Horas críticas

El teléfono no suena
por la falta de amigos,
por las razones de un cielo
al cual yo ignoro por completo
con mi delirio y mi trance.
La cita se canceló
en la hora puntual, la apetecible puta
que tanto reclaman mis bajos instintos
nunca apareció en aquel paraje
donde las horas y el sopor
se volvieron bestias hambrientas de la conciencia.
Y la mañana “que fábula más ridícula,
más falsa”
usa siempre su antifaz
de espectro oriundo del remordimiento
que se esconde en la sangre.

Sólo me queda alzar la botella
que libera todas mis miserias
y brindar conmigo mismo,
a estas alturas,
es lo único que me permite disfrutar de la noche
y sus facciones de mujer.

 

un buen poema con matices tristes,es un placer leer sus escritos.

 

Que versos tan sutiles, me llena leer sus palabras, con que sutileza parecen ser escritos, cada palabra, cada verso, cada párrafo... Gracias por escribir, me encanta.

 

O porque te lo cortaron por falta de pago.
Esas cosas extrañas que aún nos sucede.
El teléfono, como el correo, como un derecho humano inalienable, debería ser gratuito en todas sus formas.
Pero claro, se imaginan la cantidad de romances que se iniciarían si así fuera.
Nada de cola de pavo real o camioneta importada nueva.
El arrullo de unas palabras dichas a la distancia, a veces desde 12000 km-
La cita no será real pero vale como comienzo.

 

Excelencia en la divinidad de la hermosura emocionante.
Jorge Lemoine y Bosshardt, "Estrella Máxima" de Mundo Poesía.