1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Y te vi volar sobre el verde prado,
    solita y pensativa, oh dulce y bella alondra;
    te encontrabas cansada de buscar aquel árbol,
    que de la lluvia fría un día te cobijara.

    El canto habías perdido, oh dulce amada mía,
    como un grano de sal perdido entre la arena;
    fue tanta tu tristeza que embraveció la mar,
    sus gigantescas olas no pueden reventar,
    y el sol embrujado, no quiso salir más.

    Perdida en el cielo inmenso, te aventuraste lejos,
    entre tantas penas, el tiempo te apremiaba;
    veías como el lirio desmayaba en sosobra,
    con el viento soplando...cayéndose en la sombra.
    Las llamas de las velas yacen desvanecidas,
    perdiste candidez en campo florecido...
    el llanto de los ríos es tu canto extraviado,
    en el candor de una amapola, en la selva dormido.

    Resucitas alondra en pluma del poeta,
    eres inspiración para estas bellas letras,
    que con tinta indeleble van quedando plasmadas,
    sobre el papiro inerte que hoy descansa en mi almohada.

    Y te veo volar ahí por los sembrados,
    vas sin rumbo fijo, sobre los verdes prados,
    por donde el olvido había fallecido,
    junto a la débil llama que ardía con los cirios.
  2. Anegada de angustia en anónimo anhelo,

    al final del camino no siento lo que siento.




    Esclava del destino que aprisiona y mata

    y anida en la conciencia por donde escapo yo,

    lágrimas que caen cual gotas de granizo

    y se encuentran absortas en mi reseca piel.





    Se escucha allá lejos, cerca de la vereda,

    cómo susurra el viento a las avellanedas…

    dudoso padecer de un amor imantado,

    que es sobra de un idilio y pasado de un engaño.





    Batalla singular que he ido librando en aguas tormentosas,

    con la declamación que hacen los claveles al llanto de las nubes…

    al ostentoso ocaso viajando hacia el deseo

    que esconde el manantial cuando el alma gotea

    sangre y angustia en pedazos de cristal.





    Al azar la vida rechaza así mi suerte,

    en mezquino padecer y confusa confusión,

    ahí donde vuela lento la pluma del ánsar,

    bajando suavemente hacia el médano de arena

    llegando al Atalaya...al final del camino.
  3. Hoy hago poesía
    a alguien especial,
    a una niña bonita
    alejada del mal.

    Está hoy reluciente,
    mas radiante que el sol,
    vestida de nobleza
    y rojo corazón.

    Es ella la bella rosa
    que ha dado la primavera,
    hoy derrocha veinte años
    sonriéndole a la pradera.

    Es fiel poseedora
    de una galante sonrisa,
    que se ondea al caminar
    con el campo y con la brisa.

    Y ella es Janiska
    la que yo conocí
    la de los ojos negros
    y labios carmesí.

    Hoy te deseo linda
    un cumpleaños feliz
    recibe bendiciones
    te las doy desde aquí.


    **Poema dedicado a a jovencita Janiska Haydée Varela Vargas en sus 20 primaveras.
  4. Se solapa el deseo en mi carne débil,
    entre sábanas blancas de brillante seda,
    y un caballero en sus años mozos,
    me brinda un saludo...
    con mucha cautela, se viene acercando
    hacia mi balcón,
    como mariposa que ha perdido el rumbo.

    Se ha desvanecido el ruido del viento,
    con el eco fuerte que arroja la mar...
    flotan margaritas blancas y amarillas,
    por donde el pecado habrá de pasar.

    Siento como el mundo se rinde a mis pies;
    siento las palmeras rendirse con él,
    junto a cada flor que habita el vergel
    ...azúcar, sonrisa, beso, verso y miel.

    ¡Aires de pecado soplando queditos al amanecer!.
    Aura y aurora...mi espíritu fiel;
    mi vida y su vida, una sola piel.

    Astuto se esconde de nuevo el querer,
    parece dormir al atardecer,
    y en mi noche obscura, la orgasmada luna,
    alumbra quedita a todo el vergel.
  5. Recubren las piedras a la alta montaña,
    donde están grabados tu nombre y el mío;
    en la sintonía que me hace pensar,
    en los días felices que han pasado ya.

    Besos a las rosas, perfume de azahar,
    ha entonado el río su canto al andar...
    llena su caudal cerca en la cascada,
    y, algunas piedras se han desprendido de la agreste montaña...
    y caen al río que se ha enrutado hacia el brazo del mar cerca del palmar;
    sólo al caer al fondo del agua,
    logro capturarlas llegando al manglar,
    y no se han perdido en su gris andar,
    ni se ha erosionado tu nombre y el mio con su transitar.

    El amor que late en mi corazón,
    sigue ahí presente como un soneto cantado a los mares,
    a todos los lares que anidan consigo
    tu nombre y el mío.
  6. Se visten los campos del color del jade,
    mis penas se esconden tras de la corriente
    del agua del río,​
    montañas y sierras se alzan arrogantes...
    sopla fuerte el viento cerca de los llanos,
    y las avestruces dan la bienvenida
    a trozos de hielo que suave han caído​
    de las nubes blancas...
    Por el cielo azul, aves de rapiña van revoloteando​
    una y otra vez, cerca del pantano;​
    buitres, gavilanes, águilas y halcones
    se dejan caer entre los rincones
    hacia aquel olor que está despidiendo con el ​
    viento inerte...el olor a muerte,​
    del que lentamente se impregna el ambiente.

    ¿Águila o halcón?...
    ¡No!. Es el paraíso donde reina Dios.​
  7. Voy buscando a ciegas tus ojos enamorados,​
    mis sentimientos encontrados y la verdad de lo vivido,​
    consumando en el olvido,
    cada rincón de mi alma.​

    A ciegas cae la lluvia...​
    copiosas gotas de agua y serpenteantes rayos plateados,​
    van golpeando el matorral.
    La vecina soledad se despierta de sus miedos,
    ¡qué inquietante ansiedad!,
    ¡qué sombría realidad!.​

    A ciegas voy caminando por la penumbra del sueño.​
    En el viaje sin retorno donde se traza lo astral,
    ...mi espíritu se desprende y visualiza lo banal.​

    Y revientan olas altas
    por allá en alta mar...
    y se me pasó la vida,
    con el pendiente de amar.​
  8. Voy buscando a ciegas tus ojos enamorados,​
    mis sentimientos encontrados y la verdad de lo [vivido,​
    consumando en el olvido,
    cada rincón de mi alma.

    A ciegas cae la lluvia...​
    copiosas gotas de agua y serpenteantes rayos [plateados,​
    van golpeando el matorral.
    La vecina soledad se despierta de sus miedos,
    ¡qué inquietante ansiedad!,
    ¡qué sombría realidad!.
    A ciegas voy caminando por la penumbra del sueño.​
    En el viaje sin retorno donde se traza lo astral,
    ...mi espíritu se desprende y visualiza lo banal.

    Y revientan olas altas
    por allá en alta mar...
    y se me pasó la vida,
    con el pendiente de amar.​
  9. Voy subiendo despacio
    para alcanzar la cima
    donde se esconde el amor;
    cabalgo sigilosa
    por la ruta que construyen
    las gaviotas al pasar,
    ...y me uno con cautela
    a su vuelo desdeñoso
    sobre el verde y ancho mar.

    Caen gotas del cielo que encierran mi alma
    en burbujas de cristal...
    una mariposa se posa cautelosa en el espejo
    de los lagos...
    y en el reflejo de la sombra de las ramas del manglar.

    Y subo los escalones de un acantilado más,
    mientras lloran los cenzontles
    sobre el rojo del coral.

    Salpica al horizonte la luz del sol al pasar,
    enamorando con rosas a mi espíritu inmortal,
    ...un acantilado en el alma
    del amor que me amó más,
    hoy sucumbe a la tormenta
    en el cenit de la mar.
  10. Estoy escribiendo entre líneas al amor una canción,
    estoy dispuesta a robarle en un suspiro el corazón;
    este verso es para el hombre que abrevió mi querer,
    en mis noches de lujuria,
    bajo el manto del placer.

    Si por alguna razón
    no pudiera amarlo
    como pienso de verdad,
    cristalizaría con mi alma
    mis lágrimas en soledad,
    sería un gorrión cansado de volar por el jardín,
    sin poder tomar el néctar de sus labios carmesí,
    o al deleite que adormece a las notas del violín,
    que en una abreviatura
    traspasa como una espina
    al níveo y casto jazmín.

    Soy la diva apasionada que no entiende de razón...
    la que abrevia entre líneas
    cómo sufre por su amor,
    la que soñando se pierde
    por la espesura del bosque,
    con el canto de los gansos, garzas verdes y cenzontles.

    Y aquí termino abreviando al amor de mis quereres,
    que perturba amenazando al delirio y sus placeres. ​
  11. Me abandoné al cariño que me daba su querer,
    entre las sábanas blancas del embrujo del placer;
    junto a los cienes de estrellas
    que van cayendo del cielo,
    bajo el manto de la noche
    y la magia del vergel.​

    Y navego en el lago de las nobles emociones,
    abrazándome a la almohada donde anidan las pasiones,
    o al río que sereno se ha enrutado al ancho mar.​

    Descubrí en el espejo el reflejo del amor,
    el sabor de aquellos besos que no daba por temor,
    a la luz de la luna se dibujaron los cuerpos,
    me abandoné de nuevo...le entregué el corazón.​

    Cada ápice de hormona se orgasmó en mi piel,
    me hicieron enloquecer y eclipsarme de deseo
    en el largo anochecer.​

    Hoy abandono mis querencias
    porque no le he vuelto a ver,
    sólo sueño en encontrarle
    y en volver entre sus brazos
    de placer a estremecer.​
  12. Empezando a amanecer, el sol se opacó
    en severo concubinato con la luna del amor,
    no llegó a imaginar si causaba algún dolor,
    se eclipsaba sutilmente en el edén del querer,
    bajo el placer ansioso que le hacía estremecer.

    Pasaban lentas las horas
    y las nubes empurradas lloraban y lloraban;
    sus lágrimas caían como sudor clandestino
    sobre el vergel de la aurora,
    mojando la huella inerte camuflada en la neblina,
    de la gris y airosa bruma
    que despacio le devora.

    Pétalos de claveles y magnolias asedadas,
    aparecen de repente contrastando al arcoiris;
    al oeste el horizonte
    escucha reir al río
    y al espíritu del bosque.

    Aturdida de dolor
    mi alma pena por pasión,
    dejando escapar al beso
    que llegó en la noche obscura, bajo un creciente de luna; deteniendo el viaje vitalicio
    de las rosas que marchitas,
    se enrumbaban hacia el limbo; por el infierno donde arden nuestras estrellas dormidas, junto al cráter de Neptuno, con las constelaciones
    y luceros taciturnos.

    Yo, esa ostra vacía
    que aun no había sido herida.
    Sentía abierta la llaga
    de un amor que penetró
    cual turbulento grano de arena.

    ...Era débil su sentimiento
    y me recubrí de nácar,
    tratando de cicatrizar
    el cruento dolor
    de mi angustiado tormento.

    ...Y aun me aturde la lágrima, el dolor y el sufrimiento...

    Amanece otra vez.
    Mi alma resentida carece
    de misericordia para concederle el perdón;
    sigue soñando despierta en que no le dejará de amar...
    y, vuela borracha
    por el néctar de ese amor,
    que le lame las heridas
    y lastima su pasión.
  13. Se embelezó mi espíritu
    ante un amor inmortal,
    bajo la luna llena
    reflejándose en el mar;
    en la nívea espuma
    de la sonrisa salitrada
    del ángel azul que vive
    en la burbuja de vidrio
    que se eleva y se detiene
    en los troncos del manglar.

    Las estrellas se encantaron
    cuando hicieron el amor,
    se osgarmaron en el cielo
    refugio de su pasión;
    su emoción cautivó
    a un horizonte que enamora,
    a la emoción que desvanece
    con los rayos de la aurora.

    El tiempo está sollozando...
    las hojas de los limonarios
    suavemente se han caído
    sacudidas por el viento;
    la lengua de los cerros
    saboreando a las montañas,
    aumentan el amor
    por el hombre que ella extraña.

    Las piedras que arrastra el río,
    se han encantado de risa;
    el elíxir de las flores,
    se congeló en el soñar;
    las hojuelas de nieve
    se pavonean en el aire
    desgreñado por la bruma,
    acentuando los quereres
    de la brisa aun copiosa
    sobre el alma de los árboles,
    entre ayes tormentosos,
    de un lamento que embruja.

    La rosa se encantó
    del aliento que fascina,
    y ha donado sus espinas
    para no hincarle más;
    su espíritu despierta
    de la realidad mortal,
    sin saber de las disculpas
    que le dió el sol al pasar,
    porque el cuerpo que tenía
    no era esencia de su origen,
    sino garúa escondida
    en la sombra que fallece
    por la magia que enloquece
    al ataviado tulipán.

    Encantado encantamiento,
    magia blanca o brujería,
    haz que su amor borre
    mi nostalgia y mi agonía.
  14. Van cantando entristecidas
    las verdes olas del mar;
    el sol y la luna juntas,
    la flor blanca de azahar...
    es que no encuentran aun
    la forma de adivinar,
    el secreto escondido
    en el silbido de los vientos,
    sobre el pasar de los siglos,
    y el rítimico andar del tiempo.

    Hechizo de magia blanca,
    maleficio de bondad
    ...encauza todo el poder
    que está en el velo incierto
    de la bola de cristal;
    logra que vuelva otra vez,
    haz que me llegue a amar,
    y que en mi presente aciago
    no me quiera abandonar.

    Sortilegio que la bruja
    con sus manos terminó,
    concibiendo con su péndulo
    enredarlo en el amor...
    en los versos del poeta
    que son canto en lira y prosa,
    sinfonía de un cenzontle
    cuando se ha escondido el sol.

    Tengo tu foto en mi alcoba
    junto al jarro de cristal...
    enciendo una vela oscura
    ...creo en volverte a enamorar
    y con aroma a canela,
    albahaca y mirra,
    espero algún día poderte reencontrar.

    Ese filtro que me ayuda
    a encariñarme más y más,
    solamente encadena
    a mi corazón traicionero,
    a ese llanto doloso
    por la tortura que le apena.

    Maleficio, magia blanca,
    hechicera brujería,
    se han roto las cadenas
    que a tu espíritu me unía;
    el llanto de las nubes
    borró mi poesía,
    y al soplo que a mis días
    una vez le diera vida.
  15. La música lleva consigo
    signos y preceptos de amor;
    en la voz de una libélula
    las notas de mi dolor;
    veo al sol en el cielo
    acariciar el color
    de los bosques y océanos;
    ...y en la arena blanca
    del cuerpo de los recuerdos,
    se entierra cada minuto
    que vivimos tú y yo.

    El sonido del agua
    que cae del manantial,
    va abrazando el fiel secreto
    de las horas al pasar,
    al susurro de los montes,
    al llanto del horizonte,
    y al brillo de esa estrella
    que ilumina su mirar.

    Escucho pasar al tiempo
    con cada grano de arena
    que resbala del reloj;
    la semántica del suspiro
    deja sentir su andar,
    y enllava pendenciera
    la ilusión de mi soñar.

    ¡Esta es la regla sistemática
    de cariño, luz y paz!.

    Es el código secreto
    de mi mensaje fortuito;
    es el anhelo que gime,
    entre el viento que deambula
    por los altos abedules;
    es el murmullo creciendo
    en el corazón de las hojas,
    cayéndose y marchitándose,
    porque les dejaron solas.