Sin sentido

Sin sentido

En éste ruido de mesas se seca un té viejo
de esos que no se pueden coger,
y el agua hervida, café, se hace un pantano de frío
que observo como si me estuviera cubriendo
como si el líquido fuera magnitud de acantilado.

Alcanza una silla siéntate frente al té
como un abuelo y su plato blanco sólo con un huevo,
el plato con hambre una tele sin antena
con el ruido de la señal interviniendo
lacerando los oídos como polillas de peste.

Las máquinas futuristas con sus órganos colgando
haciendo de sus notas trombones sin cabeza,
música para un cortometraje rojo,
para recordar que estás viva o para
olvidar que aún temo al hablarte.

Me tomaré ese café frío cuando lo haga,
caerá por mi garganta como un vagón inerte
por entre los rieles dañados con óxido,
con un pasajero de familia sin personas,
para asimilar la sensación
de nunca haber poseído la cuchara para revolverlo,
puesto que es de un amargo y estático
que no se remueve su gusto a lamer metal
ni con un árbol de azúcar naciendo en la tasa.

 

Triste poema melancólico y bien editado saludos

 

Un gusto leerte, amigo. Abrazos.