Damas y Caballeros

Damas y Caballeros


El amor es una enfermedad,
locura temporal
que padecen los cómicos
enfermos de frivolidad.

El poderoso impulso
marca lo risible
de la relación sexual.
Cuando el marido
llena de cardenales
el trasero de su esposa,
la dama complaciente
espera al caballero,
que se ofrece
para curarle los cachetes.

Si no con eso queda contenta
pedirá a su enamorado
una prueba de su hacienda;
ciñéndose en el rito
con una reprimenda,
que será aceptada,
mientras el famoso,
da un beso de seda
en la medias de su amada.

Mas, han de saber,
que si el esposo
después de una bofetada,
a la dama da un puntapié
dejándole la cara desfigurada,
su caballero nada podrá hacer
sino decir que fue dama
merecedora del valor,
pero también de la paliza
por desobedecer;
que una dama es silencio,
compostura y discreción,
y si tiene caballero
no menos tiene a su señor.

Si el marido se marcha
por motivos de caza,
guerras o misión,
la dama sabrá dotarse
de castidad y cinturón.

Larga es la lista
sobre las obligaciones
que nos tienen…

Damas y caballeros,
el amor es tan estúpido
como estúpido quererlo,
porque hay esposos caballeros,
estúpidos en justas
que es el fin en este juego.​

 

El matrimonio era la mayor parte de las veces un asunto de familia y sus intereses, y no siempre el caballero merecedor de ser el "legal defensor" de una dama, tenía acceso a sus ansiadas pretensiones... Muchas gracias por el comentario, una síntesis bastante prosaica del tema.