Quisiera saber.

Me preguntaba cuántos pasos dabas antes de doblar la esquina. Cuántas veces perdiste las alas intentando salir de esa jaula. Cuántas veces te hiciste un porro sin consecuencias a la izquierda de tu pecho.

Me preguntaba cuántas veces sonreíste con tristeza y nadie se dio cuenta. Cuántas veces has tenido que aguantar tanto peso al hombro que te torciste la vida. Cuánta cerveza tienes que beber para aprender a llorar lo que duele.

Me preguntaba cuántos kilos de dudas llevas en el estómago. Cuántos hilos de odio te cortan la sangre. Cuántas noches en vela pasabas deseando que te cambiaran la vida.

Me preguntaba qué harás cuando la tristeza duerme contigo, cuando intenta meterte mano aunque te niegues y te acabe violando. Qué harás cuando desde el suelo veas tanta altura y no te creas capaz de levantarte. Qué harás cuando llegue y te diga que quiero quedarme.

Me preguntaba si ahora que estamos hasta el cuello de suerte querrás que te abrace todo el tiempo que me permitas. Ahora que te miro y resuelvo yo mis propias dudas averiguando mis respuestas sobre tu pasado con nuestro presente. Ahora que quiero. Estar. Ahí. Sin más.

 

Disyuntivas que esperan respuestas sólidas y contundentes. Un placer leer y dejar mis saludos cordiales.

 

Poco a poco en tus escritos sigues desvelando tus planteamientos, tu visión de la vida, de los sentimeintos. Me gusta ver el tono más alegre de estos últimos escritos en comparación con lo primero que te leí ("No tengo pinta de ir a mejor").

Me he parado a comentar aquí porque creo que en este escrito has plasmado un sentimiento de atención hacia la otra persona intenso y de un enorme valor y además con frases que realmente hacen sentir y llegan hondo. Lo leo como un escrito de apoyo, de entrega casi elegida, deliberada, de verdadera preocupación e interés por la persona.

Últimamente me preguntaba por qué cuando te enamoras de alguien resulta que sin saber por qué el afecto de esa persona se convierte en lo más valioso del mundo, en algo que puede defenderte de casi cualquier cosa. Y partiendo de esa idea pienso que realmente el afecto de cualqueir ser humano debe de ser así de valioso, solo que no lo percibimos o en el caso de la mayoría de la gente no nos importa o nos importa muy poco. Desde luego, aquí no queda ninguna duda de que ese afecto que muestras es así de valioso y apostaría a que este escrito, si ha llegado a quien debe (y quiero uponer que sí) es un regalo que ya nadie le podrá arrebatar y, sigas tú ahí o no, le defenderá de muchas cosas.