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El hombre que se va al hombre que se van

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por donalph, 12 de Julio de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 281

  1. donalph

    donalph Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    10 de Julio de 2012
    Mensajes:
    61
    Me gusta recibidos:
    6
    Se seca,
    disminuye y pierde espacio,
    no renunciando y haciéndolo invisible
    hasta para mí, que sólo lo presiento.
    Duele la cabeza y se desinfla en ella toda aspiración.
    Lo que queda es grande, imborrable pasión que arremete
    y ganas de ocultarse para vivirla, vivirla apenas
    como se pueda.
    Lo que abunda es un consejo esparcido,
    un desgaste, una carretilla al hombro
    y a los pies rodantes,
    el cansancio dice la verdad,
    la noche del dolor de cabeza parte
    con las pocas sombras
    y los problemas que nunca faltan sonríen,
    piden asiento en la conferencia
    para desvelarse con uno,
    uno que no puede más
    y voltea la cara a la rendición
    para encontrarse con más caras y ponerlas de máscaras
    para una fruta que no vuelve y quema
    y da más gastos que un sinfín de cosechas echadas.
    Los interlocutores de la conferencia
    se vuelven a mirar la última sombra,
    nostálgicos, siendo niños
    por última vez
    y en vez de morir
    uno sigue viviendo
    con esta carga de carretilla
    que rueda más y hace palabras
    al hombro.
    Estoy ahí, en medio, todos ellos
    son partes mías,
    huesos de todos mis cadáveres,
    mis caídas del reloj.
    Cuanta bulla grazna a esta hora
    en el silencio, no puedo detenerme
    sin movimiento.
    Hay una plaga afuera,
    un temor que pretende ocultarse
    y lo delata su cola,
    su ácido de presencia
    que se supone nutre de algún modo,
    que es animal y yo no
    ni los demás interlocutores.
    Lo aprovechamos.
    Digo yo en cuanto no soy yo mismo
    el que me conforma, los que me confortan
    tampoco están bien y se sacuden
    mi saco ausente y mi ser gregario
    por cuanto estoy aquí y podría estar peor
    o mejor o mejorando,
    pero quien sabe que habla rápido
    y corta la pausa con una bengala
    de auxilio.
    Pido también auxilio, libertad en mi cuello
    para cortar el segmento que necesito
    de la oración.
    Por Dios rezo seguir adelante
    hasta caer empipado.
    Sabia razón procede de mis iguales
    no de mí. El merito es todo lo sensible,
    que me entienda sus pipas y sus parloteos.
    Bajo a la junta, conferenciando con una argolla,
    algún compromiso que no recuerdo.
    Hablo, digo: “blablablá”.
    Fuerzo un sonido desgarrador
    de tribunas,
    donde derrito mis homenajes
    a helados de hielo.
    Ahí lo tengo, uno responde,
    coquetea conmigo desde su matrimonio,
    agradezco esta dulzura sin color con beneficio improbable.
    Rindo un rin de homenajes a aquel helado,
    su helado, nuestra composición.
    Nuestra es una verdad, un cambio,
    una carretilla que lleva un helado robado,
    el que habré de devolver vueltas atrás
    por delante lo probado invisible,
    Lo prohibido.
    Vuelvo en eso a la conferencia,
    estuve perdido por las ramas
    de un beso femenil, vuelvo a concentrarme,
    a imbuirme en lo cercano de otra trampa,
    una de unos, que comentan, debaten
    y vuelven el ojo al vacío
    como llenándose de lo mío para ellos.
    Entonces, requiero de una compañía,
    un acompañante al vacío que ha quedado
    sin escapar, los huesos que lo forman
    han dado fama y fanfarrones,
    no lo hago por ello porque me mataría
    si lo creyese, estoy enloqueciendo de un momento
    a otro y me tiembla la fluidez,
    y me arrepiento de lo dicho con su carga,
    su precio de trabajo, la noche entra en estas cuestiones.
    ¿Un interlocutor más, un salto de comunicaciones inertes
    o habrá algún misterio, alguna vida que tenga que ser?
    Me pierdo en sus ramas, brazos disforzados
    que absorben, que sorben un helado derretido
    que me voy, que me involucra y me sienta a gusto por fin,
    todos han vuelto y el hielo se calienta en mi garganta.
    Es todo, cuanto hay es mucho más,
    imposible abarcarlo, tomarlo de su columna de chupete
    y sentirlo en la revisión más profunda de todo lo que pase,
    mis hombros se acuestan en agua y ese hielo comprometido
    derrite sus solterías.
     
    #1

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