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A 15 metros de profundidad

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por VagoGame, 18 de Julio de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 384

  1. VagoGame

    VagoGame Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    24 de Marzo de 2012
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    Qué triste saber que las cosas tengan un final trágico, más a aun, cuando sientes que todo era perfecto. La vida me ha dado un gran golpe, no sé si podré recuperarme de ello. Si dios me escuchara le pediría que me borre la memoria, o sino, decirle a la muerte que me permita estar de vuelta con José.
    La idea de pasar la vida con él me gustaba y a José mucho más, siempre me decía que quería tener muchos hijos e ir a vivir tranquilo en una casa en el campo, pero, antes de eso comprarse un auto y así llevar a nuestros futuros hijos a la escuela.
    Como verán mi aspiraciones son tal cual es mi personalidad, sencilla, según José (que en paz descanse) eso lo atrajo asía mi como un imán y complementado, también, con mi perspicacia y sarcasmos, era su mujer ideal. El me regalo algo que no podré olvidar sus sueños, imaginaciones y fantasías. Él no era como lo demás, parecía loco, pero si lo analizaba bien era de pensamientos laterales y abierto aun mundo y sus diminutas infinidades, según como José siempre lo decía.
    Lo extraño y solo es la primera noche que estoy sin él, su ausencia me quedara grabada en la memoria y su recuerdo conlleva un sentimiento que me revuelve el estómago con un pronunciado eco del ayer, trazando un antes y después desde el accidente. Nunca nada será lo mismo. Y lo peor es que me culpo una y mil veces por su muerte, fui tan egoísta en salvarme yo misma y no mirar atrás como el hombre que tenía pensado que fuera mi marido y padre de mis hijos, se ahoga en unos quince metros de profundidad. No quiero ni dormir porque tengo miedo a que los recuerdos en el sueño sean tan intensos que sienta que me podrán matar.
    Solo él y yo, en unas vacaciones maravillosas, alejados de las problemas, de los horarios, de lo cotidiano, de los ruidos y todas las molestias que el trabajo y la cuidad acarrean. Entonces, José decidió abandonar todo eso y escaparnos del mundo por unas semanas; por medio de un paisaje a un pueblo en las nieves, que era tan inspirador para José se percibía por momentos como los pensamientos de él fluían como viento en la cima de la montaña, y como una violenta cascada fundía sus ideas o pensamientos sobre pareles para no olvidarse luego que pase el placer del lujo espiritual que estaba poseyendo su mente y cuerpo.
    No fue hasta el martes, treinta de abril. A las ocho y media de la noche aproximadamente, en que recuerdo vagamente estar discutiendo mientras el conducía, no sé qué fue lo que hablábamos pero lo recuerdo nada más como un sueño, y en ese mismo recuerdo una idea igual de vaga de estar como segaba de rabia por alguna razón previa, los rompecabezas de mis recuerdo apenas se arman. Luego recuerdo estar suspendida en el aire por un segundo y después agua solo agua y desesperación, creo que en ese momento reaccione por instinto porque siento hasta ahora que la mujer que salió del auto no fui yo, yo más bien estaba siendo testigo en un marco de tercer plano como una mujer sobrevivía hasta que después me di cuenta de que era yo, entonces, caí en la más dura realidad. Reaccione y en la ruta intente pedir ayuda. Justo un hombre pasó en camioneta me puse en su camino, gritando y agitando los brazos dije:


    • “¡El carro, señor, el carro!”. El carro, el cual el hombre no veía por qué estaba tocando fondo en el lago.

    Finalmente, las contusiones y golpes sumados a una crisis nerviosa hicieron que me desmaye y despierte en un hospital. Hay me entere que José no puede contar esta historia conmigo y que por desgracia me salve escapando por la luneta trasera. Dicen que me encontraron como loca y que insistía que José había salido del auto antes de que se hundiese en el lago Antonio Maipú. Mi vida quedo en esas aguas, al igual que el cadáver de José a quince metros de profundidad, me encuentro en mi auto estima y como él no tengo escapatoria. Solo pido que la muerte me permita estar con él.

    Dedicado a los conocidos y familiares de Rodolfo Días Santana, ciudadano argentino radicado en México, muerto el jueves 16 de mayo de 2013.
     
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