Introspección

Estoy desparramado en este sillón acomodado,
como guiñapo sucio maltrecho,
desmembrado viendo las estepas de mi vida
en rigor de orden acomodadas mis desgracias,
por mi levantada, mi sepulcral cruz en la inerte calle que me vio desfallecer.

Esto no es normal ni meditado, mas bien premeditado,
no sé por qué o quién, pero ahora creo que es.
Es circularidad que une cabos de mi destino y yo
de mi muerte y mi vida, de mi silencio y de mi voz.

Es sangre virulenta que cae gota a gota hasta marear,
gota a gota en transcurso a vaciar,
pendiente del cielo un abrasador y angustioso sol dorado,
más ancho que antes y más grande.

Es licor del cual estoy embriagado hasta morir vivo,
es droga que reinstala su adicción en mis adentros,
es el filo que hunde sus ojos mortales desangrándome,
es la guillotina que ha cortado la testa de mi voz dejándome mudo, ciego y roto.
Es amor que trae tinieblas y horror en la mirada.

Estoy contando los segundos inútiles secuestrado en el sillón,
mi piel se riega a pedazos en el piso y denotan mis huesos,
mi calavera sonríe lastimosa y fúnebre
en la luna que cubre insolente la pavorosa noche.

Es destino que no me ayuda, estoy seguro ya.
Bueno pero y tampoco hago nada para auxiliarle.
Ventarrón mórbido lleno de las asperezas de mi lengua muerta,
soy mitad y soy neutral y soy inerte,
soy destino y soy destinado y soy elección.

 

Me tomé la libertad de hacer un poco de edición por algunas faltas ortográficas.
Espero que lo revises de nuevo.
Me gusta mucho la introspección que haces a tu alma de humano, poeta, alma que busca y elige.
Triste forma de ver el destino de los años pero desde luego la pregunta es, habrá quien lo vea todo rosa? no lo creo.
Buen trabajo!