1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
Color
Color de fondo
Imagen de fondo
Color del borde
Fuente
Tamaño
  1. Hora de comer.
    Hora de trabajar.
    Hora de dormir.
    Cortar de horas
    la necesidad de
    horas agregadas.
    Contar las horas
    y los relatos
    de la arena y
    gotas de desierto.
    Extravío y deshora
    del tiempo vacío.
    Hambre y sed
    de horas blancas,
    de vacías horas
    chapoteando
    en libertad.

    ©JLGalarza
    A bristy y NUBE ATARDECER les gusta esto.
  2. 1
    El puente en medio de la noche
    blanquea como la osamenta de un buey.
    Entre la niebla desgarrada de los sauces
    debían aparecer fantasmas,
    pero sólo pudimos ver
    el fugaz reflejo de los vagones en el río
    y las luces harapientas
    de las chozas de los areneros.
    2
    Nos alejamos de la ciudad
    balanceándonos junto al viento
    en la plataforma del último carro
    del tren nocturno.
    Pronto amanecerá.
    los fríos gritos de los queltehues
    despiertan a los pueblos
    donde sólo brilla la luz
    de un prostíbulo de cara trasnochada.
    Pronto amanecerá.
    En las ciudades
    miles de manos se alargan
    para acallar furiosos despertadores.
    Pronto amanecerá.
    Las estrellas desaparecen
    como semillas de girasol
    en el buche de los gorriones.
    Los tejados palpitan en carne viva
    bajo las manos de la mañana.
    Y el viento que nos siguió toda la noche
    con cantos aprendidos
    de torrentes donde no llega el sol,
    ahora es ese niño desconocido
    que se despierta para saludarnos
    desde un cerezo resucitado.
    3
    Recuerdo la Estación Central
    en el atardecer de un día de diciembre.
    Me veo apenas con dinero para tomar una cerveza,
    despeinado, sediento, inmóvil,
    mientras parte el tren en donde viaja una muchacha
    que se ha ido diciendo que nunca me querrá,
    que se acostaría con cualquiera, menos conmigo,
    que ni siquiera me escribirá una carta.
    Es en la Estación Central
    un sofocante atardecer
    de un día de diciembre.
    7
    El sol apenas tuvo tiempo para despedirse
    escribiendo largas frases
    con la negra y taciturna sombra
    de los vagones de carga abandonados.
    y en la profunda tarde sólo se oye
    el lamentable susurro
    de los cardos resecos.
    8
    Una estrella nueva
    sobre los cercos rotos.
    Sobre los cercos rotos de orillas de la línea
    a los que vienen a robar tablas este invierno
    los habitantes de las poblaciones callampas.
    9
    Yo hubiese querido ver de nuevo
    el pañuelo de campesina pobre
    con que amarraste tu cabellera desordenada por el puelche,
    tus mejillas partidas por la escarcha
    de las duras mañanas del sur,
    tu gesto de despedida
    en el andén de la pequeña estación,
    para no soñar siempre contigo
    cuando en la noche de los trenes
    mi cara se vuelve hacia esa aldea
    que ahogaron las poderosas aguas.
    10
    Yo hubiese querido ver de nuevo
    el pañuelo de campesino pobre
    con que amarraste tu cabellera desordenada por el puelche,
    tus mejillas partidas por la escarcha
    de las duras mañanas del sur,
    tu gesto de despedida
    en el andén de la pequeña estación,
    para no soñar siempre contigo
    cuando en la noche de los trenes
    mi cara se vuelve hacia esa aldea
    que ahogaron las poderosas aguas.
    13
    Sobre el techo recién pintado de azarcón
    de la bodega triguera
    enredada en la humareda que deja el tren nocturno
    aparece una luna con cara de campesino borracho,
    enrojecida por el resplandor de los roces a fuego.
    14
    Podremos saber
    que nada vale más
    que la brizna roída por un conejo
    o la ortiga creciendo
    entre las grietas de los muros.
    Pero nunca dejaremos de correr
    para acompañar a los niños
    a saludar el paso de los trenes.
    17
    Ha terminado el verano.
    Regreso a la ciudad como tanta otras veces
    en el sudoroso tren de la tarde.
    Ha terminado el verano,
    no sin antes marchitar con sus manos polvorientas a los girasoles,
    no sin antes resecar los cardos que crecen junto a los rieles.
    A la ciudad debía acompañarme el viento del sur.
    El viento que se queda rondando por los campos y es el sereno
    que los villorrios escuchan sin esperanza todo el invierno
    como ancianos que en caserones ruinosos pegan sus oídos a relojes sin
    agujas.
    El viento que barre con cardos y girasoles.
    El viento que siempre tiene la razón y todo lo torna vacío.
    El viento.
    Quizás debiera quedarme en este pueblo
    como en una tediosa sala de espera.
    En este pueblo o en cualquier pueblo
    de esos cuyos nombres ya no se pueden leer en el retorcido letrero
    indicador.
    Quedarme resignado como una mosca en invierno
    escribiendo largos poemas deshilvanados
    en el reverso de calendarios inservibles
    sin preocuparme de que nadie los lea o no los lea,
    o conversando con amigos aburridores
    sobre política, fútbol o viajes por el espacio
    mientras tictaquean las goteras del bar.
    Todo empieza a quedar en penumbras.
    El viento apaga la luz de los últimos girasoles.
    Todo está en penumbras.
    La campana anuncia la llegada del tren
    y siento el mismo temor del alumno nuevo
    cuando sus compañeros lo rodean
    en el patio de cemento de la escuela.
    Pero debo dejar el pueblo
    como quien lanza una colilla al suelo:
    después de todo, ya se sabe bien
    que en cualquiera parte la vida es demasiado cotidiana.
    Hasta luego: rieles, girasoles,
    maderas dormidas en los carros planos,
    caballos apaleados de los carretoneros,
    carretilla mohosa en el patio de la casa del jefe-estación,
    tilos en donde los enamorados han grabado torpemente sus iniciales.
    Hasta luego,
    hasta luego.
    Hasta que nos encontremos sin sorpresa
    viajando por los trenes de la noche
    bajo unos párpados cerrados.
    A NUBE ATARDECER, bristy y Pi-Radianes les gusta esto.
  3. Su orgullo fue escupitajo de la soledad
    Tuvo la suerte y la condena inscripta
    en el zumbido abismal del oído.
    Fue la implosión de una ficción que dejó
    al necio animal en este desgarro.

    ©GalarzaJosé
    A bristy y NUBE ATARDECER les gusta esto.
  4. Me destierro a la memoria,
    voy a vivir del recuerdo.
    Buscadme, si me os pierdo,
    en el yermo de la historia,

    que es enfermedad la vida
    y muero viviendo enfermo.
    Me voy, pues, me voy al yermo
    donde la muerte me olvida.

    Y os llevo conmigo, hermanos,
    para poblar mi desierto.
    Cuando me creáis más muerto
    retemblaré en vuestras manos.

    Aquí os dejo mi alma-libro,
    hombre-mundo verdadero.
    Cuando vibres todo entero,
    soy yo, lector, que en ti vibro.
    A NUBE ATARDECER y bristy les gusta esto.
  5. He andado muchos caminos,
    he abierto muchas veredas;
    he navegado en cien mares,
    y atracado en cien riberas.
    En todas partes he visto
    caravanas de tristeza,
    soberbios y melancólicos
    borrachos de sombra negra,
    y pedantones al paño
    que miran, callan, y piensan
    que saben, porque no beben
    el vino de las tabernas.
    Mala gente que camina
    y va apestando la tierra...
    Y en todas partes he visto
    gentes que danzan o juegan,
    cuando pueden, y laboran
    sus cuatro palmos de tierra.
    Nunca, si llegan a un sitio,
    preguntan a dónde llegan.
    Cuando caminan, cabalgan
    a lomos de mula vieja,
    y no conocen la prisa
    ni aun en los días de fiesta.
    Donde hay vino, beben vino;
    donde no hay vino, agua fresca.
    Son buenas gentes que viven,
    laboran, pasan y sueñan,
    y en un día como tantos,
    descansan bajo la tierra.
    A NUBE ATARDECER, bristy, malco y 1 persona más les gusta esto.
  6. Me pongo a escribir ahora
    porque es el mejor momento
    que para escribir me tiento
    sin pensar que es a deshora
    y algo que puja presiento.

    Que ya se viene presiento
    lo que en versos acrisolas,
    porque está desnuda a solas
    una fragancia o lamento
    que llega de carambolas.

    Me sale de carambolas
    y tengo la sensación
    por azar, por ocasión
    de que me arrastran las olas
    probetas de sinrazón.

    Tropiezos y sinrazón
    cuando cede el parapeto
    que me resguarda el libreto,
    tanto revuelo y tensión
    puede arruinar el boceto.

    Por el caos del boceto
    por favor sea clemente,
    detener este torrente
    lo que siempre me receto
    de arrebato, de repente.

    Cómo vuelo de repente
    todo el tiempo en estos versos,
    y si me salen conversos
    uno después se arrepiente
    y confunde universos.

    Conjetura de universos
    inundada de inclemencia
    encadenada a la urgencia
    que sin ser en nada tersos
    son susurros de mi esencia.

    Importante es nuestra esencia,
    lo que sin moldes descubro,
    como alquimista lucubro
    intensidad, con paciencia
    y fuerza interior recubro.

    ©JLGalarza

  7. La casa

    -- de Gabriela Mistral --


    La mesa, hijo, está tendida
    en blancura quieta de nata,
    y en cuatro muros azulea,
    dando relumbres, la cerámica.
    Ésta es la sal, éste el aceite
    y al centro el pan que casi habla.
    Oro más lindo que oro del pan
    no está ni en fruta ni en retama,
    y da su olor de espiga y horno
    una dicha que nunca sacia.
    Lo partimos, hijito, juntos,
    con dedos duros y palma blanda,
    y tú lo miras asombrado
    de tierra negra que da flor blanca.
    Baja la mano de comer,
    que tu madre también la baja.
    Los trigos, hijo, son del aire,
    y son del sol y de la azada;
    pero este pan «cara de dios»(*)
    no llega a mesas de las casas.
    Y si otros niños no lo tienen,
    mejor, mi hijo, no lo tocaras,
    y no tomarlo mejor sería
    con mano y mano avergonzadas.
    Hijo, el hambre, cara de mueca,
    en remolino gira las parvas,
    y se buscan y no se encuentran
    el pan y el hambre corcovada.
    Para que lo halle, si ahora entra,
    el pan dejemos hasta mañana;
    el fuego ardiendo marque la puerta,
    que el indio qechua nunca cerraba,
    ¡y miremos comer al hambre,
    para dormir con cuerpo y alma!
    A NUBE ATARDECER, bristy y Pi-Radianes les gusta esto.
  8. He guardado en el bolsillo
    los senderos del trayecto,
    cicatriz de lo sencillo,
    del éxtasis el efecto.

    Cabe en un lunar el cielo
    la magia, el ritmo que acato
    y de la ocasión rescato
    las semillas de pasión.
    El terreno reverdece
    eso que nunca fenece
    el fulgor de la ocasión.

    La furtiva imagen trillo
    del patio y la ensoñación,
    tarareo una canción,
    recuerdos que no mancillo.
    Que los versos no maquillo
    y refresco lo que pasa
    con la intensidad que arrasa
    nuestros cuerpos y la vida
    sobre la brasa encendida
    en los caminos a casa.
    A NUBE ATARDECER, bristy y Pi-Radianes les gusta esto.
  9. La calle puebla de engaño,
    el tránsito en mí del gentío
    y el movimiento arrastra
    con una cadena inverosímil,
    una pastilla que adormece
    y en cambio en este espacio
    que abre un boquete en la página
    cuelgo mi persona unos minutos
    y pierdo vidas en levantarme.
    Una canción espina los sentidos
    y abre la canilla con los secretos
    del río, zumba atemporal
    la distancia volátil como pájaro,
    ¡no son pájaros las hojas!,
    rema el aire con mi cuerpo
    entregado al asombro
    y libre, ¿como una marioneta?
    Así liviano es el engaño,
    la mueca de un vecino
    que no soporta a los holgazanes
    y ve plantados en la página blanca
    la mirada absorta y un silencio
    respetuoso y los ojos cerrados
    de un vidente y el destino de un vago
    y el canto en la calle
    con un sobre y algunos versos secretos.
    El aire es el Maelstrom,
    ESTO
    renovado y certero el tormento
    ESTO
    clarividente en las tormentas
    traslúcido y liviano
    probable, cálido y acogedor
    con la misma mancha que ahora se esparce
    vuelco y dibujo
    símbolo de los caminos es la mancha
    ESTO
    indescifrable y cifra
    apuestas en el Maelstrom
    en notas que recogiste del Maelstrom
    la noche está en tu concierto
    el privilegio de las rocas que navegan
    la lechosa sustancia de la creación
    la aventura de espaciar es una invitación de la noche
    y tengo el privilegio de una diosa
    no de una especie que se recorta en la soberbia,
    pequeña, ínfima, autorreferencial
    y mínimo como los cantos de autobombo,
    las autobiografías limpias y redondas,
    la desvergüenza de los héroes de la primera plana,
    en cambio yo estoy bendecido hoy por la noche
    deshilada trama de noches
    reinan el espacio con la oscuridad
    la voluntad vantablack de nuestro tiempo
    remueve lo posible,
    agujero negro de mi tiempo,
    Maeltrom de lo visible.
    Las luces enceguecen a hombres de entendimiento
    porque abusan de los ojos,
    y cuando decidí prescindir de ellos
    descubrí los sentidos sepultados,
    presentí los golpes del tiempo
    oleadas de sudor y desvanecimiento,
    embebido de esta sustancia lechosa absorbo
    el resto de hombre.
    A NUBE ATARDECER y bristy les gusta esto.
  10. Encontrar es más que un deseo:
    el océano que navegamos,
    perdurar en el inacabado verbo,
    navegar el tiempo y el secreto
    de sus profundidades.
    Encontrar es reunirse con el misterio.
    A Sasha. y bristy les gusta esto.

  11. Encontrarme
    en el rostro impensado
    detrás de las corazas
    abriendo las mirillas
    sin nunca ser una espada.

    ¿Cómo me aseguro
    de que no seré
    la cruel espada?
    Inhabitable y abismal
    con un mandato.
    A NUBE ATARDECER, bristy, Sasha. y 2 otros les gusta esto.
  12. Hay un tajo en el rostro de la niñez preñada,
    en las tiernas palabras deshechas del insulto.
    ¿Por qué el juego interrumpe la crueldad malhadada
    convirtiendo los parques en un pequeño bulto?

    La minúscula hormiga con lupa señalada.
    La caricia temprana junto al dolor oculto.
    ¿Dónde queda la seda de sueño elaborada?
    ¿Dónde los caramelos el secreto que ausculto?

    Borrada la sonrisa que entrega la niñez
    con ese brillo opaco desvelando sus ojos
    interroga miserias la incipiente preñez.

    Pujan de igual manera los fecundos antojos.
    Los fondos musicales, el sol y la embriaguez,
    clavicordios del juego no entienden de cerrojos.
    A bristy le gusta esto.
  13. En qué consiste el don de tu belleza.
    Es la propia del mar, de las estrellas,
    donde la incógnita recrea un soplo
    de la vida que fluye en el misterio.
    Es por la transición de lo que es bello,
    que entro en la conmoción, y me demoro.

    La belleza nació y creció contigo,
    bien preservada late en tus adentros
    con ese algo especial de lo querido.
    Resulta que mantiene -lo percibo-
    aquello distintivo de tu credo.

    Eres tú la clepsidra de la paz,
    dejas rastros desnudos al pasar.
    Tu imagen que repite día y sol
    me da lo que la dicha nos decanta,
    los matices intensos del albor,
    de tu sonrisa claridad en calma,
    que recuerda una nueva jornada
    que abrazo con más fuerza, con más ganas.
    A bristy le gusta esto.
  14. Mi territorio es la mirada
    y la fe en mi cuerpo.
    Tengo el brillo en los ojos
    constelados y expansivos.
    Tengo la humedad de las entrañas.
    Tengo la inmersión en mi silencio.
    Tengo honradez y tristeza,
    dos cualidades necesarias.

    Tengo insomnio por lo que ocurre,
    por el residuo de sentimientos destructivos
    que se pegan al cuerpo como la ignorancia,
    como el sudor frío de la inacción.

    Desde un observatorio a gran altura
    me asomo para contemplar
    el desprecio hacia el paisaje,
    el humano azorado frente al espejo,
    la nostalgia desovada del beso infinito,
    los corazones temblorosos exiliados,
    los besos de otros seres luminosos.
    A bristy, Pi-Radianes y miguegarza les gusta esto.
  15. Yo estaba ahí como una isla.
    Miraban por encima del hombro
    la diferencia, el hueco en el rostro.
    Miraban con su racismo renovado,
    bien visto, legítimo y moral,
    clasado en la ingeniería mediática,
    habilitado para sancionar y
    definirse parte de esto, artífices,
    custodio, perro de esto.

    Yo estaba ahí como una isla,
    en la aridez del nombre
    y en la distancia a cuestas
    con las preguntas infinitas del desierto.