La multitud ciega.

Un día hablé con mi alma.
Lejos del ruido y la desorientación.
Prometí no navegar en el fangoso
mar de las mentiras.

¡Qué mueran las doctrinas!
Tan atados y cegados estamos
que no sabemos distinguir
el lujo de la perdición.

Muriéndonos de hambre,
besamos la mano de nuestro
timador.
De rodillas, de pensamiento,
y de corazón.

Seguimos quietos.
¡Cómo es que la multitud está ciega!
He gritado mil veces intentando
encontrar la respuesta.

Una falsa imagen
de un ser desfasado.
¡Abajo el trono!
¿Quién quiere ser un siervo
en pleno S.XXI?

Espero tu muerte,
no tu resurrección.
Vete de este país traidor.

Nos lavaremos las manos,
para ensuciarlas más.
No hay agua pura
para lavar mi rencor.

El adoctrinamiento yace
en los arquitectónicos
muros, construidos
a base del dolor.

El diezmo vive entre nosotros,
corre, hermano, mantenles su "reino"
no vaya a caer por la falta de dinero.

Gobierno e Iglesia.
¿Quién es el real asesino?

 

Comparto sentimientos, grata lectura. Saludos.

 

"¡Abajo el trono!
¿Quién quiere ser un siervo
en pleno S.XXI?"

Eso mismo digo yo... Ya es tarde para seguir a Francia cortando cabezas,
pero... la soberanía siempre deberá ser del pueblo...,
y siempre... se puede prender fuego uno que otro palacio real jijiji

¡¡Revolución!! mmuaajjjss... :::sonreir1:::

Una humilde opinión jajaja

De los mejores poemas "sociopoliticos" que he leído últimamente.

Saludos!

 

Muchas gracias.
La verdad es que se acercan las elecciones y estoy muy revolucionaria jajja