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De lo férreo

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Leonardo Vinci, 11 de Junio de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 646

  1. Leonardo Vinci

    Leonardo Vinci Poeta recién llegado

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    23 de Mayo de 2013
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    Un beso triste no era lo mismo que un triste beso. Ella bien lo sabía. Y habiendo decidido no dejarlo salir nunca jamás de sí, lo despediría sin embargo con la mano casi puerilmente de pie en el andén. Así lo besaría, como con una escueta mirada desvaneciéndose sobre unos hombros mudos de mármol; al igual que esa gota elucubrando en el borde de su ojo, si destrozarse contra el piso rompiéndose en llanto ella misma, o caer con sutil cautela sobre el pañuelo que él se llevaría de recuerdo aún sin saberlo. Laura bajaría esa misma mirada estirándose el vestido con las manos, el vestido de flores y ramas delgadas que ensortijaban su cintura; y se acomodaría el cabello repetidamente, tanto como el designio incansable del viento. En un angostarse del pecho como quien se estremece en la oscuridad sin respuestas, ella imploraba a las desigualdades del tiempo; rogaba sobresaltarse sin más retraso con el silbato empecinado del tren; o bien, que el mundo se deformara en un sueño, y lo férreo fuese sólo un pequeño bollo de alambre tirado al costado del andén, como si ambas cosas fueran las caras de una moneda dando vueltas en el aire. Cada tanto, alguien que introducía una valija con los boletos en la mano hacía que ellos se separaran llevando sus miradas a un costado. Será un beso triste, pensaba, el más triste de todos los que conocí o creí conocer. Pero él, que tanto me ha hablado de su tristeza, y que nunca pareció reflejársele en los labios, ni aun cuando me tocara, él, temo que él se vaya más triste que yo. El cielo se descosía impávido a empujones, caían sus rayas de humo sucias y húmedas a colarse igual que lo haría una plegaria entre el silencio de los durmientes. No habría manera de romper ese acuerdo tan antojadizo siempre entre la tristeza y la remembranza, ningún cielo sería infinito y ningún lugar estaría a resguardo. Sería preferible sobrevivir en la tristeza a agonizar en el olvido. Sí, lo quiero, pensó, sintió, mientras el viento tironeaba de sus ropas con la fuerza de lo imponderable alejando y acercando sus insignificantes cuerpos verticales en medio de la estación; porque será un beso triste, tan necesariamente triste como para evitar convertirme en nada sin él; porque así, ciertamente entonces y sólo así, nada, será el nombre de aquella fuerza que de otro modo habría luchado por separarme de lo que una vez existió; y por lo tanto, existirá. Eran las tres, aunque casi por casualidad el reloj de la estación estaba detenido en las tres. Detrás, los tilos se movían silenciosos a lo lejos.
     
    #1
  2. LUVIAM

    LUVIAM Poeta veterano en el portal

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    23 de Noviembre de 2011
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    Evocando momentos triste se vive de nuevo en la tristeza.
    Tu prosa tiene la capacidad de hacerme sentir la nostalgia de una despedída en un beso.
    Tu letras siempre nostálgicas me encantan, ya las extraño
    Te mando un abrazo donde quiera que estès. Regresa!
     
    #2
  3. Elisalle

    Elisalle Poetisa

    Se incorporó:
    26 de Mayo de 2007
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    Mujer
    Una romántica historia y casi siempre las más románticas son más tristes que el beso mismo de la despedida. Son tan buenas las descripciones que haces de los lugares, un andén, una pareja se despide y no hablan de promesa de reencuentro, solo el viento juega con el pelo, su vestido, seca sus lágrimas y hace trizas el sentimiento. Alcancé a enamorarme cuando era chica en los trenes, es que después desaparecieron de mi ciudad y yo sé lo que se siente cuando se despide uno de un noviecito, lágrimas incontrolables, como si aquello fuera el final de la vida y eso que había fecha de un nuevo encuentro. Puedo decirte que me ha fascinado este relato y he vivido recuerdos, he sentido ese frío viento que es más frío en un andén, mucho más si hay despedidas. Cuando el tren se pone en marcha queda todo tan vacío, desolado y los tilos indiferentes ya conocen demasiado esas escenas, se ponen indiferentes. Un gran placer leerte en esta madrugada. Muchas gracias, Leonardo. Buenas noches o buenos días acá.
     
    #3

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