Citas

Hasta ahora, nada me había parecido más idiota que eso de “si le amas, déjale libre”.
Pero recientemente, no sé con exactitud cuando, en qué segundo, minuto o pensamiento o epifanía, lo entendí y, como buena amante que soy, agregaría “te doy mis alas para cuando quieras volar”.
Yo te esperaré aquí, en el mismo lugar de siempre, ya sabes cuál.
No sé si vendrás, al fin y al cabo “existe una cita, aún sin hora ni fecha, yo estaré ahí puntual, no sé si tu”, no sé mucho la verdad, sólo que no podría estar con nadie más y, es que “sin amor, todos los besos saben a lo mismo”, y a mí me gusta el sabor de tus labios.
Saben a nirvana, a paraíso en medio de la séptima paila, a ese castigo que disfrutas merecer.
Y en esta infinita hora de la madrugada, esa que te gustaba usar para verme dormir, acariciarme y pensar sabrá Dios qué, te recuerdo como si fuera un sueño y me preguntó a donde te llevará tu vuelo.
No es que me importe, es sólo que me preocupas, y espero que te cuides, que estés bien, que me recuerdes y que me regales una que otra noche. No es que sea fácil o me conforme con eso, es como echarle limón a la herida, no deja que cicatrice, pero es mi forma de quererte, asegurarte que aún estoy aquí, en el mismo lugar, ya sabes cual, para ti.
Y es que si bien, las palabras se me dan, lo cierto es que es que las caricias transmiten emociones y sentimientos que ningún idioma logrará jamás.
Te mando varios besos, uno para cada día; muchos abrazos, uno para cada noche fría; y todas mis lágrimas, para que cuando las tristezas, los problemas, las desavenencias ataquen, no debas derramar ni una sola de las tuyas, y es que, “te he visto en tus peores momentos y sigo pensando que eres la mejor persona que he conocido”.
“La herida no cicatrizaba porque la sutura estaba hecha de puntos suspensivos”.
En conclusión, aunque siento que “estoy esperando algo que sé que no va a suceder”, porque en el fondo lo sé, es lo único que sé, te espero, te amo, te vivo, te sueño, te muero mi pequeño. ​