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El carmesí de mis días

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por ivoralgor, 9 de Mayo de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 683

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    Sigo sin comprender cómo es que sueño con los labios de Raquel. Algunas veces tomo el café y en medio del sorbo escucho su sonrisa. Ni siquiera me atrae y mucho menos estoy, ó estuve, enamorado de ella. La vi sólo en una ocasión en la calle, rumbo a la escuela. Tenía los labios carmesí, una blusa vaporosa, unos vaqueros ajustados y zapatillas altas de tacón corrido. Al pasar junto a ella escuché su risa y sentí el aroma a cocoa que despedían sus cabellos. En pocos minutos se borró esa imagen en mi mente, o así lo creí.

    Después de ese día mi madre me llevó al médico porque no podía dormir, ni con el valium. Eres un desastre, nada te tiene feliz, me decía cada vez que me deprimía por varios días. Mucho de los días me siento cansado, harto de lo mundano de la vida, deseoso de volar por los cielos y caer en el océano. Es cierto, la mayoría del tiempo nada me hace feliz. Para poder dormir miro los labios de Raquel que están pintados, sin tinta alguna, en mi habitación. Más bien en mis sueños. Prefiero pensar que en mis adentros. Hasta eso me cansó.

    Ni los rezos, ni el agua bendita sirvieron de nada. Debemos hacerle un exorcismo, dijo el párroco, tiene al demonio dentro. Adentro sólo tenía los labios de Raquel, sólo ese carmesí de mis días.

    Fue todo un circo el día que me llevó mi madre a ver a un curandero. Apestaba a flores podridas todo el lugar, casi me vomito. El curandero me golpeó con unas hierbas y me escupió un aguardiente barato. Salí corriendo en busca del sol y los labios de Raquel. Encontré el uno, pero no el otro. No sé dónde se habían ido los labios, no los encontraba por ningún lado, me desnudé para ver mejor en mis adentros.

    Pasaron los años y en mis adentros seguían los labios de Raquel. El blanco impoluto de la habitación me hacía llorar. Me perdía en el silencio. Intenté tatuar el carmesí en mi piel: ya no te cortes, por favor, ya no, dijo mi madre ese día. Olvidé el sueño, la vida misma. El océano es carmesí. El color me recuerda unos labios que no sé de quién son. Respiré el océano hasta morir
     
    #1

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