Tu cara.-

TU CARA
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Manos siniestras de tormentas,
pero no pueden con mi empeño.
Arrastran las hojas, los árboles;
y de los cerros las crestas,
mas no pueden con mi sueño.

Como sueño quimérico,
padre,
de poetas a granel;
de taciturnos y tristes,
versadores de laurel.

Valientes versadores de amar,
pero de olvidar cobardes;
que lloran por las mañanas,
y sollozan por las tardes.

Estos vates…estos,
los que imploran y mendigan,
la presencia de un amor;
que suspiran,
por dos ojos de ilusión.

Y es la pena el padre del poeta.
Y es el verbo, su madre elocuente.

Y la pena lo engendra
lo entrama y lo mantiene;
lo engorda, lo adoba;
lo acicala y lo sostiene.

Y la vida con sus claves;
sus adverbios, sus palabras;
su ciencia, su alquimia;
su cultura y su arte;
lo entreteje y lo crea;
lo endulza y lo recrea;
lo pinta y lo abre.

¡Oh mi buen cuaderno¡,
estoy en una encrucijada;
no se si saciar mi amor,
o saciar de versos;
¡de versos, de versos
las ventanas!;
por aquella cara frágil
sin poder
mas,
ella arrasa mis mañanas.

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En el equilibrio está la solución y la felicidad, amar y escribir es posible en la misma medida, el poeta no es prisionero de sus versos y es aconsejable que de su amor tampoco. Me ha gustado amigo Isaías. Un abrazo. Paco.