1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Anna, la durmiente.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por VaN, 29 de Octubre de 2013. Respuestas: 1 | Visitas: 385

  1. VaN

    VaN Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    21 de Junio de 2008
    Mensajes:
    71
    Me gusta recibidos:
    2
    Con las chicas estuvimos caminando por las calles del centro de la cuidad, deambulando y observando, riendo y hablando. Caminamos un par de horas, encontramos callejuelas impresionantes y llenas de colorido vegetal, grandes avenidas atestadas de edificios gigantescos, hombres, mujeres, niños y ancianos por doquier. Miles de tiendas curiosas, de manualidades, de fotografía, de repostería, de ocultismo, de libros. Ahí te encontré.
    Entramos a una librería añeja, pequeña, pero bien cuidada. Estaba atendida por una joven no mayor que nosotras. Soñolienta, nos recomendó algunos títulos a los cuales no presté atención, ya que, mi mirada se encontraba perdida entre los artículos que no eran precisamente de lectura. Maravillada por la cantidad infinita de lápices de diferentes tamaños, colores y funciones; pinceles, espátulas, esponjas y todo tipo de pinturas y pigmentos. También había cuadernillos de dibujo, de escritura con motivos variados, de tanto en tanto un par de croqueras aparecían tímidas, de tanto en tanto aparecían libretas o agendas. Polvorienta entre estas singularidades, estabas tú. Una gran libreta empastada a la antigua, tapa dura con forro de cuero azabache, detalles y ornamentos herbáceos que parecían reptar sobre tu lomo y que a la luz relucían en tonos argentados. Una correa te cruzaba a lo ancho y sin embargo nunca cumplió su función de protegerte, porque perfectamente podía distinguir tus hojas oxidadas, así como otros detalles e imperfecciones que te hacían lucir extrañamente bella y enigmática.
    Ahí me enamoré de ti, a primera vista, pasionalmente. Mis manos de muchacha ardían de deseos de poseerte, de tomarte y solo al poder hojearte sentiría felicidad. Mis amigas aún ocupadas en su continuo preguntar, no notaron mi excitación e ignoraron completamente la necesidad que mi espíritu sentía por ti. Pero no fui completamente inadvertida en mí fantasear. A dos metros de mi un hombre de aspecto intelectual, ataviado en su traje de dos piezas, con parches en los codos, calzado acorde a su imagen, cabello cano y sonrisa velluda. Se le notaba cansado, con barba de tres días y su mirada extraviada pero que, al mismo tiempo, dejaba entrever una sonrisa amigable, una expresión sacada de alguna pintura renacentista. Con una mano afirmaba un tirante del bolso de cuero que debía pertenecer a tiempos inmemoriales, se notaba por su abultamiento que no llevaba pocas cosas.
    Te acerque a mi pecho y le sonreí de vuelta al personaje de apariencia letrada. Mirándome nuevamente, pero esta vez concentrándose en ti, me dijo un escueto “buena elección” y se fue. Se despidió de la chica del mostrador y al salir por la puerta sacó una libreta muy parecida a ti. Ahí desapareció, o quizás no vi cuando se fue.
    Te abrace firme y a paso lento comencé a caminar en dirección a las chicas. Les mostré tu figura pero ninguna pareció entusiasmada contigo. Mire a la encargada y le hice entender que te quería conmigo. Luego de las transacciones y de las despedidas salimos de la tienda y el sol de mediodía alumbró nuestros rostros. Mis ojos delicados por el cambio se posaron sobre ti, ahora eras mía, ahora podría hojearte con propiedad.
    Abrí la primera página y decía un texto que no comprendí en ese instante. Letras manuscritas y un título, tu nombre: “Anna la Durmiente”.
    Por mi mente vagó ese nombre todo el día. Intenté explicarme porque estabas escrita, quién te había deflorado. La caligrafía que componía el rótulo tono sepia, era tan misteriosa como el significado de su contenido.
    Caminaste conmigo y con mi mente distraída el resto del paseo juvenil. No atendía a las conversaciones de mis amigas mas que para responder lo estrictamente necesario. Me tenías embrujada, cada detalle de mi rededor era nuevo y me entregaba trazas de respuestas que nunca pude entender, tu misterio, tu posesión, la inmensidad de todo cuanto se me cruzaba. En eso te has convertido con el paso de los años.
     
    #1
    Última modificación: 31 de Octubre de 2013
  2. Rogelio Miranda

    Rogelio Miranda Poeta que considera el portal su segunda casa

    Se incorporó:
    9 de Julio de 2012
    Mensajes:
    3.840
    Me gusta recibidos:
    538
    Género:
    Hombre
    VaN, grato felicitarte por tu excelente prosa.

    Saludos,
    desde Panamá.
     
    #2

Comparte esta página