Innegable rectitud

Sed y hambre,
en la tierra del nunca jamás,

ilusiones en vidrieras,
abarrotadas,
observadas,
aún hiriendo,

austeridad,
entre caminos
con destino al extenuante derroche,

pensamos que ser prudentes
nos asegurará todo bien mayor,

mayor es el dolor,
de una mayoría inducida,
a la tentativa del suicida,

viviendo muerto,
y esperando una mano redentora,

morimos vivos,
recordando, hundidos, nuestros dolores,
y arrepintiéndonos de toda infelicidad,

para no olvidarnos jamás.

 

El poema explora la paradoja de la existencia humana: vivir entre la sed y el hambre de sentido, atrapados en ilusiones que hieren mientras la austeridad y el derroche marcan nuestro camino. La prudencia, lejos de garantizar bienestar, se enfrenta a la mayoría que se deja llevar por la desesperanza, viviendo como muertos mientras esperan una salvación externa. La obra refleja la conciencia de un dolor persistente, de memorias que nos atan y de arrepentimientos que nos acompañan, mostrando que, aunque la vida pueda parecer un continuo sufrimiento, este reconocimiento de la propia fragilidad es lo que nos define y nos recuerda nuestra humanidad.

Saludos Cordiales