Blandoretrato Selfie con Corbata Roja

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Me ganas, por fin, vanidad,
al mirarme mirarme
desde el otro lado del espejo,
capturando el fugaz bosquejo de mi semblante.

Tus dedos tan bien pudieron
llevar los míos a atraparme
el higiénico reflejo que es devuelto
desde el marco que está al lado del retrete.

Así, cumplo el contemporaneo rito,
despreciado tantas veces, finalmente cometido,
crímen autoatentado a contemplarme retratado
en la pantalla de la tablet.

¿Y esto colma mi vergüenza
que ahora busco lavar mi conciencia
revolviendo un puñado de letras
queriendo que me calmen?

¿Pretendo acaso ser distinto
creyéndome escritorzuelo retinto,
para no sentirme despreciable?

Sin importar a dónde llegue
con este hilado de palabras,
la verdad resulta innegable.

Soy humano vanidoso,
una especie de Narciso que,
enamorado de su imagen,
no puede evitar caer en el juego
de mirarse en el espejo
y tomarse una selfie
para poder autoadularse.