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Reflexiones Propias

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por Rolando Kindelan Nuñez, 15 de Septiembre de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 471

  1. Rolando Kindelan Nuñez

    Rolando Kindelan Nuñez Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    18 de Diciembre de 2008
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    Género:
    Hombre
    Eureka! Eureka! Eureka!
    He hallado la mujer...
    cualquiera diría que sólo es una mujer
    pero para mí es mucho más que eso:
    es un pedazo de cielo, un ángel que se cayó,
    una musa disfrazada, una diosa o quizás
    algo maravilloso que mi mente no logra identificar.
    Su belleza me colma, me envuelve sin empalagar...
    Tiene una manera, un comportamiento, un actuar:
    dignos del mejor de mis sueños,
    como salidos de mis inspiraciones.
    Y lo mejor es que me ama.

    Qué decir del sex-appeal,
    de las reacciones de mi ser a su contacto...
    Cómo evitar perderme en ella
    como un insecto en la amazonia...
    Cómo negarle un beso... Cómo no robárselo...
    Es pecado ante ella comportarse como eunuco...
    Cómo evitarle a mis instintos manifestarse,
    alimentarse y absorver:
    la esencia misma de su ser,
    lo fundamental de su existencia.

    Sólo Dios y yo sabemos que no es perfecta,
    sabemos que me ama - también con locura -,
    que me desea, la pasión también la inunda,
    sus sentimientos la superan y también:
    me extraña aunque aún no me haya ido,
    cada beso de su boca parece como el último
    y el cuerpo le palpita a mi contacto;

    Pero no ha perdido el miedo,
    sigue siendo juez y parte:
    se pone aún, en el lugar de los padres
    y se da respuestas que ellos quizás no le darían...
    Ese temor la domina, tal vez sin ser más fuerte:
    le impide luchar por lo que siente, y no la deja
    sacar lo que se agita en su interior a la intemperie.
    Y el miedo crece y crece como un pulpo con el pláncton,
    cuyos tentáculos me alcanzan y me oprimen con crueldad
    y yo que brazos y piernas tengo atados
    no puedo infundirle daño... y a ella le pido que me salve...
    pero el pulpo es ya tan grande que le teme.

    Se me hace inútil luchar, a mí no me corresponde...
    sin embargo, he intentado que le amor se fortalezca,
    tal vez logre con un escudo de paciencia,
    una espada de pasión y armadura de deseo
    darle muerte a ese pulpo maldito,
    que lacera esta hermoda relación...
    pero ella tiene que contribuir,
    su apoyo es esencial en la batalla.
    Si logramos matar al pulpo:
    entonces habremos crecido
    y seremos aún más felíces.
     
    #1
    Última modificación: 17 de Septiembre de 2010

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