Sinfonía Agónica

Alzas la vista hacia el sol, la lágrima cae, con ella el temor. Y el lamento empieza a hablar,
y su ira sigue a más, cruzando los horizontes de mil mundos, entrevolviéndose en una canción infinita, desplegándose en una melodiosa asonancia tan chica como una montaña, ya tan grande como tu lágrima.
Y no resistes el impulso, te miras en el espejo, donde el duende te aconseja ¿Te aconseja o te trampea? Cruza las puertas infranqueables donde yace lo insondable, enfrenta tu ser y tu haber, lo que fuiste o pudiste ser.
Este cáliz beberás, a una gris nota de loca esperanza te aferrarás y los fantasmas de tus mundos ascenderán. Hasta tocar tu corazón, ese negro corazón, ya dorado por el baño alegre de tu llanto. Y vuelves esplendorosa, cual Eris sonriendo ante Troya.
Y ahora es silencio, cabalga contra el viento, que pega con tu pecho. No te desanimes, Avanti y Più Avanti! Sigue así, que ya soñaste.