Un Dios cruel y un hombre sencillo

Soy un hombre que nunca se sintió completo,
a veces me llenó el odio, otras la tristeza,
la ira me abrazaba, la gula era mi reto,
pero jamás alcancé la plena entereza.

Siempre me faltó amor, en soledad viví,
aunque creé una máscara que a todos agradaba,
prefiero en la oscuridad mis pensamientos sufrir,
pues estar con gente solo me dejaba desgastado.

Las mujeres que amo no me pueden amar,
y las que me aman, yo no sé querer,
a veces deseo, sin tener que hablar,
ser como el motor inmóvil, sin deber.

Observar en silencio, no depender de nadie,
ser algo inmaterial, distante y profundo,
me pregunto si ella sabe, sin alarde,
que le dedico canciones y poemas en este mundo.

Y aun así no viene, sería preocupante,
espero que no lo sepa, mi corazón lo siente,
parece que hay un ser, un dios vigilante,
que disfruta al verme sin vida complaciente.

Quiere más de mí, dijo una mujer de Delfos,
intento escapar de un destino cruel,
de ser un hombre solo lleno de deseos falsos,
para ser uno simple, buscando ser fiel.

Una mujer demasiado buena para mí,
es mi deseo, mi lucha, mi afán,
ser feliz en la simpleza, en lo que sentí,
huyendo de ambición, siendo su galán.