Soneto

Rieló la nitidez de sus dolores
el blanco manto de su faz tan pura
y luego silenció con esa hondura
el réquiem de sus ojos soñadores.

Sí, festiva, como las blancas flores,
rebelde a la pasión, tal vez madura
en su altivez. Vivió la catadura
sola y triste de todos mis fervores.

Mujer doliente de sagaz prestancia,
ardor contiguo de los albos lirios,
amarga espada de mi negra suerte.

Su númen regalóme la fragancia,
caro duelo de aquellos mis delirios,
núbil presencia de temprana muerte.

 

Para ella en su temprana partida, éste hermoso y perfecto soneto.

Magnífico trabajo literario.

Besos.

 

Julio:

Un señor soneto de alto calibre..

Un gusto recorrer el camino de tus versos...

Saludos cordiales.

El Armador de Sonetos.

 

Vaya eso es escribir
sin mesura en el talento
un abrazo y mis estrellas amigo

 

MARAMIN:

Gracias por esas gratas palabras. ¡Claro que se puede aplaudir y
además lo agradezco cumplidamente con un potente abrazo...!
J u l i o .