El afán del refrán.

Defendió la verdad hasta que supo que prefería las mentiras piadosas,
Sembró tormentas, pero no cosechó más que simples lloviznas de verano,
pensó mal de todo, y acertó en nada, y nunca justificó espinas en las rosas,
nunca encontró un buen árbol para arrimarse, menos la mano de un hermano,
jamás estuvo solo porque prefería las malas compañías, esas, las más gloriosas,
y es que siempre le amanecía tarde aunque madrugara muy temprano.

Anduvo con todo el mundo aunque nunca supo quién era,
además vivió pensando ser parte de juez sabiendo que no se podía.
Desconfiaba cuando encontraba sus alambres convertidos en pajarera,
por eso nunca quiso tener uno en mano y prefirió verlos volar en la lejanía,
aunque fueran golondrinas de las que sí hacen veranía.
Por más que nunca se enojara siempre perdía, y el tiempo nada le curara.

Nunca entendió aquello del oro y quería todo lo que brillara aunque no fuera,
hasta que un día hecho pecho a lo hecho, y profetizo en su tierra .
Llego ciego a la vejez por criar cuervos y al final fue zapatero sin zapatos,
Aún así se murió pensando que los refranes eran verdades chiquitas.
[B]porque para él cada día tuvo su refrán y su afán.[/B]
[COLOR=blue][B]Che[/B][/COLOR]