Cielos, cielo, ¡cuánto te extraño!

Cielos, cielo, ¡cuánto te extraño!...
Te extraño, como dudo mucho que puedas imaginar o como me puedas extrañar.
Te extraño, y no sé qué hacer con tanto extrañamiento, con tanta añoranza.
Las ganas de verte se convierten en ansia.
Y en caso de verte, no sé si tenga caso volver a verte.

(...) Te extraño sólo como la Luna puede extrañar al Sol,
como las flores a la primavera,
como el cielo a la noche,
como la arena al mar,
como el reloj a las manecillas,
como el tiempo a los recuerdos.

Te extraño, y quisiera no extrañarte.
Yo quisiera nunca haberte extrañado.
Quisiera que te extraviaras de mi mente y de mis pensamientos,
y ya no seas un fantasma entre mis recuerdos.
Yo quisiera que sólo fueras...un extraño.

 

Me ha encantado leer tu poema, con mucho juego verbal y sentimiento. (La palabra "extrañabilidad" no está en el diccionario, correspondería "extrañamiento".

 

Un cordial saludo, gracias por su apreciación! Enseguida lo corrijo.

 

Difícil en verdad arrancarse el amor que se ha arraigado en lo más profundo del corazón. Ese extrañar ambivalente que gusta y duele, el que se quiere olvidar, pero paradójicamente al olvidarse... Se extraña.
Una buena cascada de versos.
Saludos cordiales

 

Tal cual, así es. Gusta y duele, como las cosas malas pero placenteras, que sabes que te matan o hacen daño, pero igual las hacemos. Saludos cordiales.