¡Realidad, obtusa realidad!

¡REALIDAD, OBTUSA REALIDAD!

¿De qué valen los recuerdos
después de pasar la vida,
buscándonos la salida de
donde escasean los cuerdos?

Pasamos nuestra existencia
acaparando propiedades,
y dejando las humildades
para los que tienen paciencia,
¡Pobre del que su obediencia
es, para los dorados metales!,
que convierte en animales
al inculto y, al que cultiva sapiencia.

Envidiar al que más tiene
es craso error imperdonable,
siendo poco saludable
pues ser esclavo no conviene,
ya que cuando la envidia interviene,
la corrupción es lo probable.

El desprecio y el consumo
son esos dioses que hoy tenemos,
más, los adoramos como memos
y a pesar de ser solo humo,
que ante nuestros ojos vemos
como un “sacerdote sumo”.

Joanmoypra/septiembre/2012
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