todas las semanas, no quería hacer nada especial y terminé siendo yo otra vez, teniendo pesadillas en las mañanas, planeando cosas que nunca suceden, escarbando huecos en las paredes que nunca tienen señal de encendido. No quería hacer nada especial y terminé rasgando un beso, terminé grabando memorias en un casete, recordando muy buenos tiempos que llegarán mañana también.
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  9. Maravilloso abrir las ventanas y mirar que es invierno, no me gusta el verano, detesto ese calor insoportable que me debilita, prefiero el frío y la melancolía del invierno, que parece llevarse mejor conmigo.
  10. Hoy amanecí con ganas de despertarme de los últimos días, con ganas de sentir un soplo de luz en mi nuca, he tenido pesadillas sin estar despierto y es peor que tenerlas dormido. Al menos dormido de repente logro reaccionar y darme cuenta de que no es cierto. Las pesadillas diurnas son más negras, más intimidantes, creo que es por la sensación de saber que aunque me pellizque siguen ahí. Llevo varios meses de estarlas padeciendo, al inicio creí que era solamente algo temporal, !error!, se van agigantando, crecen como la espuma de una cerveza fría, aunque en contrario a ésta diría que no tienen buen aspecto. Trato de vestirme con colores alegres, pensando idiotamente que tal vez así se disimulan, pero son tan expertas en camuflaje que se mezclan en los colores y los van ennegreciendo. Llevo un carrito de temores que me acompaña hasta al baño, que para mi desgracia nunca se queda sin gasolina, prometo en lo posible tratar de desmantelarlo, pero no es cosa mía, es cosa de esas malditas pesadillas que me siguen en el camino. ¡Ayuda!....
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  11. Soy dama de la más fina clase
    pero quisiera perder la compostura con vos,
    exponerme a la idea de hacer malabares
    y conocer el amor.

    De donde vengo son moral los modales,
    y nunca se aparece un hermoso señor
    que apague las velas de la pereza
    y que encienda la tea que respira pasión.

    Mi cuerpo no conoce el deseo
    y la locura es una carta que vi en mi buzón,
    trae un silabario contigo
    que hoy si es preciso puedes darme lección.

    Apagando las velas de la pereza
    y encendiendo la mecha de la insinuación,
    espero que amanezcas conmigo
    que mi cuerpo es cobijo para estrenarlo mi amor.

    Respirando un aire fresco de vida
    descubrí en mis pupilas una lágrima que lloré
    emocionada de sentirme amada
    y descubrirme mujer.