Tu adiós nunca querido (parte 1)

Mortificado aún por tu adiós nunca querido;
ese pequeño nudo en la garganta, mi resignación;
ese conformismo que hace mascullar al alma;
las pocas horas de tu lejanía,
dejan lacrimoso mis ojos... ​

Nadie puede esconder la tristeza en el silencio;
se nutre de la soledad reciente, y no escatima
acongojar el corazón que sientes arder en el pecho... ​

No hay sombras en la noche sin luna ni estrellas,
cuyos callejones estrechos puedan devorar
los pasos que se hacen pesados con el suplicio... ​

El adiós siempre es un estigma... ​

 

Precioso y triste poema a ese amor que se ha ido.

Un gusto leerte

 

Tristes líneas...
Un placer leerte

 

Mariela:
Muchas gracias, por permitirme tu comentario.

 

Laurita:
Gracias...
Aunque no voy a negar que tus versos son mejores siempre...