1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Fugaz

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por qubitz, 31 de Octubre de 2018. Respuestas: 0 | Visitas: 344

  1. qubitz

    qubitz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    2 de Abril de 2008
    Mensajes:
    35
    Me gusta recibidos:
    9
    Aparecimos alguna vez erráticos animales inútiles, suicidas y torpes; micro destructivos vagabundos carentes de sentido y brújula; sin expectativas y en el vacío, indefensos en la hostilidad del infinito que creímos adverso pero que no era más que indiferente.

    Nos hicimos figura de una tormenta, una gran tormenta en remolino, un torbellino naufragando al viento; aves sin rumbo aleteando sin estacionarse, hojas de otoño flotando en círculos sobre el suelo de nuestra ignorancia, insignificantes remolinos revoloteando en la superficialidad de lo ínfimo.

    Y así fuimos rueda al pavimento húmedo y a la piedra lluvia, gravitamos en la imparable cinética del universo; en la materia, en la antimateria, en el átomo, en la partícula. En el silencio fuimos los enormes estruendos de las nebulosas.

    Como motas de polvo, atrapadas y arrastradas por el giro de un molino que nos posó sobre sus astas; y los segunderos de un reloj que borraba las huellas de nuestras pisadas al instante, nos vimos aparecer y desaparecer sin sopesar la tragedia de nuestra existencia.

    Crecimos?, tal vez. Amamos?, probablemente; Aún así nos perdimos en la oscuridad del egoísmo, porque creímos saber todo ignorándolo todo, quisimos ser mucho obteniendo muy poco y nos convencimos ser únicos en lo inconmensurable.

    Finalmente fue el fin, todo es el fin cuando se escucha el murmullo de la inteligencia. Volcamos nuestra vista hacia las estrellas; y sentimos la ausencia, la primera y terrible ausencia del Dios que llenaba todo lo vacío y vaciaba todo lo lleno.

    Entonces rodamos en el alud del tiempo hasta que tocamos el fondo del subsuelo; y terminamos ataúdes de madera, que no guardaron más que nuestro peso desprendido de los metales y materiales por los que perdimos la vida.
     
    #1
    A HIPATIA GRIANOGMA le gusta esto.

Comparte esta página