Meditaciones sobre la Belleza.

¿Quién hay que pueda decir que es la belleza?
¿Y aunque inefable, quien hay que no pueda admirarla?
Su significado no se comprende en el argumento
sino en la contemplación, del símil y la metáfora.
Es como el ver copos color blanco
en la tarde helada,
que arrullados en la brisa
adormecen en cuna de escarcha.
Imaginad ver entonces aquella nevada
en horas de oscura noche
donde el cielo es la ventana,
y cientos, sino miles
de puntillos blancos
en la ventisca estrellada;
estos son la nieve en las alturas
y es un invierno corto
que sume en la madrugada.
Estrellas o copos helados,
primavera o alborada,
¿No son símiles en belleza
que contempláis por la ventana?
Por lo tanto,
no hay quien diga que es belleza,
solo se puede aludir a ella en la metáfora
pues contenerla en argumento
seria contener al vasto mundo
en la estreches de una ánfora.