Las centurias de un dios crucificado

Las centurias de un dios crucificado​

Las opciones de referencia, junto al nuevo condenado, aceptan proteger el balde para obtener los servicios de un mar quebrado. ¡Pobres hombres, cuánta fe! Desgastados aún siguen plegarias de sus propios labios; gramática de un celeste que los tiene ignorados, porque dioses fueron muchos, pero éste apaleado, no se venga sin que reste a la palabra su legado. Me llaman Poncio, y Pilatos, del PP, acabáramos… Crucificadme a mí también, que soy un hombre, y dios andando, para tejer esta artimaña… ¡Vendrá algún Saulo! Centurión y tan romano, como Moisés, quizá Ramsés desdibujado, sólo nos cuenta el que quiere ver a todo un pueblo judeo cristiano, libre del hacha para poder al filisteo dar sus hachazos. Renunciaré a los nuevos comentarios, la orientación va dando saltos. Columnas de fuego es la lectura completa cuando roma se quema. Impresión de un mundo que acaba… Constantinopla comienza su fiesta de emperadores y papas, de nuevos martirios con la sangre que divide la historia, que con poder entraron las letras, y con la fe mató la protesta, de los hombres nativos en tierras, de raíces y mimbres cimbreando a la iglesia, con cruzadas y lides, con matanzas adeptas de milagros afines, que mezclados de ascetas fue del color que se pinte la tradición en los budas, san franciscos de asises, jesucristos de moda… Hasta el judas se viste como un reo sangrado, y redimido en su oro se colgó por efialtes al creerse espartano y sucumbir engañado… Creedme, un rey no merece que se muera un humano… Que se muera él, porque sólo dios es fulano, todos los demás son hijos de puta, ya que hijo de putas sólo hay uno; que muchas fueron la meretrices, y pocos merecedores adoraron como actrices a los cuellos de avestruces y a los toros, como símbolo cornudo de ser noble consentido… Los bastardos en el cielo, y los arios condenados a vivir con las centurias, repartidas, resumidas en un dios crucificado.