Sueños rotos

Otro día de trabajo
en un teatro del pueblo,
se apresura el limpiador
para cumplir su misión
con alegría y esmero

Es difícil su labor
pues lo ataca la nostalgia,
debe barrer el tablón,
limpiar bien un altavoz
y desempolvar butacas

Soñó con ser un actor
en su juventud temprana
y al terminar su labor
da un salto de frustración
hacia aquel piso de tablas

Tira al piso el trapeador
y en un héroe reencarna,
corre a salvar a su amor,
en dura persecución
contra el villano que ataca

De pronto, para la acción,
mira el teatro vacío
y un silencio abrumador
se apodera del salón
tras esos pasos perdidos

Maldiciones a la suerte
o a la falta de talento,
tanto y tanto se esforzó
y por mucho que voló
nunca pudo ser el viento

Una lágrima se escapa
temerosa del enojo,
luego tendrá que limpiar,
como algo adicional
un montón de sueños rotos

Corre a salvar a su amor
que sufre con el villano,
tras una dura pelea
se declara vencedor
dándole abrigo en sus brazos

Y termina su actuación
secando su propio llanto
y las butacas vacías
lo premian con un aplauso,
se oye un grito de emoción
de un altavoz olvidado
que detrás de una cortina
estremece aquel salón
con exclamación de ¡Bravo!​