Refugio artificial

Mañana radiante de felicidad, brillo encantador en cada sonido de la naturaleza.
La magia de este día comienza con una sonrisa, observo el fino rocío sobre las rosas, como un abrazo.
Cierro los ojos e intento alcanzar las nubes, me pongo de pie y comienzo a flotar en el aire. No me impresiono, me quedo fascinada. Las alas de mi corazón se fortalecieron y ahora me iré lejos.
Durante el viaje, reflexiono sobre mis errores. Yo fui lastimada, pero también se como lastimar.
Desde el cielo divino, puedo ver muchos lugares confortables. Continúo un poco más allá de mi imaginación voraz.
De repente, un maravilloso lugar llama mi atención. Veo un puente, una fuente de los deseos con agua cristalina, flores de todos los colores y mariposas que parecen danzar. Ahí voy a estar.
Silenciosamente, mis pies comienzan a dar sus primeros pasos dentro del paraíso. Todo lo que podía contemplar era perfecto. No había nadie más.
Estoy sola, navegando en mis sentimientos. El poético mundo.
Así lo creé, calmo y mudo. Porque todo lo entendía cuando creía en este lugar… me conozco mucho más.
Siempre fui yo, pero antes me sentía censurada.
Cuando pienso en el océano, me planteo mil dudas. Cuántas criaturas hermosas y fantásticas existen. Cuántas veces cerramos los ojos para no creer, solo porque tenemos miedo.
Yo creo, sus vidas y la mía son reales.
Yo sueño, sus sueños y los míos son inmortales. Como el paraíso.