Al día siguiente...

Anda…
Con tu melancolía de arpas
desentrañas el humor del agua.
Ojos de cascada.
Unas manos solas, frías como la moneda,
en la baranda de los desamparados.
Como la estación. La alameda.
Como tu esperanza de volverlo a ver.
Duermes como en cuerpo ajeno,
llorando hasta las 2 de la mañana,
el piso del baño está frío,
un grito que raja compases.
El alba te sorprende en la ducha.
Vas desconsolada como una
taza de té a la escuela.
La inteligencia no sirve para nada,
las promesas ya no saben
a cacao. Las pisadas del taco
traquetean sin eco.
La calle se hace inmensa,
las tiendas se hacen enormes.
Siempre fue poco tiempo.
Siempre. Los ratos libres saben a aceite.

 

Excelente tu poesía.

Saludos.

 

Es la vida, crecer y chocar contra el mundo.

Gracias por el relato de la existencia.