Hacia Sofía.

Hacia Sofía.


Cierra los ojos, por favor… quiero decirte…



Que la lluvia ya se anuncia en los ojos de una anciana.

Y que el ritmo lo proveen los latidos en mi corazón.

Somos una amistad inevitable.



Sé como piensa y sé lo que siente…

Mas allá todo lo que ha sido, pronto, retornará a un candor silente.

Luego de una temporada incandescente, de proyectos inconclusos,

de promesas incumplidas y de afectos postergados.



Yo la amo… más allá de la piel de antaño, más allá de los cabellos malogrados…

Pudimos ser amantes de verdad, si una brecha del destino no lo hubiese coartado…

Haber llegado 5 décadas más tarde, no frenará un vínculo imposible de ignorar.

Cuando ya no estés aquí conmigo, por fin podré ir a tu encuentro.

Derrotando al transcurso de las estaciones…

El tiempo esta vez, no será un muro que se reirá frente a mi rostro.

Lo cruzaré calmadamente y sin esfuerzo.

Nada ni nadie, esta vez, se interpondrá a nuestro encuentro.



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La excelencia sobresaliente de la soberbia obra maravillosa.