1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

El Trovador

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Edouard, 24 de Enero de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 357

  1. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Marzo de 2016
    Mensajes:
    1.058
    Me gusta recibidos:
    483
    Género:
    Hombre
    Aquel trovador de larga melena azul amenizaba las fiestas de salón de su dueño y señor el conde. En una noche calurosa de octavo mes del año se congregaban todos los potentados del Imperio. Estaban sentados a la mesa, repleta de manjares de caza y vino español. Las velas ardían e iluminaban los rostros alegres de los congregados. Mientras nuestro joven bardo cantaba con su instrumento de potente melodía medieval, algunas damas se levantaban con sus maridos para bailar con furia frente a la chimenea de llamarada roja como la sangre. Sin embargo, un golpe ominoso se escuchó en la puerta cerrada a cal y canto. El trovador paró de tocar y fue presto a abrirla. Mas su noble protector lo paró en seco. Quería nuestro ya viejo conde, pero de vivos y expresivos ojos azules, abrir él. Cuando lo hizo vio ante sí la indumentaria de un trasnochado guardador de cadáveres. Traía a su hijo atravesado en el corazón por la flecha malévola de un enemigo de sus nobles tierras. Lo depositaron en el centro del salón, sobre una alfombra de filigranas árabes y, llorando amargamente sobre el pecho encharcado de su primogénito, expiró el conde de profunda pena el hálito eterno y dador de magna vida.
     
    #1
    A homo-adictus le gusta esto.
  2. Edouard

    Edouard Poeta adicto al portal

    Se incorporó:
    15 de Marzo de 2016
    Mensajes:
    1.058
    Me gusta recibidos:
    483
    Género:
    Hombre
    homo-adictus, en tiempos de oscurantismo medievo la loa de los trovadores era todo un agasajo hacia los sentidos de una nobleza que aún no se había embrutecido con los instintos crueles hacia sus congéneres. En mi relato describo toda una fiesta nocturna donde la aristocracia se divertía con el baile frenético. Al son del cántico espiritual del bardo, que tan precioso era a los oídos del jefe del castillo y de sus acompañantes de igual abolengo. Allí se divertían, mientras comían y bebían buen majar y bebida que extasiaba sus almas; alcoholizadas y suspendidas en una jarana ante la cual no podían más que disfrutar con pleno alborozo. Pero llegó el golpe de la desgracia. Cuando de la puerta se escuchó la llamada de la Muerte, bajo la figura acompasada de un fúnebre cazador de muertos. En este caso, el desdichado sujeto ya cadavérico era el hijo del viejo conde. El cual, al ver el ensangrentado pecho de su amado vástago se reclinó sobre él y murió en pena profunda de padre, cuyo antiguo brillo de sacra alegría se había transmutado en Fe por unirse fervientemente en espíritu con su pródigo primogénito en el solaz celestial de las aladas alturas inmaculadas. Atentamente Edouard.
     
    #2

Comparte esta página