La Culpa es de Él

Las campanas suenan a muerto por la última injuria que un mortal profanado en su sanguinolento corazón de papel osó consumar en el inmenso campo de ortigas cuchicheantes. Una lápida,antes de tiempo,ya reza a muerto por su nombre maldito,al son de unas graves y morbosas letanías que rabinos de enmarañada greña pestífera sueltan de sus bocas desdentadas y sin lengua.Entonces cae de rebote el sol en las pantanosas vegas donde corretean duendes enfermizos que,al menor esfuerzo,se quiebran en pedazos de cristal que el vendaval del puro invierno dispersa a los majestuosos cuatro puntos cardinales.La luna,borracha,vomita nefastas estrellas,impregnadas de alcohol que quema como el corazón sagrado del sacrosanto Lucifer.Éste se toma a guasa al epitafio que campea en el camposanto maldito por un calvo sacerdote que se dejó llevar por la negra lujuria y sólo dejó en cinta a una monstruosa hidra de siete nefastas cabezas.Por eso,es necesario sin demora alguna que el suicida Dios que rige esta tierra de espantoso esparadrapo sea tragado por el abismo polucionado de millares de sádicos libertinos;para que no vuelva a enfermar a un solo humano en ciernes de expirar.

 

homo-adictus,puedo apreciar que te gusta esa mezcla de lo macabro,lo delirante y lo absurdo que impregna esta prosa surrealista que he escrito sin esfuerzo alguno.Gracias por leerme.Atentamente Edouard.