El amoníaco de las palabras

Lo demoníaco de las palabras


Los ingredientes necesarios
para tener éxito infundado,
van de la mano del engaño
y del desconocimiento
de a quienes van dirigidas
las bellas palabras;
que si además se visten de sencillez,
aún las hace más verídicas en su mentira
el seudónimo escogido;
que atrapa, a unos por escépticos
y a otros por creídos;
pero cuando se desnuda la realidad,
unos acceden sin cesar
en busca del falso consuelo,
y otros se ven con la necesidad
de denunciar, sin llegar a faltar el respeto,
y utilizando en lo posible las mismas armas,
para desmontar la pirámide,
aunque el éxito se vea condicionado
por el temor de unos,
y la insatisfacción de los distintos
que quieren observar la irrealidad;
entonces el ser se pierde
en ilusiones que cree realizables,
por el simple hecho
de una imagen impostora,
acompañada de un delirio referencial,
hacia el demonio sacerdote
que los duerme con su amoníaco.

 

Instructiva nota, muy valiosa obra, excelente.

 

Muchísimas gracias Jorge por tu comentario. Un abrazo.

 

Muy bien amigo, es un buen poema que desnuda nuestra forma de ser; aunque es verdad muchos vivimos de idealizaciones otros viven del materialismo en exceso; es un placer poder disfrutar de este talento, cuídate, que pases super bien y chispas estelares a tu pluma...

 

Muchas gracias darwinsin. Se puede vivir con idealizaciones, y además ser consecuente, o como mínimo no cegarse voluntariamente ante la realidad. Si al ser humano le seguimos dando dulces pastelitos, y omitimos la cruda realidad, resultará ser una realidad demasiado dulce para ser cierta, o lo que es lo mismo un total engaño que no beneficia en nada los propósitos e ideales de quienes se esfuerzan por andar en el camino de la realidad y la certeza.

Un abrazo