En secuestro, en deceso.

Mirando hacia el fondo del río
está aquel niño descubierto
pese a no estar despierto.

Su cadáver no pertenece al paisaje,
sigue siendo la lluvia desafiante
en un día de sol latente.

Todos miran lo lejos que el viento lo ha soplado,
todos entienden que aquel silencio no es espontáneo.

El escape resbaló entre las rocas,
un viernes blanco en Puerto Caricias,
el río no mandará condolencias.

La angustia punzó en la madrugada,
estaba oscuro cuando nadie miraba,
y lo profundo alto llamaba.

¿Alguien consuela lo que no duele?
¿Alguien cree en lo bien que se siente?

Presiona tus párpados y recoge lágrimas,
todo gira como si nada, nadie se da cuenta.

Sin asesino, con suicida,
los motivos en agua profunda
fue la soledad, fue esa asesina.

Mirando hacia lo oscuro del río,
era paz, era castigo,
conseguir el alivio.
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