Por ser mordaz

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Por ser mordaz



A sangre sabe mi saliva,
un sabor que nadie huele,
pues es algo que me duele
al ser consciente de mi herida.

Sabores hay, sabores van,
aromas vienen, aromas tienen
el que nos dan.
La sangre fluya y se envenenen,
y que se incluya en su santo pan.

Que día a día, ensangrentados,
sepan sabores de mis recados,
y noche a noche, por fantasmal,
de oscura vela salga un rosal.

Que sean incendio los candelabros,
los cirios blancos de mi costal,
y en negras flores de vicios llanto
llene mi aroma su cenagal.

Entre el incienso va la moral,
ya nadie quiere tener consciencia;
todo se oculta en monacal,
sólo se omite la improcedencia,
por imprudente al correccional.

Todos se quedan con la sentencia,
nadie comprende lo que es justicia,
sólo del juez la omnipotencia,
aplicaleyes de la avaricia.

La gente vive con antifaz,
sus ojos miran, y miran mal;
donde es la guerra ellos ven paz,
donde es lo negro… lo blanco igual.

¿Será el sabor existencial?
¿Será el poder proporcional?

Será que es ave, ave rapaz,
y se rapiña por el caudal.

No huela mal, no huela mal,
que si nos huele será de asaz,
la negra sangre
que sacia el hambre…

¡Calla la boca por ser mordaz!​