Hombres laberintos perpetuando nubes y diablos

La quietud de La Luna sostiene la mirada
del que vio su cara oculta
y el rostro de sí mismo.

Las nubes de La Tierra ocultan
el camino y la mirada.
La palabras del hombre-laberinto
son las nubes.

A veces sobrevuelan los versos las nubes
y el sol destella en ellos y explota de luz
por un instante el universo
y el alma de cada mirada de La Luna
y de uno mismo.

Pero pronto el hombre-laberinto vuelve
con su tormenta a formar huracanes
en cada una de las miradas de La Luna.

Entonces queda
el instante del nuevo intento
de sumergirse en el otro,
antes que uno se rinda y piense
ser mirada en La Luna para siempre.

Solo quedan adentros,
algunas páginas,
una Red por donde se expande,
igualmente,
las tormentas que ciegan una cara
de las dos que posee todo acto de concilio
con uno mismo
y con el otro.

La palabra es el arma que desarma,
una antorcha dando luz y paso a laberintos,
la leña que arrulla y arropa del frío de La Nada,
aquello que crea y expande el amor o el odio
por Tierra, Luna y Universo;
aquello que forma miradas de lunas
o nubes en La Tierra.

 

Me cautiva y agrada tremendamente. Magnífico y sin análogos. Mil saludos.

 

El hombre-laberinto y los huracanes en la Luna.
Eso me ha hecho reír.
Te lo agradezco.
Es genial.