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    En el susurro de tu voz, que me encanta,
    mi alma despierta al toque de tu esencia.
    En un vuelo en la noche se levanta,
    buscando en tu pasión su referencia.

    Tu poema apasionado me cautiva,
    ritmo sin compás, melodía fina.
    Canción lírica que el alma activa
    una danza de amor que me ilumina.

    Ondulada y tersa como la seda,
    tu melodía me envuelve, me acaricia.
    En mi ser, vibrante, se queda,
    sutil tango que en mi pecho inicia.

    Así, en tu voz que me hipnotiza,
    mi alma halla su refugio y su poesía.
    En el silencio donde tu amor camufla,
    encuentro la eterna melodía.

    Suave danza susurrando
    llegas con las orquídeas en abril
    y con mis flores de mayo te consagro
    pósate en mi alma vibrando con pasión,
    amor sutil, eterna canción.

    En cada nota encuentro la armonía,
    en cada compás, una nueva alegría,
    como seda que acaricia mi ser,
    tu música me invita a florecer
    con la primavera del amor.

    Baila en mi interior con gracia y ternura,
    llenando de luz cada sombrío rincón,
    perfumando mis días, marcando el compás,
    suave canción que en mí siempre seas paz
    mi más dulce temblor en esta árida vida.
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  2. Suenan las campanas en la distancia lejana,
    mientras el murmullo del mundo se desvanece,
    solo resuena el gemido de nuestros cuerpos en llama,
    como un destello herido que sangra, perece.

    Estrellas gélidas ocultan sus rostros en tinieblas,
    mi piel rindiéndose a la tuya fosforescente y pura,
    los sueños agitando sus alas, sombras tan bellas,
    y un bosque diminuto se abre bajo tu cintura.

    Penetro tus anhelos, en las sábanas sudorosas,
    ardiendo entre sus pliegues, profundos y sedientos,
    unidos en éxtasis, en caricias amorosas,
    en este vívido instante, somos uno en los vientos.

    Nuestro amor es fuego que consume el silencio,
    una danza de pasión que nos envuelve y embriaga,
    en esta noche eterna, fundimos cuerpo y pensamiento,
    somos la llama y la brasa, la calma y la fragua.
    A Alde le gusta esto.
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    Aunque la vida sea dura y complicada,
    siempre hay momentos de belleza y alegría
    como contemplar la luz de tu compañía.

    Porque al final, lo que importa no es el sentido
    que le demos a la vida,
    sino la intensidad con la que la vivimos.

    Así que no me importa si el universo
    es absurdo o sin sentido.
    Lo único que importa es que estoy aquí,
    disfrutando de la maravillosa locura de existir.
    A Alde le gusta esto.
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    En la penumbra de mi existencia,
    me encuentro atrapado en un ciclo sin fin,
    provocado por tu sombra,
    encallado en tus palabras,
    amores fantasmas que me consumen
    en el mar de la nostalgia.

    En esa penumbra
    el amor se vuelve una ilusión fugaz,
    un truco de magia que se desvanece al despertar,
    y en el silencio de la noche oscura,
    tu presencia se convierte en una llama que arde
    en una chimenea vacía.

    Por más que intento escapar de tu influencia,
    tu recuerdo persiste y me consume,
    como un fantasma que me persigue,
    Reproduciéndose una y otra vez en mi alma.

    En el silencio de la tarde,
    cuando el sol se va apagando
    dejo que el viento susurre en mi ventana,
    mi mirada se pierde
    en el infinito azul del cielo.

    El susurro de las hojas,
    el canto de los pájaros
    me envuelven llevándome
    a un lugar sin preocupaciones;
    es el consuelo de un corazón doliente.

    Esta es mi vida, con cantos divididos,
    furias y tormentas, fiestas en familia,
    momentos de amor,
    algodón de relleno, suave calor.

    Entre luces y sombras, mi camino voy andando,
    recuerdos y risas, en el alma guardo.
    pienso en mis días, en cada latido,
    un collage de emociones, vivido y sentido.

    Estos rayos de vida intento plasmar en mis letras
    poemas que a veces siento
    otras los encumbro en mi memoria
    otras los respiro como la hierbabuena,
    o los uso como abanico de feria
    mientras busco con ansia
    un poco de sangre.

    No soporto las penas expiatorias
    ni las risas urgentes de los luceros,
    lo efímero convertido en eterno,
    ni los sueños de mis sueños.

    Disfruto con las palomas que galopan
    sobre
    aires y dioses compartiendo la blancura, lo nítido,
    la bondad del árbol ofreciendo
    sombra al viajero.

    Penumbra de un tiempo que camina
    por la vereda del tiempo.

    A Ana Fabiana, Alde y Zulma Martínez les gusta esto.
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    Saliste del agua radiante
    como un sol naciendo en el horizonte
    el brillo del agua se refleja en tus ojos
    estallando la luz en tu armonía.

    El agua danza a tu alrededor
    una sinfonía de destellos y reflejos
    un manto de belleza que te abraza
    envolviéndote en tu misterio de espina de rosa.

    Túnel donde navego, tu fuego es mi morada,
    mis velas izo al viento y tu olor me atrapa;
    la fragancia de la desembocadura de tu alma
    me envuelve con el aliento de tus besos.

    Entre sombras y misterios, sobre húmeda tiniebla
    mi barca va surcando por un mar de violetas
    río de mis recuerdos lleno de jazmines
    y sueños
    que estoy abrazando como el aire te abraza.


    La luz al final del camino es pálida como el sol
    que nos alumbra, me llama con su brillo
    y en ese instante divino, cuan árbol de lluvia
    siento que todo se hace sencillo, es una balsa
    en el corazón de mi amada.

    El aroma a libertad, nenúfares, cisnes
    se mezcla con la brisa marina, yodada, salada
    como tus entrañas;
    y en este viaje sin final
    mi alma se encuentra en el albor de la dicha
    fragancia de tu desembocadura, cristal eterno
    me lleva hacia el fuego de tus deseos.
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    Decir te quiero es una melodía
    que acaricia el corazón
    es un verso
    que llena de alegría mi día.

    En tu presencia
    encuentro la razón de ser en tu amor,
    porque tú eres mi luz, mi guía.

    Eres las cosas que se dicen a la amada
    las palabras que salen del alma
    susurros que la calman
    promesas de una vida compartida.

    ¡Oh, amada, primorosa!
    suspiro por tenerte aquí, junto a mí;
    un colibrí vuela, en mi ser encendido,
    en el vergel oculto, un canto atrevido,
    libertad que anhela, sueño que se eleva,
    melodía pura que mi pecho eleva
    y mi corazón congela.
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    Colmena de fresca miel,
    aleteando sus moradoras
    como el humo se retuerce en el cielo
    al salir por el negro agujero.

    Soy el bienaventurado,
    el ganador de la batalla
    brazos de hiedra,
    tentáculos como pinzas,
    adormidera cuando me acaricias
    como las abejas
    acarician a las rosas.

    La desnudez ebria de tus labios,
    se posa en mis pestañas
    aleteo de aves, tierra silenciosa,
    herida sanando, ilusión y vértigo
    cuando penetro en tus ojos profundos.

    Riqueza de diamante bruto,
    luceros que sobreviven a la muerte,
    rocío derramándose lentamente
    de placer sublime.

    Derrapo por tu vientre
    como un tobogán en un parque,
    savia de sangre que me recorre
    como la brisa marina recorre las costas onduladas
    de tu cuerpo, arena mojada errante en la noche,
    torbellino de luz mirando al cielo
    el sexo levita entre las gaviotas y la espuma.

    Galope de yegua, mi alma perturbas
    con tu sutileza, tus cabellos al aire,
    abanicos de colores sumidos en huracanes furiosos.

    Tu alma , amor mío
    sin sed y sin brío
    se duerme junto a mi muslo.
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    En la oscuridad fantasmal de la noche,
    se ocultan secretos que el alma desvela.
    ¿Sabes tú, de su sombra y su derroche,
    de la miseria callada que en ella vuela?

    En las sombras densas de los callejones,
    la noche susurra sus penas al viento.
    En rincones oscuros, entre susurros y emociones,
    llora con tristeza, sin ningún aliento.

    En tus noches de vigilia e insomnio mudo,
    percibirás su llanto en silencio profundo.
    Con miedo a perturbar algún amor desnudo,
    se esconde en la sombra, temiendo ser fecundo.

    Quizás, en ese cielo estrellado y eterno,
    donde la noche y el día se abrazan con fervor,
    sepas encontrarla en un destello tierno,
    pues en una estrella hallará su redentor.
    A Luis Porto, Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Sobre el verde sudor
    alfombrado de la noche
    mi universo se contrae para alcanzarte
    mis ansias esperan
    tu fruta, jugosa y prohibida.

    Te amo como los huesos aman a los músculos
    como suben los aromas de tu cuerpo
    hacia la luz de tus margaritas, blancas
    como la espuma del mar.

    Intento captar tu último rayo de sol
    la sabiduría de tu naturaleza
    ser luz de tu cometa,
    escarcha de tus praderas
    tu abrazo de roble.

    Ahora sólo soy sentidos
    luciérnaga fluorescente en tu piel
    pétalos de rosa que transfieren tu fuego
    rojo como tus labios.

    Mi corazón desorientado sucumbe
    a las tempestades
    entonces
    te amo entre cenizas y fuego
    entre cascadas y maremotos
    entre la luz y la oscuridad
    y caen rendidos mis cerrojos.
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    Mis pensamientos huyen
    sin aspavientos, una música leve
    un surtidor de sueños
    caminando hacia la posteridad
    de los tiempos, un espeso olor
    a perfume en un campo yermo.

    En el ocaso de mi vida
    sin patinetes voy subiendo
    la cuesta del olvido, amantes
    ahogados con sus perfidias,
    alboradas dormidas en mi pecho.

    Gritos sumidos en profundidades
    no existe el tiempo, es un paraíso
    que llevo esperando tiempo.
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    En las montañas estás y vienes con la brisa
    ¡Oh, bella flor!, necesito un ángel que cubra tus alas
    mientras surcas cuan estrella por la noche
    el cielo está por fragmentarse, la tempestad
    alcanza su punto álgido.


    Sacio tu llama, acaricio tus lamentos

    entre las hojas de la noche,
    cuando tu vientre anhele bañar mis gemidos
    y el embrujo del tacto de tus labios
    me haga temblar
    haciendo explotar mis sentidos.


    Entonces, en ese momento supremo

    quiero ser un gorrión o una golondrina
    posarme sobre tu jardín
    mientras el viento azota las campanas.
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    La naturaleza la abraza con cariño
    y el viento susurra secretos en su oído
    sus pasos son firmes, como los de un guerrero
    enfrentando los desafíos que la vida le presenta.


    Con entereza las montañas son testigos mudos
    de su valentía de su coraje y su determinación
    porque ella sabe que cada cima alcanzada
    es una victoria, un logro
    que la llena de orgullo y satisfacción.


    Las montañas en su eco la contemplan
    en su dulce melancolía y en su anhelo de libertad
    porque ella, simplemente, es parte de la naturaleza
    una joya preciosa en este vasto universo del amor.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Mirando al mar, búscame siempre,
    con viento de levante o de poniente,
    boca que miente, serpiente penetrando
    en mi vientre.

    Volando por el aire, polvo amarillento,
    azufre doliente sobre mis ojos ardiendo,
    lágrimas hirientes, lomas crujientes,
    manada de perdices adolescentes.

    Yunque y azadón, ceporro retorcido,
    viejo silente, amado de mi vida
    siempre en mi mente,
    vid de las manos encallecidas
    de agricultores, restregados por la tierra vilmente.

    En la España del miedo fuimos creciendo,
    leche en polvo, migas de aceite,
    alborada de la niebla y de la muerte.

    Espanto de la noche, tricornios vienen
    robando las gallinas y las simientes;
    pobre, abocado a ser dócil paloma,
    con los fusiles valientes.

    Espejo de la luz, sed envolvente,
    caricias del destino,
    sobre mi frente liebre y perdiz,
    estampa de mis días
    búhos y grillos
    sonidos de las noches decadentes.

    Palomas volando, sueños de libertad,
    de una España gobernada por dictadores,
    peligro que vuelven, a ser la luz,
    rayo que truena engañando a la gente.
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    Cuando muerdo tus senos de luna,
    acaricio tus piernas de gacela,
    levanto tu falda con mis dedos,
    te miro desde abajo, extasiado.


    Te hago lo de siempre,

    exploro cada rincón de tu cuerpo,
    disfrutando de tu belleza,
    de tu suave y delicada piel de princesa.


    Pero a pesar de todo,

    de todas las caricias y besos,
    de todo el deseo contenido,
    ¡no pasa de un sueño!.
    A Ana Fabiana, Bernardo de Valbuena y Alde les gusta esto.
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    Mujer eres excelsa, mujer diez
    construida por los mejores en su arte,
    te modeló la Diosa Atenea,
    te cinceló Miguel Ángel
    y te pintó Rubens y Velázquez
    con sus pinceles de ensueño.

    Mujer de figura escultural
    en ti anidan y crecen los nenúfares y las violetas,
    recorren tus praderas los tigres y gacelas,
    y las águilas vuelan sobre los hilos
    de oro de tus cabellos.

    Mujer tienes corazón de diamante,
    pechos de fresa, cuando te contoneas,
    la tierra tiembla , tus ojos
    son los focos que dan luz al mundo.
    tus labios, pegamento cuando me besas.

    Tienes sentimientos de madre, oro reluciente,
    cuando amas dicotomía en tu frente:
    Dulce fresa, rayo imposible de apagar;
    otras veces sal, golpes maléficos en mi pecho
    haciendo mustio mi corazón sediento.

    Eres seda como el agua
    cuando por ti se desliza
    bajando de tus cabellos de oro
    por tu espalda, prado verde.
    Si desciende por tu pecho
    gotas de azahar al pasar por tu fresa, tersa.

    Mujer eres lo sublime de la creación
    por tu cuerpo pasa el futuro
    de este mundo que sin ti, sería
    nada, solo eso.
    A Alde le gusta esto.