No endulces el nombre asilo

Las baldosas del suelo son abismos
para unos ojos que jamás pensé
que pesaran.

El jardín y la luz de primavera
penetran en la sala como si
los odiaran.

El silencio es hedor a muerte sola
sentada en almas que parece que
la desearan.

Tan tupido el ayer y la distancia
que creo que los ojos ya no quieren,
que no amaran.

Besos y madre ya no son lo mismo,
ni la luz, ni la vida, ni yo,
ni el amor.

Huyes del asilo con el mundo
aplastando a unos hombros que ya no
ya no son.

 

Que triste suena, como muchos días en la vida...
Por eso te dejo un abrazo alegre! Je je si no existen pues se escribe y ya esta

 

Triste, como algunos día en la vida. Me gusta leerte Vicente, esta realidad dicha con poesía cala.
Ábracito muchos!,,

 

La realidad aparece, tarde o temprano, delante del rostro. La realidad siempre estuvo ahí, como poesía cruda presentándose de golpe, en cualquier momento, para abrirte los ojos y mostrarte la amplitud de la vida, las dos caras de la vida.

Me alegra verte alegre, Ethel.

Un abrazo, amiga.

 

Tristes y bellas letras.
Un placer leerte

 

Gracias Laura, muy amable.

Saludos, compañera.

 

Pues tal y como están las cosas la vida, para much@s,
empezará y terminará en una guardería,
pues son muchos los ancianos que se vuelven niños
o much@s los cuidador@s que los tratan como niños
y no siempre por su ternura,aunque hay de todo...
Son nuevos tiempos para la institución familiar, señor Évano,
muchos terminaremos ahí...Igual hasta es una suerte
¿Quién sabe?
Un abrazo de domingo

 

Es triste, la verdad, Rosario, Muy triste. Pero he de romper una lanza a favor de nuestro sistema de bienestar. Es cuando te hace falta un asilo para tu madre, o un hospital, etc... cuando te das cuenta que no lo estamos haciendo tan mal, a pesar de mi triste poema. Es duro saber que todo tiene un fin, pero Es la vida.

Un abrazo, compañera.