Desde la hondonada

.

En la hondonada de un valle tenebroso
lloran desconsoladas las hojas de un árbol triste
porque no pueden alcanzar al sol que las busca.

Ve la ninfa del árbol el baile de rayos de luz desde la sombra,
y con eso le basta a la dríade para ser feliz.
Pero el cuerpo del árbol necesita ser y estar,
abandonar la soledad que cree que le embarga.

No sabe el árbol torpe, que todo lo tiene en él,
que sólo se necesita a sí mismo y a su ninfa,
y entrar dentro de sí, olvidando el fúnebre exterior.
Ya los rayos llegarán, besando, para despertarlos.

 

La luz siempre llega y quebranta la oscuridad, en tanto esa fuerza interior y un sueño bien son el sustento. Un poema hermoso, esperanzador, un placer leerte Ëvano, un abrazo de orilla a orilla!!

 

Hay muchas clases de luz Ethel, y no sólo el sol la otorga, hay muchas personas (bueno, muchas no) que dan luz... Muchas gracias, se la saluda y desde esta orilla se recoge ese abrazo y se manda otro.

 

un reflejo profundo
que abraza las mañanas,
abrazos
Denn

 

Gracias Dennisse, es usted un cielo. Se la saluda.